Por: Juan J. Gaspar G.
Conocí a Fray Junípero en las
amarillentas páginas de un libro en la biblioteca de la Escuela Normal
Urbana de Tepic. Antes sólo sabía de él por el hotel que lleva su
nombre, y una estatua en la explanada del templo y ex convento de La
Cruz donde el misionero paraba en sus viajes rumbo al puerto de San
Blas.