Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo
Quién sabe qué soñará uno durante las noches a consecuencia del terrible calor costeño de Nayarit , que en ocasiones amanecemos con una vena filosófica que ya la quisieran para un domingo en la plaza Kant, Descartes o el mismísimo Tata Sócrates, que en una de esas canículas del Mediterráneo se aventó la célebre frase: “Yo solo sé que no he cenado --perdón-- no sé nada”. Por ello el mexicano medio se vio enriquecido en su bagaje cultural con personajes singulares y extraordinarios como el Filósofo de Güemes, quien dijo en momentos de gran lucidez y brillo en las calurosas fronteras del norte, cosas tan profundas como: “Cuando el gallo canta en la madrugada, puede que llueva mucho, puede que llueva poco o puede que no llueva nada” o esta otra perla: “Cuando las cosas no cambian, es porque siguen igual, andamos como andamos porque somos como somos”. Es tan terriblemente cierto como que se está muriendo gente que antes no se moría.Así una mañana de estas, mientras transitaba por el centro de Acaponeta, bajo un sol infernal y con un microbus por delante justo en el mercado “Corona” –como para llorar—por la radio comenzó a sonar un pegajosa melodía con una letra sublime que decía: “... te lavaste la cara y el mono no…” Entonces las neuronas comenzaron a dar señales de vida: ¿Cómo sabe el tipo de la canción que la muchacha se lavó la cara y el mono no? ¿Acaso aspiró sus efluvios? Vamos, ¿qué diablos quiere decir con el mono? Sin entrar en tantas disquisiciones porque este es un espacio familiar –pero no como el concepto familiar de los centros botaneros de por acá, sino el real, el de papi, mami y güelitos--, filosofé sobre la palabra “mono”, modo genérico para referirse a un primate. ¿Será que luego dicen los que saben de la grilla, hay que votar por el mono y no por el partido? Coincido en que muchos políticos semejan un primate y conste que no es mi intención ofender a ningún orangután. Sin embargo, el tipo de la canción, que por cierto está bailando con la chica del mono, no creo que se refiera a que la muchacha se aseó el palmito y su político no (ojo, mal pensados, palmito es rostro, cara, faz…ya se andaban yendo por Chiluca).En mis clases de etimologías, indico a los estudiantes que “mono” es un prefijo que significa “uno”, como en monotonía, monólogo, es decir, un solo tono, o donde habla una sola persona, respectivamente; sin embargo infiero que el gañán de la canción de marras se hubiera querido referir a que su dama de compañía se lavó la cara y el “uno” no. Simplemente no checa, ni por la forma.Mono, también es en la astrología china, uno de los elementos principales de esa especie de zodiáco, sé que tiene como característica, que la persona que pertenece a este signo es lista, flexible, improvisada, charlatana e innovadora. Una chulada. Amigo lector, con todo respeto, ¿conoce Usted a alguien que tenga el mono listo, flexible, improvise en el momento justo, sea medio charlatán, dicharachero y que innove cuando se requiera? Pues solo que estemos hablando de Niurka.En la literatura china, existe y es muy famoso, el Rey Mono, el cual es mago, sacerdote, juez, sabio y guerrero. Hay varios monos con esa característica, AMLO, su alteza mandrilísima Hugo Chávez; ahora los simios que pretenden gobernar Honduras, Cuauhtemoc Blanco y uno que otro regidor. Pero nada que ver con la sabia canción del mono no lavado.Recuerdo haber escrito hace ya algunos años, sobre la dilecta dama, Marta Sahagún de Fox, cuando se compraba sus trapitos de diseñador con el dinero del pueblo, y dije en esa ocasión: que aunque la Marta se vistiera de seda, mona se quedaba.Mientras andaba en estas disquisiciones mafufas, la melodía seguía martillando el cerebro con su tonadita rumbera y su letra alburera. Caí en la cuenta que mono, tal como la refiere el tema guapachoso, es exactamente eso en lo que Usted está pensando y, son contenidos que han inundado la radio ya la televisión de tal manera que si mi abuelita los oyera, volvería al camposanto vía un fulminante soponcio.Finalmente terminó la canción y luego del chorizo de anuncios políticos del IFE, comenzó otra rola que decía algo así como: “…por las noches ya no duermo, ando todo desvelado, me la paso bien trepado disfrutando de las mieles del guayabo…” Y volví a empezar con mis pensamientos cochinos y prosaicos. No somos nada.