martes, 14 de julio de 2015

RESCATE ARQUEOLÓGICO PERMITE RECUPERAR URNAS FUNERARIAS DEL PERIODO CLÁSICO


 
 
En la costa central de Nayarit
 
* Recientes trabajos de rescate arqueológico en las tierras bajas noroccidentales de Nayarit aportaron valiosos datos sobre el periodo Clásico en la zona nuclear costera Aztatlán

 * Fueron recuperadas dos urnas funerarias asociadas a las principales estructuras del sitio, que contenían cremaciones rituales

Con motivo de la construcción del “Canal Centenario” en la planicie costera noroccidental de Nayarit, arqueólogos del Centro INAH Nayarit (INAH-CONACULTA) llevaron a cabo en el ejido de San Lorenzo del municipio de Ruiz un programa emergente de sondeo bajo la modalidad de rescate arqueológico, trabajos que permitieron recuperar información relevante sobre las poblaciones asentadas en las tierras bajas durante el Epiclásico (600-850/900 d.C.), periodo clave dentro de la secuencia regional de ocupación para explicar la eventual consolidación y expansión del complejo cultural Aztatlán (850/900-1350 d.C.) durante el Postclásico.
 
 

Lo anterior fue dado a conocer por el Arqlgo. Mauricio Garduño Ambriz, investigador del Centro INAH Nayarit y responsable del programa de rescate referido, quien comentó que los trabajos de desmonte en la parte baja del sitio dejaron al descubierto diversos materiales arqueológicos -principalmente cerámica y artefactos de molienda- fragmentados sobre el derecho de vía, por lo que fue necesario diseñar un programa emergente de reconocimiento, registro y excavación en la zona con la finalidad de determinar la viabilidad de la construcción de la obra en apego al proyecto original.


“San Lorenzo se ubica sobre un promontorio rocoso natural cuya topografía original fue modificada en época prehispánica por medio de un terraplén de relleno que sirvió para acondicionar una superficie nivelada horizontal sobre la que se desplantaron las principales estructuras del sitio”, comentó el arqueólogo, quien señaló además que este asentamiento tiene el valor excepcional de conservar en buen estado sus principales edificaciones debido a que en las prácticas agrícolas tradicionales realizadas por los propietarios de la parcela siempre se ha utilizado bastón plantador o coa para efectuar la tradicional siembra “a piquete”, práctica agrícola en la que tampoco interviene la tracción animal.
 

Por otro lado, el arqueólogo precisó que tanto la muestra de materiales arqueológicos de superficie como todos los artefactos recuperados en contextos controlados de excavación se ubican cronológicamente en la fase cultural Amapa (500-800/850 d.C.), periodo durante el cuál existió una densa población en las tierras bajas noroccidentales que colonizó tardíamente zonas como el sistema de lomeríos asociados a valles costeros donde se practicaba agricultura de temporal, enclaves geográficos considerados como marginales a las zonas agrícolas de alto rendimiento donde se llevaba a cabo agricultura intensiva de humedad.
 
“Entre otras cosas, nuestras exploraciones permitieron recuperar una ofrenda compuesta por un hacha votiva de piedra asociada a dos puntas de proyectil, así como dos urnas funerarias in situ, una olla y un tecomate, vasijas que se encontraban ritualmente selladas por medio de sendos cuencos que fueron colocados sobre su boca en posición invertida, a manera de tapa. La posterior microexcavación en el laboratorio de estas vasijas reveló que contenían huesos humanos y cenizas, materiales que fueron cuidadosamente acomodados al interior de estos recipientes, lo que sugiere que la cremación fue una práctica ritual de inhumación que probablemente estuvo reservada para los segmentos sociales de élite, considerando que ambas urnas aparecieron asociadas a las dos principales edificaciones del sitio”, precisó el especialista.
 
 

En este sentido el arqueólogo comentó que el Montículo 1, una estructura cuadrangular de 9.50 m. por lado que conservaba una rampa de acceso de sur a norte, se orientó de forma precisa hacia el norte astronómico y que la proyección de la línea visual trazada desde su centro hacia su esquina Noreste marcaba el punto de aparición del disco solar por el horizonte oriental de la sierra en el solsticio de verano, por lo que dicha edificación podría considerarse por sus dimensiones y configuración espacial como un templo comunal dedicado al culto solar, cuya planta arquitectónica probablemente replicaba el ideograma cósmico mesoamericano o quincunce.
 
 

“De hecho, dicha estructura es la de mayor tamaño relativo y ocupa una posición central dentro del núcleo arquitectónico del sitio, lo que refuerza la idea de que también cumplió una importante función simbólica y ritual como axis mundi, sirviendo como un espacio sacralizado donde probablemente eran llevadas a cabo importantes ceremonias de carácter propiciatorio”, apuntó.
 
 

En otro de los frentes de excavación se exploró una unidad habitacional donde aparecieron numerosos fragmentos de vasijas utilitarias de uso doméstico (ollas, tecomates, cazuelas y cuencos), asociados a malacates de barro y de piedra pulida, a puntas de proyectil en proceso de manufactura y a desechos de talla de obsidiana verde opaca -cuya fuente de obtención se localiza en el Volcán Las Navajas (San Luis de Lozada), en el altiplano meridional de Nayarit-, lo que sugiere que las actividades textiles vinculadas con el hilado de fibras vegetales y el procesamiento local de la obsidiana importada que era obtenida por intercambio eran llevadas a cabo dentro del ámbito doméstico.
 
 

Por su parte, el Arq. Othón Quiroga García, director del Centro INAH Nayarit, comentó que esta importante obra de infraestructura hidroagrícola conllevará la construcción en los próximos dos años de un canal principal de 30 km. de longitud, así como de una red de 320 km. de canales secundarios de distribución que serán construidos en la planicie aluvial de uso agrícola de los municipios de Tuxpan, Santiago Ixcuintla, Ruiz y Rosamorada, por lo que actualmente se están llevando a cabo los estudios arqueológicos de factibilidad que permitirán diseñar y ejecutar un proyecto integral de salvamento arqueológico en la zona, encaminado a investigar y proteger los monumentos arqueológicos susceptibles de destrucción.

Como parte del trabajo de gestión social con la comunidad local se encuentra en la etapa de diseño una exposición fotográfica permanente que será montada en la sede del comisariado ejidal de San Lorenzo, exposición que reseñará visualmente los trabajos de campo realizados en el sitio, cuyo contenido temático enfatizará la necesidad de conservar el patrimonio arqueológico regional.


Arqlgo. Mauricio Garduño Ambriz
Sección de Arqueología / Centro INAH Nayarit