jueves, 11 de enero de 2018

LOS RECUERDOS DE DON MELQUIADES



Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo

Hace algunos años, precisamente cuando se estaba organizando el XVIII Festival Cultural de Nayarit en Acaponeta, se tuvo la buena intención de traer a esta tierra donde el frijol se enreda a la caña a un gran personaje para que presentara un excepcional libro, pero desgraciadamente algo sucedió y el potencial invitado tuvo actividades laborales que le impidieron la llegada a esta ciudad de Acaponeta; en lo personal lo lamento doblemente porque me habían elegido como uno de los comentaristas, justamente por mi amigo Marcelino Aguilar Rodríguez, a la sazón presidente de la asociación de Nayaritas Radicados en la Región de Anáhuac, grupo que ignoro si todavía subsiste.


El programa que estaban armando y las gestiones que iban realizando para traer música, teatro, la palabra, exposiciones, sentimientos e identidad, era muy atractivo y entre otras muchas cosas, se esperaba la presencia de ese nayarita que arriba menciono, muy reconocido fuera de los límites estatales, por esos días le estaban haciendo en la blanca Mérida, un merecido homenaje, se trata del tepicense Melquiades Sánchez Orozco, nombre que, en esos días, así de entrada no nos decía nada, pero este paisano tiene 52 años de ser la Voz oficial del Estadio Azteca, labor que comenzó en 1966, apenas unas semanas después de la inauguración del Coloso de Santa Úrsula.

Ya lo dice el viejo adagio: “Nadie es profeta en su tierra” y con Melquiades se cumplía, pues eran pocos los nayaritas que lo conocían, a pesar de haber recibido una medalla luego de haber cumplido 50 años en la televisión mexicana, concretamente Televisa. De hecho salvo un homenaje que le hicieron en el municipio de Xalisco en el 2008, no sabíamos de algún otro reconocimiento en la tierra de Nervo.



Melquiades Sánchez Orozco viene a colación y poco a poco lo fuimos conociendo y dimensionando su gran valía porque vino a Nayarit donde le hicieron varios reconocimientos, incluso estuvo en Acaponeta y fue un gusto tratar con él. Y es que Don Melquiades escribió un libro maravilloso, que todo habitante de la capital cora debiera conocer, se trata de “Tepic, ciudad de Recuerdos”, donde el locutor de la XEW y conocida voz en el canal 5, donde se promulga al servicio de la comunidad, recuerda su niñez y parte de su juventud en un Tepic, que ya desapareció pero que quedó muy vivo y colorido en su prodigiosa mente de ya 91 años de edad y que nos muestra en un estilo muy campechano, costumbrista y coloquial, además de convertirse en un documento propio de los historiadores tepicenses, ya que, como magnífico pintor que también es, nos diseña un paisaje con palabras, donde aún reverdece de vida un maravilloso río Mololoa que era guarida natural, dice él, de bagres, mojarras, cauques y ranas saltarinas; habla de cines como el Amado Nervo, El Lírico o El Alcázar, donde fulguraban artistas como Tom Mix o el Llanero Solitario o bien, las cintas inolvidables de Juan Orol. Recuerda Melquiades los mercados Juan Escutia, el del Volantín, el mercado de la Flauta; y en las páginas de este sensacional manuscrito aparecen los nombres de reconocidos comercios y comerciantes, como los almacenes Río Lerma del Chato Naya, la del polaco Herman Goldman; “La Vencedora” de Doña Victoria Bernal de Gasca; “La Japonesa” y “La Mexicana” por la calle Lerma; la tienda para los elegantes de Librado Pantoja; el abarrote “El Ancla” de Don Pablo Miramontes o la ”Quemada” de José Flores y decenas de sitios y personajes del pasado que saltan de la memoria de Don Melquiades a las páginas de su obra. Digno de leerse este libro de un nayarita que era poco conocido en el lugar donde enterró el ombligo y que desgraciadamente no pudo ser presentado en Acaponeta, gracias y la buena voluntad de los Nayaritas Radicados en la Región de Anáhuac, y no pudimos rendirle merecido homenaje en la zona norte de esta su tierra natal.

Conviviendo con Don Melquiades en su visita a Acaponeta

Buena falta hacen en nuestros pueblos artistas como Don Melquíades, que con su obra, vengan a paliar un poco la crisis económica y de valores en que vivimos. Bienvenidos sean estos personajes.



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