Por: José Ricardo
Morales y Sánchez Hidalgo
DE CHILE: Ante las cosas que se ven hoy día,
me doy cuenta, como seguramente también lo ve el amable lector, que hemos caído
los mexicanos en una agria espiral de falta de ética y muy poca o nula moral.
Dijera aquel sinvergüenza potosino, de los peores caciques que tuvo el siglo XX
nacional Gonzalo N. Santos, al referirse precisamente a la moral, exclamaba sin
rubor, que eso solo era un árbol de moras.
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Gonzalo N. Santos |
Digo lo anterior por tres casos
sucedidos la semana pasada: la patética actitud de la ministra Yasmín Esquivel
Mossa, a quien se acusa de haber plagiado —robado, pirateado, estafado,
fusilado— una tesis de titulación. Ya la UNAM, algo temerosa, ratificó que en
efecto, la dama, con singular desfachatez, le robó la tesis a un abogado, que a
diferencia de ella, no contó en esta vida con la suerte de tener como amigo al
presidente de la república o que su pareja fuera el contratista favorito del
mesías tropical. Este señor Edgar Ulises Báez, vive si no en la miseria si en
abyecta pobreza y muy mal de salud. Él, no gana, ni por mucho, los 284 mil 500
pesos mensuales que se zampa la ministra transa. Es claro, que un juez de la
suprema corte de justicia de la nación, debe tener una reputación a toda
prueba. Si ellos, los encargados de aplicar justicia y defender a la
constitución son los primeros en violar las leyes y hacer trizas a la carta
magna, qué diablos impide a cualquier hijo de cuico burlarse de la ley y hacer
de las suyas.
Lo peor es la defensa terrible y patética que hizo AMLO de la
juez pirata: “En este caso no soy objetivo
del todo porque considero que cualquier error, anomalía, cometida por la
ministra Yasmín cuando fue estudiante es infinitamente menor al daño que han
ocasionado a México Krauze y el señor que hace la denuncia, Sheridan”, y
añadió para mayor vergüenza: “Como diría
Jesús, quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”. No se puede
ni se debe defender lo indefendible. Entre más se defendía la juez Esquivel,
más se hundía en el lodo.
Y el verdadero y único autor de la tesis fue claro:
es simple lógica: el que sacó la tesis primero, es el autor. Lo dicho, falta
absoluta de ética, al grado, que luego de la encuerada que le dieron a la
ministra “pasante”, no fue para renunciar (en este país los dioses del Olimpo
nunca renuncian) y hasta se aferró a competir por la presidencia de la SCJ, la
cual afortunadamente perdió. Segundo caso de falta de ética y moral: durante
los tremendos y terroríficos hechos del segundo culiacanazo, gente del pueblo
—seguramente el bueno y sabio— en la revuelta se dieron a la tarea de saquear
comercios y hasta se les veía cargando en el lomo ataúdes robados de agencias
funerarias y camiones de transporte. Es una vergüenza que esto suceda en un
país como el nuestro y hasta algo de surrealismo se puede anotar ahí. Por
supuesto, todo es producto de la ignorancia.
Como el tercer caso, donde un
jugador profesional de fútbol, concretamente del Cruz Azul, organizó, en medio
de este ambiente tenso por la captura de Ovidio Guzmán, una “fiestecita” para
su chilpayate; y el tarambana futbolista, cuya cabeza solo le sirve para
rematar balones, disfrazó y armó a toda la chiquillada como sicarios o capos
con gorra con las iniciales de JG (Joaquín Guzmán El Chapo). Este tipo no solo
no tiene ética ni un gramo de moral, tampoco brilla por su sentido común.
DE DULCE: Tuve el gusto en estas vacaciones
decembrinas de visitar el hermoso y muy rico estado de Sonora. Visité Guaymas,
Empalme, Carbó, Hermosillo, Ciudad Obregón y Álamos. Hice el recorrido en auto
y quedé maravillado de las supercarreteras que los sonorenses tienen. Casi
todas de concreto hidráulico y de cuatro carriles, dos de ida y dos de regreso.
Y lo mejor, a precios muy bajos. Las casetas que pasamos en ratos tenían
tarifas de 20 o 30 y tantos pesos y algunas ni eso, gratis como la de
Guaymas-Hermosillo que no tenía caseta de cobro. El único prieto en el arroz
fue el tramo de Mazatlán a Culiacán, paradójicamente el tramo más caro, donde
la carretera está destrozada y llena de peligrosos hoyancos que envidiarían los
selenitas en la Luna. Da envidia, porque aquí en Nayarit tenemos uno de los
tramos más caros del país, el de Tepic-Mazatlán carisísimo y con una dizque
autopista de apenas dos carriles con amplio acotamiento lo que la convierte en
un tramo muy peligroso. De Acaponeta a Tepic, apenas 136 kilómetros en viaje
redondo andamos pagando la “módica” cuota de 974 devaluados bilimbiques de puro
peaje. Sin contar la gasolina, el refresco y la torta para pasar el día. No se
ve que a las autoridades estatales, municipales o a algún diputado federal o
local se preocupe por ello; es más les importa una pura y dos con sal; como
ellos no pagan peaje en autopistas, porque nosotros, sus patrones somos tan
buenos o tan conejos que les pagamos las casetas a “nuestros empleados”. Dense
una idea: en las últimas tres legislaturas federales, los dilectos y
preocupados (por la patria) diputados erogaron en peaje en carreteras la atemperada
cantidad de 119 millones 524 mil 381 varos. Ni a quién echarle la culpa.
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Guillermo Llanos Delgado |
DE MANTECA: Hace ya algunos años, me contactó Santos
Romero, del cual así como sorpresivamente apareció en mi vida, así de repente
se esfumó y no he sabido más de él. Pero, antes de desaparecer me regaló un
documento excepcional. Se trata de unos viejos escritos del siempre bien
recordado amigo, periodista, poeta y gran promotor de la cultura acaponetense,
el inolvidable Guillermo “Memo” Llanos Delgado y que son una memoria de los dos
primeros festivales culturales de Acaponeta. Para los que gustamos mucho de la
historia local, estos amarillentos papeles escritos tal vez con una antigua máquina
Olivetti por el propio Memo Llanos, constituyen un tesoro que poco a poco les
iré dando a conocer. Comienza el poeta diciendo: “Quien ha dicho que el público de una ciudad pequeña de la provincia no
sabe escuchar sinfónica, ni poesía coral, ni conciertos de piano, ni asistir a
conferencias, ni ver teatro…está equivocado. Nos parece que este es el momento
de que el INBA, por ejemplo, debe volver sus ojos hacia estos pueblos de México
tan olvidados de las instituciones oficiales
que manejan las cosas culturales. Sostenemos esta posición y nos podemos
enfrentar a estos señores que se han constituido en los amos de la cultura
oficial”. Enseguida, Memo Llanos hace un recuento del primer día del Primer
Festival Cultural de Nayarit en Acaponeta que arrancó el miércoles 20 de
noviembre de 1974, recordando que esta fiesta de la cultura, hoy precisamente
la más antigua de la entidad, fue inaugurada por la esposa del gobernador Roberto
Gómez Reyes, señora Flavia Flores, visitando ella la feria y el kilómetro del
libro, reuniendo tomos para la biblioteca donde por cierto se expuso una
muestra de arte contemporáneo. También se llevó a cabo un torneo de ajedrez,
una exposición de fotografía y dos expos de sendos artistas: José Luis Soto y
el acaponetense Ramón Medina (hoy Vladimir Cora).
También develaron un mural
del pintor José Meza Velázquez, que supongo que es el que se encuentra en el
lobby de la hoy Casa de la Cultura “Alí Chumacero” y que tuvo como asesor
técnico al propio José Luis Soto, pintor guanajuatense quien es autor de los
murales de palacio de gobierno en Tepic.
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Blanca María Luisa Díaz Tejeda |
En los patios de la vieja escuela
“Ignacio Zaragoza” hoy casa de cultura, el conductor del programa Julio
Mondragón, periodista y escritor nayarita, anuncia la llegada de la primera
reina del festival cultural Blanca María Luisa Díaz Tejeda, quien cinco años
después habría de ser coronada como Señorita México 1979; mientras tanto recibe
la corona de manos del Lic. Juan Alonso Romero. En este acto se presenta un
momento de poesía y música a cargo de Carlos Ortega Guerrero, quien llegó desde
la ciudad de México para recibir su premio de diez mil pesos (mucho dinero en
aquel entonces) por ser el ganador de los primeros juegos florales por su
trabajo intitulado “Corte transversal”,
mismo que le dio el jurado que integraron el famoso poeta jalisciense Elías
Nandino, Víctor Hugo Lomelí y Adalberto Navarro Sánchez, a estos últimos no los
conozco. Dice Memo en este escrito: “…fidelidad
a la belleza, a las palabras más hondas del corazón, la mujer, la poesía,
Acaponeta.” Un señor Luis Ignacio, agrega el cronista, le cantó a
Latinoamérica en su idioma, por el gaucho, el indio, dice Memo. Posterior a
esto hubo dos intervenciones del cuarteto Alduenda (piano, chelo y dos
violines). Termina así la primera jornada del festival cultural, pero muchos
siguieron de fiesta porque se realizó un baile de la Asociación de Charros,
donde el propio Alonso Romero coronó a otra reina, la que se llamó Sandra I,
mientras en el kiosco de la plaza "Miguel Hidalgo” tocaba una estudiantina
de la Uni-Nay. En entregas posteriores daré la crónica de los siguientes días.
Espero
sus comentarios, sugerencias y datos interesantes al correo:
jori.mosahi@gmail.com