miércoles, 8 de noviembre de 2017

UNA COSA ES UNA COSA Y OTRA COSA ES OTRA COSA



De manera ultraveloz y sin duda a marchas forzadas, el edificio que construye la empresa Coppel prácticamente ha quedado concluido y no fue una de esas bodegas de materiales prefabricados, sino una edificación sólida desde sus cimientos y que, decenas de albañiles, operarios e ingenieros levantaron en tiempo record.




Esto nos hace pensar en lo que se hubiera llevado una obra similar a cargo de algún gobierno municipal, estatal o federal, donde en el mismo plazo no estarían ni acabando los cimientos...y es que una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa como dijo sabio filósofo local, porque habiendo billetes y bolsillo a quién le duela, la obra caminará con vigor y diligencia, eficientando cada centavo invertido, sin trastupijes y malos manejos, puntualidad y transparencia, porque siempre habrá un responsable cuidado que haya honestidad y cada quien cumpla con lo que le toca, por ello, los del Coppel trabajaron sin queja día y noche y a los trabajadores les pagaron religiosamente, con los resultados a la vista.



Si hubiera sido obra gubernamental, aquello llevaría seis meses de retraso por lo bajito, ya se habría presentado un conflicto laboral y quizá el sindicato de albañiles ya estaría colocando los banderas rojinegras, debido al retraso inmisericorde de los pagos. De hecho trascendió que algunos "maistros" de obra y sus chalanes fueron rechazados porque, como acostumbran aquí en Acaponeta, querían aventar la pala y la mezcla dando puntualmente las 12 del día y correr a su casa a las 5 de la tarde; lo que los encargados de la empresa rechazaron fulminante y decididamente. 



Asimismo si fuera obra de gobierno, ya se hubieran perdido 25 sacos de cemento, 15 palas, 26 cucharas, media tonelada de varillas y la nómina se habría elevado con 35 empleados fantasma. Por lo menos 15 trabajadores hubieran hecho San Lunes unas cuatro veces y 12 estarían incapacitados por lesiones laborales. La Semarnat les hubiera parado la construcción por alguna causa y por supuesto, el resultado final sería un edificio inestable, potencialmente victima de un temblor de 1.5 grados Richter. Y por supuesto, algún ingeniero oficial o encargado de Coplademun, estrenaría carro nuevo.

Es una lástima que los gobiernos de los tres niveles hagan las obras como "gobierno" y no como empresarios...pero lo dicho: ¡una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa!

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