domingo, 10 de enero de 2010

¿DONDE ESTA EL DIF DE ACAPONETA?


AUMENTA EL NUMERO DE POBRES EN ACAPONETA ANTE LA INDIFERENCIA DE NUESTRAS AUTORIDADES
Por Juan Fregoso.
Es realmente deplorable ver por las calles de la ciudad a infinidad de pobre o indigentes que carecen de ingresos que les permitan surtir cuando menos su canasta básica para satisfacer sus más elementales necesidades, mientras las instancias gubernamentales se desentienden de este problema social, puesto que todo indica que no les importa en lo absoluto el estado en que sobreviven estas personas. La mayoría de estas gentes provienen de las comunidades, de otras entidades federativas, pero también de la cabecera municipal. Muchos de ellos se dedican al lavado de carros, otros son pepenadores en los viejos basureros que todavía existen, otros más se dedican a pedir limosna para comprar sus alimentos, aunque lo que consiguen no les alcanza para adquirir ni ropa de segunda que les permita andar más o menos presentables. La falta de fuentes de trabajo podría considerarse uno de los principales factores de la pobreza en que sobreviven muchos mexicanos, así como la falta de educación ya que en las pocas empresas que hay  en la ciudad exigen como mínimo tener estudios de secundaria para conseguir un empleo, pero el índice de analfabetismo que tenemos revela que un gran porcentaje de la población con trabajo llegó a cursar el tercero de primaria, por consiguiente, estas personas se encuentran prácticamente vetadas para trabajar y ganarse un sustento digno y mantener a sus hijos, lo que los orilla a la mendicidad más degradante. Según el MIDEPLAN, que es el método para estimar la pobreza, a un individuo se le considera pobre si su nivel de ingreso se sitúa por debajo de un nivel mínimo que le permita satisfacer sus necesidades básicas. Mientras que aquel individuo que no alcanza a satisfacer sus necesidades alimentarias se le clasifica como indigente. Estos mínimos se denominan “líneas de pobreza” y “líneas de indigencia”. De esta manera, estas líneas constituyen el límite entre quiénes son pobres y quiénes no lo son. Así, la línea de la pobreza representa el ingreso mínimo necesario por persona para cubrir el costo de una canasta mínima individual para la satisfacción de las necesidades básicas, alimentarias y no alimentarias de sus miembros. Por tanto, se considera en situación de indigencia a aquellos hogares cuyos ingresos que, aun cuando todos sus ingresos para la satisfacción de las necesidades alimentarias de sus integrantes, no lograrían satisfacerlas adecuadamente. Operativamente, un hogar es pobre cuando su ingreso per cápita es inferior a dos veces el valor de una canasta básica de alimentos, en la zona urbana, y a 1.75 veces, en la zona rural, donde los gastos en servicios tienen menor importancia (…) Sin embargo, a pesar de que nuestros gobiernos conocen perfectamente estos datos, prefieren mantenerse al margen, evadiendo un problema eminentemente social que retrata a la perfección el estado de miseria en que viven muchos ciudadanos que tienen el derecho indiscutible de llevar una vida digna y decorosa. Es cruel ver cómo un sector de nuestra sociedad vive con todas las comodidades, mientras que otro, quizá el más grande, se está muriendo de hambre ante la indiferencia y la frivolidad de los gobernantes, tal vez esto explique de alguna manera el alto índice de robos a casas habitación y en centros comerciales, pero las autoridades no ven —o no quieren ver— la pobreza, indigencia, o como se llame, pues se limitan a juzgar el comportamiento antisocial sin combatir las causas generadoras de los delitos famélicos.