Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo. Una de los muchos problemas que tiene, no solo el mercado municipal "Ramón Corona", sino el pueblo en general, es el carro que transporta la carne a las diferentes negociaciones donde se expende, aunque esto debe extenderse a todos los vehículos que llevan y traen los productos cárnicos. El camión municipal, que de nuevo fue adquirido con frigorífico que mantuviera la carne o las canales que transporta en buenas condiciones que preserven el producto, hoy no enfría o no lo usan, y lo que llevan es los que habremos de consumir los ciudadanos a la hora de la comida, mismo que va en condiciones muy malas debido a las altas temperaturas del ambiente. Hasta el automotor tenía unas cortinas de plástico, que evitaban que el aire frío se escapara, hoy ya no sirve o no lo tiene. Esto origina que donde para el vehículo se arremolinan las moscas boqueando todas las cosas como dice el poema de Machado. Muchas veces se ve también, que los diferentes cortes son arrojados a jabas que no lucen muy higiénicas que digamos, en las cuales bajan la carne para llevarla a las carnicerías o, en el peor de los casos, los muchachos que llegan con la carne desde el rastro, simplemente se colocan las canales o porciones de canal en el hombro y espalda, cargando con ellas hasta su destino final, en ocasiones a lomo pelón, por lo que el sudor, le dará un sabor especial a ese filete que nos espera en la mesa. Los trabajadores que llevan la carne, no usan un uniforme especial, guantes, tapabocas o cubrepelo, lo más que se acerca a la higiene son unas botas blancas. Eso cuando va la mercancía en el carro municipal, ya que en innumerables ocasiones se ve que llegan al mercado los productos en viejas camionetas sin ninguna regulación sanitaria, ahí prácticamente en el piso de la pick up, siempre sucias y polvosas o en tinas, cubetas o jabas, de igual o peor aspecto. Es muy probable que la camioneta minutos antes transportara basura o escombro y enseguida la carne. Nos da idea de que ese producto no viene regulado por el rastro y es lo que sale de mataderos ilegales. Eso es lo que comemos al mediodía, sin contar las verduras que por la mañana permanecen tiradas en las banquetas que rodean el mercado municipal, mismas que tienen que brincar o sortear, peatones y perros callejeros, e incluso no es extraño ver a las lechugas, a los rábanos o betabeles justo en el mismo lugar donde durmió y vomitó un borracho en la víspera o perros orinando las jabas de tomates. Íbamos a concluir la nota diciendo que Acaponeta es un rancho grandote, pero en los ranchos se come con mucha mayor pulcritud y sanidad; fregados los citadinos. Sigue informado visitando www.periodicocensura.com o siguenos en el blog: www.diariocensura.blogspot.com
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