Por:
José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo
DE CHILE: Por supuesto el amenazante discurso de toma de posesión de donald trump (siempre con minúsculas) es para poner los pelos de punta a cualquiera, pero al mismo tiempo es espantar al mundo —sobre todo a los países latinoamericanos y particularmente a México— con “el petate del muerto”.
La perorata del “pelos de elote” —cosa que sabemos encanta y engolosina a los
gobernantes populistas y demagogos, y nosotros, vaya que lo sabemos de sobra—
va más bien dirigido a los gringos que votaron por él y ya conforman una
turbamulta enorme de ultraconservadores y despistados que ven al “trompas” (presidente al que un jurado
popular declaró culpable de 34 delitos, lo que lo convierte en el primer
presidente o expresidente de Estados Unidos en ser condenado en un juicio penal,
pero allá la ley tan laxa y diferente a lo que conocemos, le ha permitido
llegar a presidir a su país desde la Casa Blanca y no ver pasar la vida tras
fríos barrotes de hierro), como la nación “chaira”
veía y ve a Líopez Hablador. Ese pueblo de derecha extrema en “el gabacho”, viene a ser lo que en
México es el “pueblo sabio y bueno”,
que tanto le aplaude a YSQ. A esos se dirige principalmente el populista
mandatario norteamerigringo.
Sin embargo, donaldo “el jilote”, es un tipo de armas tomar. Sabe que debe cumplir sus promesas y tener contentos a los “primos chairos”, como es echar fuera a todo lo que es extranjero para él y algunos de ellos: los prietos son los latinos, los negros son africanos y los amarillos, chinos, así como los blanquitos, como trump, es decir, americanos de Estados Unidos, los famosos WASP, "White Anglo-Saxon Protestant" blancos, anglosajones y protestantes y, desde el primer día comenzaron los guamazos a los migrantes de todo el mundo que pretenden entrar por la frontera mexicana o ya, algunos que desde hace décadas, están allá.
Trompetas borró de un plumazo el programa CBP One, para los que buscaban entrar al país del norte como asilados políticos, se calculan en 300 mil engañados que hicieron el viaje a la frontera norte de México, algunos sentados en la frontera mexicana, esperando desde hace un año o más, la mentada cita.
Por supuesto,
hay que decir, que los que han sido expulsados son pocos en estos días del
inicio trumpiano, en comparación con las deportaciones que han hecho los
presidentes gringos anteriores, no hay en realidad presidente gringo amigo: Bill
Clinton expulsó a 12 millones de migrantes; George W. Bush a 10 millones —vaya
cifras—, Barak Obama a 5 millones y eso que fue el mandatario liberal; siguió
el primer gobierno de trump y ahí —aunque usted no lo crea— “solo” fueron 2.8 millones y el recién
salido Joe Biden, no llega a los 2 millones, o sea que, “cuatitos, cuatitos” no
fue ninguno. Pero dudo que debamos asustarnos, ya que los gringos, necesitan
forzosamente a la clase trabajadora migrante, principalmente en el campo,
haciendo chambas, que dijera nuestro recordado idiota con botas Fox, “que ni los negros quieren hacer”. Pregunto
yo: ¿Quién va a reconstruir el cochinero que quedó en Los Ángeles, después de
los incendios?
Esta actitud trompiana con respecto a su odio a los migrantes, me recuerda aquello que se decía de Fito Hitler, a quien acusaban de tener en su árbol genealógico a una rama judía, cosa que volvió loco al bigotito ridículo y quiso y casi consiguió, exterminar a la raza judía. El loco del siglo XXI, trump, tiene un migrante en su pasado inmediato, su madre —si usted era de los que creían que trompetas no tenía mamá, nos equivocamos— Doña Mary Anne MacLeod, entró en 1930 a Estados Unidos con tan solo 50 dólares en la bolsa, y aunque lo hizo con visa de turista, su intención fue engañar a la migra y quedarse definitivamente entre los pecosos, lo cual logró. ¿Por eso odiará el mandatario a los migrantes?
Hizo otras declaraciones, algunas absurdas como cambiar el nombre al Golfo de México o apropiarse el canal de Panamá, lo cual nos habla de un trump de ultraderecha, con actitudes y propuestas que mucho se parecen a las que hizo Hitler, quien metió, por ejemplo, a los campos de concentración, no solo a los judíos, sino también a los enfermos mentales o a los homosexuales, amén de sus enemigos políticos.
El loco trump, aspira, dice él, a la época dorada —así lo prometió a su pueblo, de los Estados Unidos, esto es…que la Unión Americana recupere —¿cuándo lo perdió? — ese liderazgo de la nación capitalista por excelencia, los policías del mundo, pisoteando a los pueblos en vías de desarrollo, como México lindo y querido, mismos que la historia recuerda como “países bananeros”.
Sin duda, trump, desea revivir a un John Wayne, echando bala para matar sucios apaches, o a Superman, campeón de la justicia, aunque use los calzones arriba de los pantalones, combatiendo a los rojos comunistas. El cabeza de mechudo decolorado en cloro, gusta de ver a un Llanero Solitario, humillando a su gato “Tonto” (en México, pudorosamente lo llamaban “Toro”), indígena sin dignidad ni patrimonio, al servicio del güero y pecoso Llanero.
Muchas son habladas del pelos de caballo tordillo, pero hay que recordar algo que es en verdad peligroso: todos, absolutamente todos, los mandatarios populistas son prepotentes y con esa condición, pueden hacer lo que les dé su retechifiosca gana. Verbigracia: AMLO y Sheinbaum en México, Javier Milei en Argentina; Georgia Meloni en Italia, o el locuaz Nayib Bukele en El Salvador…La historia nos ha enseñado que todos los grandes imperios: griego, romano, inglés, español, francés, alemán, mexica, egipcio, maya, mongol y otros muchos, llegan a un máximo de esplendor, luego viene una notoria decadencia y un final aplastante, para dar paso a un nuevo imperio. EEUU, está en plena debacle.
DE DULCE: Por supuesto que nuestro nacionalismo patriotero, nos pone los pelos de punta cuando vemos la posibilidad de que los gringos —o más bien trump—, ahora que ha nombrado al crimen organizado o a los cárteles de cualquier nación como terroristas, puedan, por ese simple hecho enviar tropas o militares de élite a combatir a los malosos de este remedo de nación; combate que no hizo Andrés Manuel Líopez Hablador en sus 6 años de desgobierno criminal.
Por supuesto sería terrible,
dado que los “primos” se cobrarían “el favorcito” quizá con la península de
Baja California o de plano todo el estado de Sonora, a los que siempre le han
echado el ojo. Si ya hasta el nombre del Golfo de México lo quieren hacer suyo
—con todo y el petróleo of course—.
Cuando los mexicanos ven, con ojos de incredulidad, lo que sucede en Culiacán, o como el crimen organizado prácticamente gobierna en Tamaulipas, Tabasco, Guerrero, Sinaloa y Michoacán y decenas de municipios; que el gobierno anterior dejó más de 200 mil asesinados y que aún, ahora con Sheinbaum, hay un promedio de 75 muertes dolosas en el país diariamente. Que asomar la cabeza a la calle puede significar que te la vuelen de un balazo y que, transitar por las carreteras de México es un albur de muerte, y que, aunado a esto tan trágico, hay que sumar miles de secuestros, desaparecidos, extorsiones, cobros de piso, robos de autos, feminicidios y mil males más, pues muchos no ven con malos ojos que Rambo y algunas boinas verdes “ayuden” a la 4T a reparar el craso error de AMLO.
Lo que sí me gustaría saber, es si trump va a llamar terroristas a los canijos que le venden armas desde allá, a los narcos de acá. O, ¿serán terroristas también los capos gringos que distribuyen la mariguana, la coca, la heroína, las metanfetaminas y el fentanilo en tierra del Pato Donald? Porque esos productos no llegan solitos a los millones de droguis que como zombies deambulan por las calles de “El Gabacho”. Estoy cierto que no son más que habladas del pelos de “zanoria”, quien por cierto, en su primer gobierno, no disminuyó un ápice el problema del consumo y la demanda de droga en su nación.
DE
MANTECA: En días pasados, el buen amigo Lic. Antonio
Sáizar Guerrero, director de El Eco de Nayarit, me regaló un extraordinario
libro intitulado “Roma soy yo”, del autor español Santiago Posteguillo. Se trata de una novela histórica sobre la vida de Julio César. En uno de sus capítulos,
vino un texto que me llamó la atención y que quiero compartir con ustedes
amigos lectores. El contexto es el siguiente, un joven Julio César, recibe
consejos y recomendaciones de su tío Cayo Mario, afamado político y militar,
siente veces cónsul, quien recurre a una anécdota de Pericles, otra notable
político-militar, este ateniense y dice:
“Atenas, estaba en guerra con Esparta, una guerra terrible y, en medio de aquel enfrentamiento, se desató además una espantosa enfermedad, una auténtica epidemia que asoló la ciudad atestada de gente que se había refugiado tras los muros de Atenas huyendo de los espartanos…
El líder de los atenieses de esa guerra era Pericles, gran militar y gran político. La cuestión es que él sabía que tenía que resolver el asunto de la epidemia, pero él mismo falleció por causa de aquella enfermedad que, dicen, les llegó a los atenienses desde el mar en algún barco. Mas lo importante, lo que viene al caso con lo que ocurre ahora en Roma —o puede usted amigo cambiar el nombre por México—, es que Pericles fue reemplazado en el gobierno de Atenas por políticos infinitamente inferiores, torpes, poco inteligentes, mal preparados y que en lugar de gobernar buscando el bien público, el bien del conjunto de la ciudad y sus habitantes, esto es, luchar contra la epidemia y conducir bien la guerra, buscaron solo la popularidad rápida.
¿A que condujo la falta de visión y la estupidez de todos esos políticos? A que Atenas perdiera un tercio de su población en la epidemia, a que perdiera la guerra con Esparta y a que, en definitiva, ya nunca fuera la ciudad que fue. Es un patrón que se repite en la historia de manera cíclica, sin aparente remedio…” Cualquier parecido con la realidad, es mera chiripada… ¡Nos leemos hasta la siguiente entrega, amables amigos!