Tal vez suene algo intolerante al criticar la insistencia de la iglesia a participar en la educación. Pero no, no tengo nada contra ella, pues ella seguirá haciendo su lucha por dominar las voluntades de un pueblo con el único fin de engrosar más sus repletas arcas. No, lo que me enoja es que; a los que se supone deben defender los intereses de un cada día más empobrecido pueblo, a los que se les paga y se les paga muy bien para defendernos, SI, A LOS SENADORES. Que sean ellos mismos, con la finalidad de perpetuarse en el poder, los que le sigan ofreciendo a estos pederastas “servidores de Dios” la formación educativa de nuestros hijos.