Culiacán, Sinaloa |
Por: José B. Algarín G.
Después de esta aventura me regresé Mazatlán, llegando ya noche a las
oficinas de la Sede del Paludismo y de inmediato, inicie la organización de mis
papeles, y el recuento de los daños de
todo el material que se me había mojado. Tendría como unas dos horas trabajando
en esto, cuando de improviso se presentó el Dr. Buitrón, Jefe Delegacional, y
sin más me espetó: ¿Qué está haciendo? Pasé por aquí, y me di cuenta de que
estaba una luz encendida y por eso le pregunto, ¿qué hace?