Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo
Publicado en el blog: http://puertanorteacaponeta-jrmsh.blogspot.com/
Nunca me han gustado las telenovelas y conste que no soy de aquellos que presumen de no verlas y se pasan todas las noches sentados frente a la pantalla chica viendo como Gustavo Alfredo le rompe el corazón y de paso la doncellez a Rubí Celeste. La verdad que no me gustan y si puedo evitarlo verlas mejor; aunque esto, debo reconocerlo, no siempre es posible, ya que muchas veces va uno caminando por la calle y al pasar frente a cada casa del pueblo, la constante es la maldita novela, que se oye cuadra tras cuadra y muchas veces involuntariamente, se chuta el peatón todo el churro televisivo, sin ninguna compasión, o bien, ya cómodamente instalado en casita, queriendo ver una buena película, resulta que nuestra insustituible media naranja, está apoderada de la tele y, lo peor, del control. Y no es por otra cosa, sino porque la historia tele novelera siempre es la misma: la archiconocida “histerieta” de la Cenicienta que se repite hasta la saciedad: la chica pobre pero muy bonita encarnada unas veces por Verónica Castro y otras por Thalía, que por esas coincidencias maravillosas de las teleculebras llegan a casarse con el niño rico, medio joto y mula entero, a pesar de las intrigas de la trinche madrastra o la tía solterona y bigotona, como dijera aquel italianillo de cuarta, el hijoepu de Tiziano “Perro”. Siempre es igual y me sorprendo en cada ocasión en que sale al aire uno de estos telechurros por la audiencia tan enorme que jalan. Cada vez que tengo la oportunidad de organizar un evento de cultura tengo necesariamente que revisar que el horario no coincida con el bodrio de moda y mucho menos con el capítulo final, donde Ricardo Adolfo termina frente al altar jurándole amor eterno a la costurerita que por muchos meses o años, sufrió e hizo llorar a la teleaudiencia. Repito, siempre es igual, por eso no las veo y menos me gustan. Bien, a pesar de todas esas cosas absurdas y circunstancias telenoveleras que rayan en ocasiones en una burla para la inteligencia de la gente, los mocudramas de la caja idiota son un éxito perenne y la población corre todas las noches a casita para llegar a tiempo a ver las cachetadas, los sonoros y húmedos ósculos, las traiciones y los complots descubiertos, en una palabra para proseguir lo que quedó pendiente en el capítulo anterior. Nadie escapa a la emoción de ver qué sucede cuando al niño popis de la teleculebra lo sorprende la criadita, personaje principal del churro, besándose de lengüita con la malvada Luciferina, rica, bien vestida y con chichis muy infladas por cierto. Al menos así era antes, cuando México parecía un país normal, esa era la manera como nos distraía el PRI-gobierno en contubernio con una Televisa que a cambio de esta distracción masiva pedía y sigue pidiendo a cambio, el monopolio de la televisión en México y la facultad de medrar a costa del pueblo y saltándose cuanta ley le estorba para sus mercenarios propósitos. Por supuesto el complemento era y sigue siendo el fútbol de los domingos, cuando no había “teleniverlas”. Los "ratones verdes" eran y siguen siendo, solo que con pomposo entrenador europeo.Sin embargo hoy el México que vivimos es otro; Televisa ya no es la única empresa en el mercado de las telecomunicaciones, TV Azteca compite con ella en producir basura; el PRI ya no está en el poder sino Don Felipe Calderón Hinojosa; a Verónica Castro, ya la vemos bastante restiradita de la cara y de las lonjas, ha dejado los escenarios de cartón y yeso de los foros telenoveleros para dirigir ese otro teatro ensayado y mentiroso que son los líos matrimoniales de su sangrón hijito. Y lo peor, la gente ya no corre a la casita a ver la continuación del capítulo anterior, ahora lo hace para ver que sigue en el teledrama familiar “Los Ricos también lloran” en voz de López Dóriga y con el primer actor Carlitos Slim, quien nos tiene en “suspense” con los trastupijes con el gobierno y todo lo que sale a propósito de su persona, de Telmex y de sus supuesto socio, el otro Carlitos “el chorejas” Salinas, sin duda el más malo de la telenovela, quien como en cualquier melodrama de Lucía Méndez y Andrés García, ha conseguido tales enredos que no se puede ni creer.Todas las noches corro para ver, cómodamente instalado en mi camita, “Cuna de Lobos” versión siglo XXI, y yo también me altero y se me salen las de San Pedro cuando veo que los funcionarios y regidores del gobierno municipal del Dr. Saulo, traman lo peor para él y Acaponeta, los asesores y ciertos regidores perversos, por ejemplo merecen el Ariel de Plata o de los premios “Eres”, pues con sus soberbias actuaciones han engañado al primer edil, haciendo como que trabajan y llevando al municipio al abismo, eso sí, el raiting de Saulo ha caído estrepitosamente.Los hechos y situaciones que van surgiendo de la vieja casona de la calle Morelos y en general de la política municipal, son dignas de la mejor tragedia, farsa o melodrama. Póngale el amable lector el título que mejor le convenga a estas historias con que hoy nos distrae estos gobiernos incomprensibles, metafísicos, paranormales y surrealistas. “Cuando los hijos se van” sería buen título para el despido de los familiares del primer edil Lora Aguilar, que están considerados en la nómina municipal. “Amor Salvaje” parece un buen título para las relaciones entre el Sr. Saulo y su ex tesorero Anuar Abud; “El Derecho de Nacer", con los basificados del SITRATEN. “Amarte es mi Pecado” con el primer actor Efraín Arellano y su relación tormentosa con el PRI. “Morir de pasión” con la superestrella de la farándula Antonio Fránquez Villaseñor.Quién lo iba a decir, que el mundo habría de ser al revés, donde nada el ave y vuela el pez; donde gobernaba el PRI ahora lo hace el PRD; y la vida real es lo que rifa, como los “reality shows”, de las situaciones ridículas, la de las coincidencias increíbles; la de los mafiosos de a deveras, de carne y hueso y un pedazo de pescuezo. ¿Acaso usted ve alguna diferencia entre Catalina Creel y el Director de Seguridad Pública? Nómas el parche en el ojo los diferencia. ¿No son igualitos Güicho Domínguez y algunos ex funcionarios municipales, millonariazos de película? Hasta le veo un cierto aire a Mamá Elena con algunas damas de la "zoociedad acaponetense", ¿a poco no? Como sea, la ficción una vez más queda rezagada frente a la realidad, hoy los “raiting” televisivos los tienen los Ayuntamientos y los grillos locales, que resultan más interesantes que cualquier lacrimógeno drama teleculebrero. "Fuego en la sangre" con un reparto hollywoodesco: Francisco Piña, Héctor Bañuelos y Antonio Coronado, tal como si fueran los "hermanos Reyes".Ese es nuestro Acaponeta lindo y querido, tan solo un escenario de carpa segundona y no un municipio que se enorgullezca de su participación en el concierto estatal; así estamos hoy con estos políticos que nos gobiernan, pues lejos de ser grandes estadistas que dirijan la construcción de un municipio igualitario y justo, son tan solo tiples de segunda y cómicos de barrio. Qué lástima, que tristeza y cuanta impotencia por no poderles aventar, como en cualquier teatro de pueblo jitomatazos y cebollazos por sus pésimas actuaciones; hasta los actorcitos y actricitas de moda, de poco talento tipo RBD, todos llenos de bolas, chichis y nalgas, les ganan, al menos ellos enseñan carne, nuestros políticos y algunos funcionarios públicos, cada día están más feos y solo enseñan el cobre. Las balaceras callejeras, las invasiones de la AFI, los robos a casas habitación, los cristalazos a carros, la gente bebiendo en la vía pública, los arrancones de juniors por los adoquines, el campo devastado, los asesores que no asesoran, el lío del mercado, la plaza devastada, la inseguridad galopando, los reglamentos que no se usan y cien lindezas más, ya los quisiera Juan “pocoseso” Osorio, para su churros televiscos.
Ya me voy ahorita vengo, si no me perderé el próximo capítulo de “Perversiones en el Congreso”, con nuestros dilectos diputados, émulos de los hermanos Marx, Los Tres Chiflados y Ensalada de Locos; el capítulo anterior quedó rebueno, pues todos los diputados quieren carros nuevos y los malditos ciudadanos, siempre rufianes están enojados (Ojalá que mi vieja no esté viendo la trinche novela).
EL (LA) RIVAL MÁS DÉBIL
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Por* Enrique HERNÁNDEZ QUINTERO*
Si a los políticos (dentro y fuera de MORENA) le dieran la oportunidad de
escoger al adversario más cómodo para la gub...