miércoles, 25 de noviembre de 2009

CRECE EL NÚMERO DE ARTISTAS DE ACAPONETA

Otra de las cosas muy buenas que tuvo el XVIII Festival Cultural de Nayarit en Acaponeta, ya de muy buen recuerdo y grato sabor de boca, fue que dejó nuevos artistas en ya muy nutrido firmamento artístico e intelectual del municipio de las gardenias. Primero, fue grato saber que el ganador de los juegos florales del festival era Rodolfo Guerrero Quintero, quien heredó el mote de su señor padre "El Kay". No sabíamos que le daba por las metáforas y la métrica lírica, pero habremos desde hoy sumarlo a las listas existentes. Otros dos artistas que nos dejaron gratamente sorprendidos por sus creaciones fueron los fotógrafos Alonso Benítez y Christian Burgueño, quienes expusieron sus gráficas en uno de los salones de la Casa de la Cultura, y no sabemos hasta cuando se mantenga en exposición la muestra, pero vale la pena acercarse a este espacio cultural y admirar el trabajo de ambos. Que bueno que también se dio espacio a pintores como el joven Pedro Vázquez y Adriana García, esta última de la vecina población de La Concha, Sinaloa. Enhorabuena y un aplauso para todos. (PEPE MORALES)
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ESTACIÓN DEL FFCC EN ACAPONETA, MONUMENTO HISTORICO

Ojala que ahora que se sabe que existe la posibilidad, en el marco de las fiestas del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución, de hacer de la vieja estación del ferrocarril, un espacio destinado a la cultura, esencialmente un museo, los funcionarios municipales hagan la parte que les corresponde, las gestiones necesarias y los apoyos que sea menester ofrecer para triunfar con la propuesta.
Es sin duda alguna uno de los edificios más bellos del municipio y me atrevería a decir que del Estado, ya que por su arquitectura norteamericana, de estilo californiano e influencia hispánica –recuérdese que el tendido de las vías férreas y la construcción del edificio se debe a la empresa estadounidense Western Pacific Company, que luego pasó a ser el Ferrocarril Sud Pacífico--, es considerado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, monumento histórico y tiene amplios salones que alguna vez fueron salas de espera, bodegas y oficinas, que bien pueden albergar un museo comunitario sobre el propio tren y el significado que tuvo para Acaponeta, este sitio a donde llegó la cultura y decenas de miles de pasajeros que compraban las canastitas con matas de gardenia, que le dieron a la ciudad el mote precisamente de Ciudad de las Gardenias. No es esta una idea propia o un experimento, pues ya existen y con gran éxito, muchos museos que funcionan en antiguas estaciones del tren, entre otros: la Estación Palabra Gabriel García Márquez, de Nuevo Laredo; el Museo Nacional de los Ferrocarriles de Puebla, el Museo del Ferrocarril de Torreón, Coahuila; el Centro Cultural González Gallo de Chapala, Jal. o los museos ferrocarrileros de Otumba, México y Aguascalientes. La estación local es uno de las cuatro consideradas en Nayarit para ser rescatadas, las otras son las estaciones de Ruiz, Ahuacatlán y Tetitlán.
Hoy día los museos, están muy lejos de ser esos espacios, llenos de piedras, huesos y fotos viejas, que se van llenando de polvo, comején y humedad. En estos tiempos los museos son espacios interactivos que involucran la participación de todos, se llenan de talleres que funcionan y exigen productos. La participación ciudadana es indispensable para el éxito de esos espacios, pues no solo la exposición de temas, fotografías y arte se muestran en los museos, también los problemas del drenaje, la migración campesina, la economía doméstica o el precio del frijol y del sorgo, todos los temas caben, al igual que las personas y sus recuerdos. Incluso los museos modernos brincan sus muros y llevan sus propuestas, exposiciones, charlas, ideas y debates a las plazas públicas, emigran a la sierra, a la parcela, a los patios escolares y en el afán de llevar y recoger cultura se enriquece y beneficia a la población.
Nos hacen falta espacios así en Acaponeta o en la comunidad desde donde el amable lector nos sigue, los intentos que se han hecho al respecto han sido buenos en su momento pero resultaron infructuosos y efímeros, pues desaparecieron y en lugar de brillar y generar significados para el culto pueblo de Acaponeta, se llenaron de polvo y olvido y terminaron por desaparecer, como aquel del Fonapas frente a la plaza principal. Actualmente existen en la Casa de la Cultura "Alí Chumacero", dos museos que tienen la particularidad de que nadie los visita, pocos conocen, no crecen, ni prosperan o evolucionan y simplemente son lugares desperdiciados y sin sustancia, que ocupan el lugar donde debería haber talleres o salas destinadas a la enseñanza de la plástica, la escritura o la oratoria, hablo de los museos Guillermo Llanos dedicado al poeta y periodista, y el de Agapita Jordán, maestra de piano, ambos ya fallecidos y personajes importantes de la cultura acaponetense del siglo pasado. Esos museos ya no funcionan, pues nada producen, solo exhiben objetos propiedad de los mencionados. Por ahí escuché que el éxito de un museo no depende por el número de objetos que expone, sino por el número de visitantes a los que ha enseñado alguna cosa. Estas salas de exposiciones deben cambiar o de plano desaparecer. El rescate de la vieja estación es una oportunidad única que no debe desaprovechar el Ayuntamiento local, que nos inviten al pueblo a construirlo, que así es como funcionan los museos modernos. (PEPE MORALES)
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