martes, 14 de julio de 2009

ASÍ LO VEO DESDE ACAPONETA

Urge combatir la prostitución infantil
Por: Juan Fregoso.
El tema de la prostitución no es nada nuevo y desde esta perspectiva pareciera no ser noticia de interés general, sin embargo lo que nos llama la atención es la proliferación de muchas jovencitas que apenas rondan entre los 13 y 14 años de edad que se dedican al comercio carnal por unos cuantos pesos y a veces hasta por un regalo insignificante; sus favores los ofrecen especialmente a hombres maduros, entre los 60 a 70 años. Me das una nieve, me das cien pesos para que esta noche no duermas solito, le dijeron dos chamaquitas a las que apenas se le apreciaban sus incipientes senos, a un comerciante. Por supuesto que el señor accedió a darles la nieve pero no los cien pesos; son puras chingadoras, son de la comunidad de Sayulilla…así las verás a diario, pidiendo dinero a cuanto parroquiano se le acerca. La verdad son todavía unas niñas, reflexionó aquel comerciante, como para que anden en estos trotes exponiéndose y exponiendo la salud de los hombres que con tal de “comer carne fresca” se avientan el volado. Y como ya lo decíamos al inicio de esta entrega el tema de la prostitución no tiene nada de nuevo. Echemos un vistazo al pasado. La gran época de las cortesanas en Grecia fue el siglo IV antes de J.C., cuando Friné posó ante Praxiteles para su estatua de Afrodita, cuando Aristipo vive con Lais y Glicera es la musa de Menandro y el filósofo Epicuro goza de la vida con la hetaira (prostituta) Leontina. Muchas de estas mujeres lograron acumular grandes fortunas y alcanzaron, inclusive, posiciones sociales y políticas, pero eran la excepción. Para las prostitutas comunes, la vida era la misma, dura y llena de penurias. Las hetairas tienen la reputación de haber seducido a los hombres menos por su belleza que por su espíritu. Lais fue una de las más famosas prostitutas. Posó para varios artistas y se decía que “era la mujer más hermosa que se hubiera visto”. Decían que sólo se entregaba a quienes amaba y que cuando Demóstenes le ofreció 10 mil dracmas (unidad monetaria de Grecia, sustituida en 2002 por el euro) por pasar la noche con ella, Lais lo rechazó. Sin embargo, cuando el filósofo Diógenes se interesó en ella, se acostó con él por nada. Supuestamente Diógenes vivía en un barril y repudiaba el dinero. Cuando murieron sus amantes y ella se acabó su dinero, Lais se convirtió en prostituta común, ofreciéndose por dos o tres dracmas. A la edad de sesenta años, se enamoró apasionadamente de un joven de veinte. Lo siguió a Tesalia y ahí se le ofreció en el Templo de Venus. Esto escandalizó a las mujeres del lugar, quienes la apedrearon hasta matarla. Retornando al presente ahora vemos que los papeles se han invertido, aunque no mucho. Niñas de 13, 14 y hasta de 12 de años venden su cuerpo sin ningún pudor a hombres mayores, casi ancianos. Ellas no piensan en las enfermedades de transmisión sexual que pueden contraer, su inexperiencia las lleva a realizar el acto sexual sin las medidas profilácticas adecuadas; tampoco logran amasar grandes fortunas en el ejercicio del oficio más viejo del mundo, ni tampoco posiciones sociales o políticas como Friné, Lais, Glicera y Leontina, a lo más que llegan es a convertirse en piltrafas humanas pues terminan siendo infectadas por el sida, sífilis y otra serie de enfermedades venéreas, ya que su corta edad no les permite medir las consecuencias de sus actos. Por eso urge que las autoridades de salud pongan mayor atención en el fenómeno de la prostitución infantil que ha ido creciendo de manera alarmante en el municipio de Acaponeta, aunque pensamos que este problema no es privativo de una comunidad determinada, el flagelo se ha extendido por todas partes y se requiere tomar las medidas pertinentes.w

LA VIALIDAD DE ACAPONETA, UN CAOS QUE PUEDE SER SOLUCIONADO

Ya ha venido insistiedo sobre la urgente necesidad de reformar la vialidad de las calles del centro de Acaponeta, principalmente el área alrededor del Mercado “Ramón Corona”. Hemos mencionado insistentemente que se hace urgente cambiar las rutas de los camiones, microbuses y colectivos que van parando –sin orden, ni concierto—en esquinas y bocacalles de esas céntricas arterias. Del tramo que corre de la calle Hidalgo a la calle Corona, es decir, apenas cuatro cuadras, en ocasiones los conductores de los vehículos hacen entre 20 y 30 minutos de tiempo, lo cual es exagerado y penoso. Sabemos que mucho de este problema radica en el cierre temporal de ciertas calles por arreglos en el empedrado. Sin embargo, aún si no fuera por eso, el conflicto es merecedor de ser atendido por la autoridad municipal, la delegación de tránsito, la misma ciudadanía y, por supuesto, los comerciantes.En esta temporada navideña que ya está encima, las cosas se pondrán peores, primero por la llegada de decenas de vehículos que traen a nuestros paisanos y amigos, que aumentará significativamente, aunque sea por unos días el parque vehicular de la ciudad; y segundo por el cierre por más de 15 días de las calles Allende y Matamoros –la primera, de manera especial pues es salida de los carros que vienen de la plaza y del sector oriente de la ciudad--. De hecho, me atrevería a proponer que durante toda la temporada navideña, si no este año porque ya no hay tiempo, sí de los siguientes, que todo el centro de la ciudad, entendido este como los alrededores del mercado “Corona” y las calles México y Veracruz, permanezcan cerradas de las calles Hidalgo a la Matamoros o Corona, haciendo un eficiente estudio de vialidad que luego de entrado el mes de enero pudieran continuarse los cambios por el resto del año. De esta manera, los comerciantes tendrían toda la temporada de fiestas de navidad, fin de año y reyes, con sus productos en las banquetas y arroyos vehiculares en bien organizados tianguis y atractivas acciones comerciales. Cuidando que se permita el paso a los proveedores y promoviendo o concesionando algunos espacios o predios para estacionamientos públicos, como los que ya se ven en Acaponeta.Considerar también los cambios de circulación de algunas calles o de plano reestructurar todo el sistema vial de la ciudad y si este no existe crear uno que evite las aglomeraciones y embotellamientos que ya se ven y todos sufrimos.No estaría de más pedir el consenso de la población, que finalmente es la que hace los cambios. Mandar a los transportes públicos por vías alternas de las calles México y Veracruz, sobre todo ahora que ya las calles Puebla y Oaxaca están rehabilitadas. Fomentar el programa “uno y uno” en las esquinas y colocar señalamientos para algunas calles como la Jalisco, que ya arreglada es una buena opción para funcionar como “libramiento” que evite el mercado “Ramón Corona” y saque de la ciudad los autos que van a Huajicori o a la zona poblacional que esté después de la vía del ferrocarril. Que de alguna manera la autoridad municipal y transito del Estado, regulen la carga y descarga de productos en el mercado, los cuales ahora son un desorden que provocan caos vial.Las reformas y los cambios siempre nos atemorizan, pero ahora no hay mayor terror que meterse al mercado, donde otro de los grandes problemas es hallar espacios para estacionar los autos. Meditemos sobre ello, vale la pena.

CURIOSIDADES DE LA HISTORIA DE ACAPONETA

Como en todas las historias que al paso de los años se van trnsformando en leyenda, existen algunas que además tienen tintes simpáticos que mucho nos hablan del costumbrismo de los pueblos. Una de estas curiosas narraciones data del primer cuarto del siglo XIX y es relatada por el inglés W.H. Hardy, incansable viajero que vino a México de apoderado de la General Pearl and Coral Fishery Association of London e hizo tremenda travesía a pie procedente de Veracruz con la meta de llegar a Sonora, buscando perlas y corales y que duró del 7 de mayo de 1825 al 7 de mayo de 1828. El 11 de enero de 1826, hace casi 183 años a su paso por Acaponeta, reseña lo siguiente que consigna en su libro "Historia General de Acaponeta", el historiador y arqueólogo Francisco Samaniega: <<...tuvimos que seguir hasta San Antonio (hoy Tierras Generosas). Hizo un calor tremendo durante el día; el termómetro marcaba 93 grados a la sombra; sufrimos mucho por eso y porque el camino era muy polvoso y estaba plagado de garrapatas. Continuamos el viaje desde San Antonio, donde solo hay una choza; avanzamos una legua y nuestras mulas empezaron a subir la empinada ribera del río Cañas (en realidad del río San Francisco), pisando con cuidado por los grandes hoyos que parecían pasos hechos por las sucesivas patas de animales y que los protegían de resbalones. El Cañas es un río muy pequeño; al otro lado, la carretera es muy pesada y pasa durante tres leguas por una hondonada; después de la grieta está el río Acaponeta; tuvimos que vadearlo y entramos al pueblo con ese nombre a las ocho de la noche. Nuestra jornada fue de veinte leguas sin comida y sin agua. No había mesón para alojar a los viajeros y nos dirigimos a la casa del alcalde, quien debe asignar, en casos semejantes, un alojamiento a quienes llevan pasaporte. Nos llevó a una terraza cerca de la cárcel, pero en ese pueblo eran tan inhospitalarios, que ni el mismo carcelero se dignó a abrirnos la puerta. Me vi obligado a dormir a la intemperie. Antes de resignarme a ello (y sabiendo que en este país los curas tienen buenas casas y buena mesa) me dirigí a casa del prelado, para ver si se trataba de un buen samaritano. Cuando me aproximaba, oí voces femeninas que reían. Con todo, me aventuré a golpear la puerta y un gruñido me preguntó: ¿quién es?>> Contesté: <>, <> (sic) fue la respuesta, a tiempo que empujaba la puerta de un puntapié. Regresé a mi "alojamiento", cené bien y me dispuse a dormir, no sin antes colocar mi pistola y mi espada a mi lado. Precaución que consideré necesaria debido al tipo de vecinos que tenía en ese lugar. 13 DE ENERO Dejé Acaponeta a las seis. Debido a los numerosos caminos trazados por el ganado, no hay ninguna marca que distinga el camino principal; por ello es fácil equivocarse. Seguimos a galope y llegamos al pueblo de La Bayona a las siete, donde nos detuvimos a desayunar. Después cruzamos el río del mismo nombre que a menudo no tiene límites claros. Sirve de límite entre dos provincias, al de Jalisco o Guadalajara (antes Nueva Galicia) y la de Sonora (sic, en realidad, de Sonora y Sinaloa), aunque algunos alegan que es el río Cañas la frontera. Aquí la forma de acarrear agua fresca a las Cañas es a lomo de mulas, en dos grandes odres cuyas partes inferiores casi van rozando el suelo. Estos odres no resuman, y sustituyen a los cántaros de barro que cargan hombres o mujeres en todas partes del país al sur de Acaponeta. Durante el camino cruzamos muchos lagos de agua salada ya secos (el Valle de la Urraca); en uno logré matar con grandes esfuerzos un armadillo. El calor era intolerable...>> Supongo que mucho hemos cambiado, pues hoy Acaponeta tienen en sus pobladores a gente generosa que se entrega y es amable con el visitante. Fuente: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo.

COMO EN EL PASADO...

Recordando lo sucedido un lunes 29 de diciembre del 2008 por la noche, el tiempo se detuvo frente al Templo de Nuestra Señora de la Asunción de esta noble y leal ciudad de Acaponeta, pues de la nada apareció una muy atractiva calandria que llevaba en su interior a una preciosa quinceañera que por momentos trasladó a los que presenciamos la escena al México del siglo XIX, ya que al frente de la calandria iba un caballerango que conducía la calesa hasta las puertas mismas del templo, donde se oficiaría la ceremonia religiosa en la cual la señorita sería presentada en sociedad. No faltaron los suspiros de alguien que comentó: ¡Ah, que tiempos Señor Don Simón! Fuente: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo

MÁS CONCIENCIA POR FAVOR

No es privativo de Acaponeta, pues en todos lados se cuecen habas y es que en todo el país, existe un menosprecio a los espacios que son propios o fueron destinados a las personas con discapacidad. Dos dos cosas han sucedido en la plaza principal "Miguel Hidalgo". Primero: hace años el Club Rotario, queriendo hacer una labor altruista colocó dos palmetas en las alas norte y sur del "cuadro", destinando sendos espacios de estacionamientos para la gente con alguna discapacidad. No es necesario decir que muchos no respetaban de manera regular esos cajones de estacionamiento, pues desgraciadamente no hay actitudes positivas en ciertas personas. Hay que decir también que las palmetas no eran suficientes, pues solo "apartaban" el lugar, pero no había un acceso digno para gente en silla de ruedas, por ejemplo. Si por desgracia alguien con esa problemática llegaba a la plazuela, era posible que hallara lugar para su auto, pero no había manera de subir a este espacio por no haber rampas adecuadas. De hecho, una de las palmetas --la de la calle Hidalgo-- desapareció con el tiempo, producto tal vez del golpe de algún vehículo. La otra sobrevivió hasta la fecha. Con la construcción de la nueva plaza, se consideró la colocación de una rampa, que ahora está en una de las esquinas de la plaza, pero que regularmente desaparece pues no falta un inconciente que, con el importamadrismo pintado entre ceja, oreja y su méndiga abuela, estaciona su carrote impidiendo el paso. La palmeta debería ahora ser recorrida hasta ese lugar, aunque igual, el que no tiene actitud, hará lo mismo con palmeta o sin ella. Más conciencia señores. Fuente: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo

OPERAN A TECUALENSES CON LABIO LEPORINO

EL DIF DE TECUALA SI TRABAJA
Después de una intensa campaña de difusión en periódicos y en medios electrónicos, donde el DIF Municipal de Tecuala invitaba a todos aquellos pacientes que sufrieran de paladar hendido o labio leporino a ser atendidos en una campaña intensiva de intervenciones quirúrgicas, esta institución logró que se registraran dos personas.Los pacientes fueron valorados por personal del DIF Municipal, que preside la señora Estela Trujillo de Parra, siendo canalizados a médicos provenientes de la Ciudad de México, que ofrecieron sus servicios en el Hospital Regional del Seguro Popular de Santiago Ixcuintla, hasta donde fueron enviados los enfermos.Al hospital del Seguro Popular de Santiago Ixcuintla asistieron pacientes de muchos municipios dentro de Nayarit. La jornada de operaciones fue del 6 al 8 de julio del presente año, contando con el trabajo gratuito y desinteresado de profesionales de la medicina de la Ciudad de México.El paladar hendido es un defecto congénito de las estructuras que forman la bóveda palatina, y es característico por una hendidura o apertura en el paladar superior. El labio leporino y el paladar hendido pueden presentarse simultáneamente pero también pueden ocurrir por separado. La apertura en el labio o el paladar puede ser unilateral o bilateral.Durante el desarrollo fetal la boca se forma durante los primeros tres meses del embarazo. Durante este tiempo, las partes del paladar superior y el labio superior normalmente se unen.Cuando la unión no se completa es cuando se presenta en el niño el labio leporino, paladar hendido o ambos. La signología es por demás obvia, y se detecta inmediatamente al nacimiento. (DCS Tecuala)