Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo
Hace unos días escuché en un noticiero de la televisión el
comentario de un restaurantero de Oaxaca quien con evidente enojo se
manifestaba –y no le faltaba razón—como ciudadano de segunda, pues desde hace
algunas semanas los rijosos profesores adheridos a la sección 22 del CNTE
tienen tomado el centro de la hermosa capital oaxaqueña, causando daños irreparables
al comercio local, que mira con tristeza como estos “docentes” rebasan sin
miramientos los derechos de los demás y con el pretexto de la libertad de
expresión se han vuelto intocables, mientras los comerciantes, que tienen los
mismos derechos que los mencionados profes, que pagan impuestos y empleados,
muchos de los cuales han tenido que ser despedidos, ven que sus garantías
individuales, mismas que se marcan en la Constitución, simplemente valen lo que
una bolsa de cacahuates.