viernes, 30 de diciembre de 2016

EL AYER, EL HOY Y EL FUTURO DEL ARROYO DE LA VIEJITA

VISTA AÉREA DE ACAPONETA, MARCADO CON ROJO EL CAMINO DEL ARROYO DE LA VIEJITA
Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo
El arroyo de La Viejita, compañero natural de nuestra ciudad, antaño asoleadero de respetables caimanes y propicio ambiente donde convivían cardúmenes de las más variadas especies; hermoso y diverso jardín botánico, catálogo de decenas de especies aviares, así como mercado del pobre, es hoy día vertedero de desechos e inmundicias de una ciudad que reclama día a día más espacio vital, con las consecuencias de que los medios naturales, como este arroyo, tienen que pagar el precio de una supuesta modernidad.
Para derribar mitos o bien comprobar ciertas aseveraciones, decidimos hacer, ya hace algunos años, un recorrido por las partes más accesibles, para conocer un poco más de este modesto afluente del río Acaponeta.



Habría que empezar por el curioso nombre del arroyuelo “de la viejita”. Un excelente amigo y excepcional persona, con la que tuve el gran placer de pasar largos ratos a su lado escuchando historias de nuestro municipio, fue Don Eduardo Vidriales Robles, quien decía, sin saber la fecha de ese dato, que existía en las proximidades del arroyo y cerca del panteón municipal, una  ancianita muy humilde, la cual vestía prácticamente en andrajos; a esa señora la llamaban “Doña Chicha” y era común hallarla en el viejo puente que se ubicaba en el antiguo camino real a Tecuala, paso que hoy conocemos como puente “Gral. Ramón Corona”. Decía Don Eduardo, que nadie supo nunca si Doña Chicha tenía o no un sencillo jacal donde guarecerse, o si dormía al repecho de algún tronco de los muchos que había en los montes cercanos al arroyo, no estaba claro eso, pero sin embargo se podía adivinar su estancia en el lugar por los restos de “buñiga” quemada que ella encendía para espantar los zancudos. Narraba el Sr. Vidriales --y con eso nos damos una idea de cómo era el arroyo--, que los alimentos de Doña Chicha, provenían de las riberas de ese listón plateado de agua en esos lejanos tiempos, ya que había guayabas, guamúchiles, ciruelas silvestres, guámaras, jocuixtles, chirimoyas, uvas del monte, cocos coyules, cañas dulces, pitayas, vainas de guaje y otras delicias silvestres.

Continúa con su historia Don Eduardo, manifestando que la anciana sepultó en el panteón a su marido, un señor de nombre Doroteo, al que apodaban “el dorado”, y ella permanentemente iba a la tumba de su difunto cónyuge siempre y cuando estuviera la luna en cuarto menguante o cuarto creciente, por lo que la gente decía que Doña Chicha estaba “encuartada”, pero esta historia la narraremos en mejor ocasión.



El arroyo de La Viejita, es producto de diferentes veneros y arroyuelos de los montes o lomeríos que bordean a la ciudad por los cuatro puntos cardinales, de hecho, alguien que sabe mucho de este corredor hidráulico es Don Benjamín Quiñones Rivera, quien me explica que ha detectado cinco puntos del nacimiento de este riachuelo: un brazo que nace detrás de un cerro que se ubica en la parte posterior de la comunidad de Hacienda de Mariquitas; un segundo afluente nace por el rumbo de la colonia Lázaro Cárdenas a la altura de las mojoneras. Un tercer cauce nace y corre cerca de la cancha de beisbol en la comunidad de El Centenario; el cuarto en el mismo ojo de agua en el cerro de la Cruz, lugar que la gente llama “Los Pocitos” corriendo hacia el norte a formar una laguna que se halla a unos pasos de la calle Chapultepec y donde se encuentra un vado salvado por un puente peatonal. El último brazo de agua, quizá el más lejano, nace por el antiguo camino del Cerro Bola, a la altura del “Sobasto”. Uno a uno, estos afluentes van conformando el gran brazo principal que corre por distintos puntos de la ciudad, como por ejemplo una vertiente que ingresa al pueblo en un lugar situado entre la Maseca y el llamado “Paso Superior”; a esa altura se le une un ramal que acarrea aguas de desecho de la zona de los cerros de la Glorieta y de la Cruz, mismas que antes caían al río Acaponeta a un costado del puente del ferrocarril, canal que hoy quedó clausurado y relleno en su totalidad con la construcción del malecón y bordo del río. Siguiendo su camino pasa por el costado poniente de la colonia Invinay, continúa por un lado del lienzo charro y sigue su cauce por detrás de los centros botaneros que se asientan en el camino a San José de Gracia, que lo acerca al río y que, en aquel momento del año 2000, no pudimos seguir por lo agreste del terreno y la espesura de la vegetación.



Lo que de manera muy común escuchábamos sobre este riachuelo es sobre la intensa contaminación que sufría, los zancudos que genera, así como los continuos y característicos malos olores, en ratos insoportables, sobre todo por las tardes y con mayor frecuencia en temporada de calor.
Recorrimos la colonia Invinay, donde algunos vecinos se quejaron de lo anterior y encontramos versiones encontradas y nebulosas. Algunos culpaban al arroyo de la aparición de granos en la piel, otros no conocían ni un solo caso de ese problema. Los mosquitos y los terribles olores provocan unanimidad: no se aguantaban. Casi todos culpaban a la Maseca y unas vecinas me dijeron que la abundancia de alacranes y culebras era achacable a la empresa harinera, sin que explicaran el porqué, y como en esos días estaba de moda el chupacabras, hasta algunos lo habían visto por el lado de Mazatlancito a orillas del arroyo, incluso lo acusaron a haber matado a varios borregos del CBTA No. 182, aunque después se supo que había sido un coyote el culpable, pero igual muchos siguieron creyendo en el mítico “chupacabras” habitante maligno del arroyo de La Viejita. Hubo incluso quien mencionó que en tiempo de lluvias la chiquillada nada en los ojos de agua que en determinados lugares del arroyo se forman; dato que me causó sorpresa.


Al acercarnos al arroyo en esa zona de la colonia Invinay, el agua sin duda lleva el color gris-negruzco de las aguas sanitarias de desecho; localizamos incluso algunas descargas provenientes de ese fraccionamiento, reitero, hace ya más de tres lustros de esto. El olor se percibía, al filo del mediodía, solo bajando al lecho mismo del arroyo; sorprendentemente, y este es un punto muy significativo, tres o cuatro tortugas de tamaño considerable tomaban el sol en las orillas y se clavaron rápidamente al agua cuando notaron nuestra presencia; también había patos, garzas y otras aves.


Otro problema que se mencionaba continuamente era la presencia constante de la planta llamada lirio acuático y que aquí se le conoce como “patillo”, mismo que ese lugar de la colonia Invinay, aunque existía, no representaba ningún problema; sin embargo, a la altura del boulevard, había una gran cantidad de “patillo”, al grado que no se apreciaba el agua misma del río. Según nos comentaban, algunas personas sin mucha conciencia ciudadana, utilizan aquella zona para tirar escombro, ocasionando un cuello de botella que dificulta la fluidez del curso del agua.


Por el camino a Tecuala, o sea, por detrás del panteón, los tiraderos de basura son un problema considerable, lo mismo que en las márgenes del lado de Invinay, sobre todo en el tramo que corre por la vía del tren.

En el trayecto recorrido encontramos tres puentes: uno, hoy relativamente reciente, que lleva al panteón “nuevo” y a la Unidad Académica del Norte; el segundo el viejo y nostálgico puente de ladrillo en el viejo camino real a Tecuala, paso que tiene el nombre del vencedor del “Tigre de Álica” Manuel Lozada, General Ramón Corona; y por último el puente sobre el boulevard de entrada a Acaponeta; en este lugar, del lado poniente de la ciudad, los campos de cultivo se riegan con estas aguas.

Uno de los puentes es el antiguo "General Ramón Corona", en el viejo Camino Real
Para comprobar si era o no cierto el daño que los vecinos le facturan a la Maseca, fui a la planta, donde me recibió de manera muy cordial, el en ese entonces gerente de producción, Ing. Fernando Córdoba, acaponetense él, y me llevó por el rumbo de las ladrilleras –detrás de las vías del ferrocarril—donde se ubica la planta de tratamiento de aguas residuales que genera el molino. Esta planta y el campo que la rodea, está debidamente cercada, con personal de vigilancia y mantenimiento. Contiene tres lagunas y un atrapador de sólidos. El proceso es el siguiente: por medio de tubos llega desde la planta –a considerable distancia por cierto—el agua de desechos que arrastra impurezas orgánicas y cal. Pasa a una estructura de concreto que une a una gran pila con muros que forman diferentes túneles donde va quedando atrapado el material sólido, mismo que será utilizado como alimento para el ganado existente en la zona. Por gravedad el agua pasa a una primera laguna llamada de oxidación, donde también se asientan los sólidos que se fermentan. Continúa transitando el agua, en cada momento más clara, cayendo a una segunda laguna donde sufre un proceso de aireación ya que se le adicionan bacterias que actúan sobre líquidos y sólidos contrarrestando los malos olores. Por último, el agua desemboca a una tercera laguna de clarificación, donde el líquido ya tratado sale transparente y es utilizada para riego, primero de amplios terrenos donde se encuentra esta planta de tratamiento, y segundo, por medio de bombeo es regresada a Maseca donde se utiliza también para riego del campo de fútbol, uno de los mejores de la ciudad, y las diferentes áreas verdes de la fábrica.

Planta de Maseca Acaponeta
Maseca periódicamente tiene revisiones de la Comisión Nacional del Agua, de la SEMARNAT y de la Secretaría de Salud; asimismo tiene su propio laboratorio donde hacen análisis del líquido, y aun, tiene la obligación de mandar muestras a dos laboratorios externos.
La contaminación del arroyo es debido a las descargas de aguas negras que va colectando en su trayecto rumbo al río Acaponeta, que por ende, se contamina también. Es obvio, por la cantidad de vida animal y vegetal que no hay problemas de residuos químicos importantes, a pesar de que algunas tahonas mineras, vierten sus desechos al arroyo. Los mosquitos del género Aedes aegypti se deben a estancamientos ocasionados por los tiraderos de basura o los patios no muy limpios de muchas casas habitación, donde abundan los cacharros que contienen agua limpia que permite la proliferación del insecto, más que del agua del arroyo; los olores, siguen siendo achacados a Maseca, con el argumento de que sus lagunas son a cielo abierto; aquí habríamos de decir, que la dirección del viento de poniente a oriente contradice esa hipótesis, recuérdese que el arroyo corre de norte a sur y la planta de tratamiento se ubica al norte de las colonias Invinay e Infonavit. De cualquier manera, Maseca planea ha plantado una barrera de árboles para paliar un poco el problema que ellos pudieran ocasionar, incluso esa área verde, que me dicen que es muy grande, es ocasionalmente visitada por alumnos de las diferentes escuelas. Es justo decir que su servidor, en el recorrido, vio gran cantidad de desechos y restos de animales muertos, lo que sin duda es fuente importante de olores penetrantes.


Todo lo anterior sucedió hace 16 años, y en el transcurso de ese tiempo, el arroyo simplemente sufrió el desdén de todo el mundo; durante años, que luego fueron lustros que originaron décadas, este caudal de agua no mereció la atención de ninguna persona en lo particular, ni de asociación alguna, o de las autoridades municipales en turno y el problema de contaminación y suciedad con todos los problemas de salud que acarrea, no solo continuó, sino que aumentó. Por ello, hay que hacer un reconocimiento al XL Ayuntamiento de Acaponeta que preside Malaquías Aguiar Flores, que ha venido trabajando en un ambicioso proyecto de saneamiento del arroyo, que ya arroja buenos resultados.

Al comienzo de este importante trabajo de rescate ecológico y solución sanitaria, se detectaron siete puntos críticos en buena parte del arroyo que cruza por la ciudad, pero que, con el avance del saneamiento, se han completado hasta la fecha 22 puntos significativos que contaminan el arroyo y en los cuáles se está trabajando y en muchos casos ya están solucionados.
Entre los puntos más destacados de este invaluable e histórico proyecto sanitario y ecológico, podemos mencionar al cárcamo del lugar que llaman “La Bomba”, allá por la calle “Juan Partida” y los terrenos de cultivo al noreste del Cerro de la Cruz, donde se adquirió un transformador eléctrico y una bomba que mucha falta hacían en el lugar para el buen funcionamiento de esa estructura. Es importante mencionar que se retiraron los taponamientos de la línea del cárcamo tanto de manera manual como con la máquina que a presión hace esa labor y que Malaquías Aguiar gestionó ante el municipio de Tuxpan.


Otro punto importante fue el corte de maleza y limpieza del arroyo, cuyas riberas recibieron el herbicida que eliminó buena parte de las hierbas malas del lugar; la Dirección de Protección Civil inició el corte del matorral y limpieza general de los taludes del arroyo, con la intención de, en un futuro, en alguna parte de las orillas de este riachuelo, construir espacios verdes que cambien la imagen actual esta lista de agua, convirtiéndose en un lugar atractivo y lúdico.

Trabajos de taxpana, limpieza y saneamiento
Por otra parte el cárcamo de la calle Emilio Carranza, literalmente fue rehabilitado en su totalidad, porque se hallaba casi en el abandono y no cumplía cabalmente con su función; así como la rehabilitación de registros de descargas domiciliarias y la manera de mitigar las descargas de las tahonas vecinas que vierten directamente sus desechos al arroyo.
Otro punto crítico resuelto del proyecto fue la calle Luis Donaldo Colosio, donde se visitó a todos los vecinos del lugar invitándolos a conectarse a la recién introducida red de drenaje sanitario, cosa que finalmente hicieron once vecinos, excepto dos que se mostraban renuentes, dejando de verter sus desechos sanitarios directamente al arroyo. Protección Civil se encargó de limpiar los taludes del arroyo en este lugar, donde había todo tipo de árboles y matorrales silvestres que entorpecían la fluidez del mismo.

Descargas sanitarias de las viviendas de la calle Colosio. Asunto ya resuelto.  
Se realizó la gestión ante Maseca para la taxpana y conservación permanente de la parte posterior que colinda con el arroyo así como del crucero del puente de esa misma empresa,  aguas arriba, y lo mismo sucedió con algunos centros botaneros a cuyas espaldas transcurre el arroyo.
El punto cuatro es el que se refiere a un pozo de visita de la colonia Invinay, el cual tenía una fuerte fuga de aguas negras, se le construyó un muro de contención de mampostería para evitar el socavamiento tanto de ese pozo de visita como del tramo del tubo colector, renivelando además la tapa de dicho pozo, evitando esa fuerte fuga de aguas residuales al exterior. A esta altura del arroyo de La Viejita, se retiraron árboles de plátano y desazolvaron las ramas debajo del viejo e histórico puente “Ramón Corona”.

Ramas, maleza, basura y escombros debajo del puente "Gral. Ramón Corona", material ya retirado por los elementos del Ayuntamiento.
Para solventar el problema en la colonia Infonavit, donde la totalidad de las viviendas, de todas las secciones del fraccionamiento, así como los comercios ubicados sobre el boulevard en ese sector, vierten diariamente los desechos sanitarios al arroyo, el Ayuntamiento, elaboró un proyecto técnico para ejecutar los trabajos y resolver en forma definitiva las descargas de aguas negras al arroyo en esa zona muy poblada de la ciudad, mismo que se entregó a la Comisión Estatal del Agua (CEA), aprobándose construcción de un cárcamo de bombeo en la colonia, lo que desató la polémica y los vecinos se mostraron renuentes a la edificación de esta estructura en el sitio originalmente contemplado, luego de varias reuniones con los vecinos y a la aportación de un terreno de la familia Algarín, se logró la reubicación del lugar definitivo del cárcamo a donde llegará el colector que enviará las aguas negras a un cárcamo aún mayor en terrenos de San José de Gracia, para finalmente llevarlos hasta la planta de tratamiento de aguas residuales por el rumbo de Sayulilla.

Descargas de la colonia Infonavit en todas sus secciones, las 24 horas del día, los 365 días del año. Problema que habrá de solucionarse con la construcción del cárcamo de bombeo, ya en proceso.
Existen y se tienen completamente detectados algunos problemas en las cercanías a San José de Gracia, y que son de mucha mayor envergadura, así como otros conflictos en el rastro municipal. En todos se está ya trabajando en ello y pronto se verán los resultados para poder, en consecuencia, sumar nuevas metas a este proyecto sanitario y ecológico para rescatar el arroyo de La Viejita y darle certidumbre al buen funcionamiento hidráulico que lleva las descargas sanitarias a la planta de tratamiento de aguas residuales ya mencionada.
Como su servidor lo ve, lo más importante es la forma en que han venido trabajando, ya que, siendo un proyecto integral, participan en él, de manera coordinada, las direcciones municipales de Planeación y Desarrollo (Coplademun), Obras Públicas, Protección Civil, Salud, Comunicación Social, así como el Organismo Operador Municipal de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento (OROMAPAS), los cuales se reúnen periódicamente para hacer sesiones de evaluación y seguimiento del proyecto.


En base a esto, los frutos ya están a la vista, por ejemplo, han disminuido notablemente los fuertes y malos olores en toda la zona por donde fluye el arroyo. A este esfuerzo, debemos sumarnos todos, pues el arroyo de La Viejita, forma parte del patrimonio natural de todos los acaponetenses, y no debemos de dejas sola a la autoridad que, por primera vez en muchos años, hace la parte que le toca. Enhorabuena y que, si no nosotros, sí los hijos o nietos vuelvan a ese lugar a paseos familiares, ecológicos o simplemente a juntar frutos o descansar debajo de un frondoso huanacaxtle. Qué así sea.

0 comentarios: