DE CHILE: Mucho me han recriminado algunos amlovers porque me atrevo a señalar lo que, a mi juicio, está haciendo mal el presidente Andrés Manuel López Obrador, persona por la cual voté en el 2018. Alguno incluso me dijo que yo me alegraba cuando las cosas le salen mal al macuspano mandatario… ¡Claro que no! Si a AMLO le va mal, a todos, a usted, a mí, a aquel que va pasando por la banqueta de enfrente, al que dice que me alegro…a todos nos va a pesar.
México somos todos, no solo los que admiran y aplauden a López Obrador, no solo
los que piensan como él y están de acuerdo con sus ocurrentes decisiones…
¡Absolutamente todos somos México! Y, hay que decirlo porque así es, el
presidente no solo ha regado el tepache con sus ocurrencias, hay también muchas
cosas que le han salido bien.
Hay temas de los que no tengo
entendedera, cosas que nunca he logrado comprender y asimilar, por lo que no
tengo opinión, una de esos tópicos es la economía; me cuesta mucho lograr
mascar algo de cómo funciona la bolsa de valores, qué diablos es con exactitud
el producto interno bruto y cuáles son los parámetros del crecimiento económico
de una nación; menos sé de tasas de interés y vainas de esas. Lo ignoro y lo
reconozco, solo sé un poco de todo de manera muy superficial. Lo que sí sé y se
lo reconozco al presidente es que, el peso se ha fortalecido mucho frente al
dólar, el grado que está a niveles de 17 pesos y hasta en algunos días llegó
incluso a 15 y feria por cada dólar. Al escribir esto hoy, el dólar amaneció en
el rubro de los 16 pesos. Repito, yo no sé si esto es producto de las acciones
de gobierno o si de los mercados internacionales, pero me vale, hoy el peso
está fuerte y es lo que importa.
Lo mismo sucede con el
crecimiento económico del país, ya que, a principios de 2023, de manera muy
pesimista se esperaba que creciéramos apenas al 1%, y parece que vamos a cerrar
al año 2023 con un 3.4% lo cual es muy favorable. Otro parámetro que es digno
de aplauso es que, cosa inédita, el Banco de México tiene unas reservas de 212
mil 762 millones de dólares, es decir, creció en un altísimo 21.7% en
comparación con lo que se registraba al principio de este sexenio. Datos que
son muy buenos para una economía que pensábamos tambaleaba. Hay que aplaudir lo
bueno, y eso no me hace “chairo” ni amlover, ni liberal, ni integrante de
Morena —¡ni lo mande dios—ni me voy a ir a la plaza a gritar: “es un honor estar con obrador”. Seamos
sensatos, si la estrategia económica de la 4T ha dado esos resultados
favorables, entonces lo aplaudo. Incluso la inflación que a mediados de año
casi raspaba el 9%, finalmente cerró el año en 4.66%, lo cual no es malo. ¡Vaya
hombre! Me dirá alguno: “hasta que
cortamos una flor de tu jardín”.
DE DULCE: No cabe duda que las conferencias de prensa que el presidente López Obrador, ofrece cada día muy temprano y que la gente llamamos, un poco picarescamente “mañaneras”, solo han servido a su creador. AMLO, con este recurso desvía la atención del “pueblo sabio y bueno” de los verdaderos y más graves problemas del país. Las mañaneras son un distractor perverso del jefe del ejecutivo para poner una cortina de humo que oculte tanta violencia, las broncas políticas del residente de palacio nacional como sus fallidas reformas a la constitución, o el intento de desaparecer o hacer suyos los organismos autónomos como el INAI, el propio INE o el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación o la galopante corrupción, que ya en muchos casos encabezan sus propios hijos.
Sin embargo, lo peor no es intentar colocar una venda sobre los ojos de los mexicanos, lo verdaderamente grave es que esas ya cansadas mañaneras tienen como único sustento la fe de quien las cree. Si sabemos que, precisamente la “fe” es la creencia en algo indemostrable, y AMLO lo sabe, porque no le queda duda de que ese manido “pueblo sabio y bueno” le tiene fe ciega, el mandamás de este país, diario, muy temprano, asesina la imaginación y todo intento de elaborar proyectos coherentes y sanos.
El signo más notorio de este gobierno “transformador” y su presidente, ha sido
la mentira sistemática. Con Peña Nieto fue la corrupción descarada el sello de
ese gobierno, sin duda, la marca de la casa. Cada jefe del ejecutivo tiene su
estilo personal de gobernar: López Portillo fue el presidente deportista,
mujeriego y ladrón; el de Miguel de la Madrid, gris y aburrido; el de Vicente
Fox, la ignorancia prevaleció, amén de ser el mandilón nacional; entonces el de
AMLO ha sido el populismo y la mentira desvergonzada, esa que duele y es
peligrosa por lo que menciono sobre la fe de sus seguidores, que es totalmente
ciega e irreflexiva. Cumplen las mañaneras una función pero que solo le sirve a
quien la expone, o sea, al propio Andrés Manuel López Obrador, pero nunca a la
nación.
DE MANTECA: En este sexenio federal, uno de los temas en los que ha fallado flagrantemente la cuarta transformación es la educación. Todo lo que ha tenido que ver con la academia y los procesos educativos han sido nefastos. Como todo en el país, AMLO recibió un sistema educativo en ruinas, pero esta administración no levantó ni un centímetro a algo que está literalmente noqueado en la lona.
AMLO con su característica
costumbre de negar todo lo que no ha podido resolver, optó por llamar
neoliberales a los resultados que dio la OCDE respecto al examen Pisa del cual
nuestro país salió evidentemente reprobado. Hizo el presidente de la vista
gorda, igual que hace con la seguridad y el sistema de salud.
Sin embargo, lo que no hemos
aplaudido es la celeridad que tiene la 4T en resolver problemas educativos que
se presentan a los funcionarios de este sexenio. De risa loca es lo que sucedió
con la defenestrada Celestina Godoy, perdón, Ernestina, quien tuvo que
dejar la Fiscalía de la Ciudad de México, cuando los diputados de Morena de esa
entidad, no pudieron reunir los votos que se requerían para mantener en su
puesto a una persona que fue totalmente ineficiente en el cargo.
La ley dice
que, al quedar vacante el puesto de fiscal, su lugar debe ser llenado por el
coordinador general de Investigación Territorial de esa dependencia, un señor
llamado Oliver Pilares, pero, seguramente por diversas broncas tal vez con la
misma Celestina, perdón, Ernestina, este, se fue al bosque de
Chapultepec y ahí mismo sobre “el altar a la patria” y teniendo como testigos
los cadáveres de los niños héroes, la fiscal en desgracia, dio un último
informe de su actividad y decidió, de un plumazo nombrar coordinador general de
Investigación Territorial a un tal Ulises Lara, quien quedó como fiscal de la
CDMX. Pero —siempre hay un maldito pero en la cuarta transformación—, la ley
dice que el fiscal debe tener licenciatura en derecho y cinco años de
experiencia en esta disciplina; el caso es que Lara es sociólogo y no abogado.
Entonces, alguien debió gritar ante esta contingencia: “¡Pero qué chingados!, ¿somos o no somos de la 4T?” y alguien
respondió: “¡Claro que somos y es un
honor estar con Obrador!”. “Entonces
—respondió el aludido— saquen un título
de abogado, pero ya..! ¡y con todo y cédula profesional endejos!”, “¿pero de dónde?” “Carajo, pues del glorioso Centro Universitario Cúspide de México y que sea de la generación 2024-2024”.
Entonces de manera increíble Ulises Lara, en un par de horas se aventó la
licenciatura, se graduó y hasta la cédula profesional gestionó. ¿Surrealista?
Mariguano diría yo. Si con esa velocidad la cuarta transformación atendiera los
asuntos de criminalidad e inseguridad, México sería un paraíso de paz. Por
supuesto, ahora le faltan a Larín, los cinco años de experiencia, pero esos en
otras dos horas le aparecen. ¡Chingonométrica la 4T!