Por: José Ricardo Morales y Sánchez
Hidalgo
Es común y no
sé en realidad por qué, será cuestión de la naturaleza humana, que nos sintamos
orgullosos de algo y hasta pregonemos presuntuosamente los logros o los
personajes de nuestro Estado. No suenen las notas de “Mi Lindo Nayarit” porque
se suelta la grita y hasta hacemos tronar los envases de cerveza contra las
mesas, dando rienda suelta a nuestro corazoncito nayarita y nos entra y se
posesiona de nosotros el espíritu del mismísimo Rey Cora o de Juan Escutia.