Dos molestias son las que me hacen escribir, no sin enojo, esta reflexión. La primera y quizá la que más me llega, es que, los partidos y la gente de izquierda, que ayer eran los que se desgarraban las vestiduras, señalaban con dedo flamígero, llenaban las cárceles donde "no existían los presos políticos"; los que tenían incluso que huir al extranjero para salvar el pellejo; esos hombres y mujeres en eterna lucha contra un régimen al cual cual llamaban reaccionario, demagógico, antidemocrático, tramposo y corrupto, esos mismos partidos políticos que apenas hace unos años criticaban de manera furibunda, el abuso de los gobiernos establecidos, corruptos como atributo de poder porque usaban los recursos públicos para beneficiarse de manera personal o, en tiempos electorales, privilegiar las acciones y propuestas de sus candidatos y siglas partidistas; ellos, los que denostaron al PRI y le asignaron toda clase de calificativos, hoy, son exactamente la copia fiel --hasta fusilada diría yo-- del otrora partido aplanadora tricolor. Es una tristeza que la izquierda mexicana, en todo el país o en Nayarit, recoja, no lo bueno de todo instituto político, sino que vengan absorviendo lo malo y retardatario del que ayer era acérrimo enemigo --léase Partido Revolucionario Institucional-- y hoy es para ellos, al parecer, ejemplo a seguir.
EL (LA) RIVAL MÁS DÉBIL
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Por* Enrique HERNÁNDEZ QUINTERO*
Si a los políticos (dentro y fuera de MORENA) le dieran la oportunidad de
escoger al adversario más cómodo para la gub...