viernes, 25 de febrero de 2011

NADA PERSONAL


*El peso de las palabras de Charo Mejía, cimbran las estructuras del poder
*Nayarit, ¿gubernatura negociada?

Por: Juan Fregoso.

La palabra democracia se compone de la partícula clave-demo-, que significa “pueblo”, y kratos, voz griega que quiere decir “autoridad”. En consecuencia, la democracia es la doctrina política que favorece la intervención del pueblo en el gobierno mediante el voto. Tal vez esta definición ya esté muy manida, y por lo tanto, quizá por esto mismo, en la actualidad, en que se han perdido prácticamente todos los valores, ya no signifique nada.
Inicio esta columna bajo esta premisa porque, a decir verdad, nadie se explica que está ocurriendo en el espectro político estatal, donde están sucediendo cosas aparentemente fuera de toda lógica. Si la democracia es el poder del pueblo el cual determina o elige—al menos teóricamente—mediante  su voto a sus gobernantes, es evidente que en Nayarit, y por supuesto, en otras entidades, el sufragio que emiten los ciudadanos es inútil cuando éste no es respetado, cuando su voluntad es pisoteada por las cúpulas partidistas, que negocian a hurtadillas cualquier tipo de elecciones. Desde esta perspectiva está claro que han hecho de la democracia un juego perverso, en el cual no es tomada en cuenta en lo absoluto la voluntada ciudadana, y si todo lo tienen decidido las élites políticas cabe preguntarse ¿para qué votamos?, ¿de qué y para qué sirve nuestro voto?, si quienes deciden son los mandamases de los partidos. ¿En dónde queda, entonces, el poder del pueblo para elegir libre y razonadamente a nuestros gobernantes? En esta lógica, la democracia no  es más que una burda comedia que sirve solamente para que los amos de los partidos políticos se burlen olímpicamente de la gente, lo cual por ningún motivo es válido, porque es una ofensa grave al sagrado derecho de elegir a los gobernantes.