jueves, 14 de marzo de 2024

CARTA ABIERTA A LOS ASPIRANTES A LA PRESIDENCIA MUNICIPAL DE ACAPONETA

 


Dirigido a: Abud, Arellano, Cantabrana, Espinosa, Guzmán, Martínez, Ornelas, Piña, Salcedo, Tiznado y Zamorano (estricto orden alfabético para evitar penosas suspicacias, y que me perdonen los que no aparecen en este listado, pero son estos, los que más suenan en los pasillos de la presidencia, las esquinas y el banquetón del mercado, pero si llegan igual hagan caso a esta solicitud).

Estimados amigos aspirantes:

Alguno de ustedes habrá de gobernar el municipio de Acaponeta, encabezando el XLIII Ayuntamiento Constitucional, con todo lo que eso significa y conscientes —eso esperamos todos— de la responsabilidad que tienen—, por lo que me animo a hacer algunas solicitudes o bien, propuestas para que tomen en cuenta en sus programas de trabajo, en la inteligencia de que no pertenezco a ningún partido, no tengo aspiración alguna de “hueso” o quedar bien con alguien y menos molestar a nadie. Lo hago estrictamente desde mi tribuna ciudadana y mi trinchera de la Junta Vecinal de Acaponeta A.C.

Aparte de proporcionar los servicios básicos como el agua en las llaves domiciliarias, el drenaje, la seguridad pública, los problemas del campo, la recolección de basura, bacheo, etc. quisiera hacer algunas observaciones que considero pertinentes y de apremiante resolución:



1.     Es ya urgente y de inaplazable medida de protección y seguridad la rehabilitación del palacio municipal, sede del gobierno de Acaponeta.

Este inmueble, catalogado por el INAH como monumento histórico se halla en condiciones deplorables y considero que peligrosas, al grado que de colapsar las primeras víctimas serán el propio presidente y el secretario de gobierno en turno, así como todas las secretarias, ayudantes y ciudadanos que ahí se encuentren en ese malhadado momento.

Sé perfectamente bien que se necesita un recurso bastante grande y la obra, por el tamaño del inmueble y lo extenso del daño, es imposible terminarla en tan solo tres años, pero señores, alguien tiene que comenzar, y los que vengan, la obligación de continuar la tarea comenzada. Que el cabildo en funciones, legisle al respecto y obligue al que siga —sea quien sea— a continuar la obra por ser prioritaria.


Esto tan imperioso, nos lleva a otra situación que vendría a aliviar la sangría económica que significa para el ayuntamiento pagar renta para oficinas municipales y, ahora lo sé, también algunas federales como Correos, Telégrafos, Segalmex, etc. e ignoro si también las estatales como Recaudación de Rentas. Entre las municipales están la dirección del deporte ubicada donde era el restaurant “Blanquita”; las oficinas de la mujer y la juventud en la casona de la esquina de Morelos y Oaxaca; la de catastro sobre la calle Hidalgo frente a la plaza o la de Bienestar en el andador Puebla frente al auditorio, entre otras.

Un edificio de la presidencia, con todas sus habitaciones rehabilitadas y funcionando puede contener varias de esas dependencias. Incluso, lo hemos comentado entre amigos, es necesario conformar un centro cívico en la ciudad, que albergue a muchas de estas oficinas y hasta las mencionadas federales, situándolas en el viejo elefante blanco en que se convirtió el mercado (mercadito) “Gardenia” al norte de la ciudad, que se puede reformar para meter esas oficinas, lo que además daría vida a esa zona de la ciudad.

Otra medida de alivio, es llevar la biblioteca municipal “Benito Juárez” a la Casa de la Cultura “Alí Chumacero” y no a la oficina de telégrafos como hoy quieren hacer, quedando ese inmueble para dos dependencias grandes, por ejemplo, correos y telégrafos, una arriba y otra abajo.

 


2.     Desde que el presidente municipal Don José Chávez Rodríguez, el buen “Joselillo” para los que tuvimos el gusto de conocerlo, comenzó a adoquinar a la ciudad, esencialmente alrededor de la plaza principal y el callejón Romano, los presidentes que lo siguieron fueron adoquinando buena parte de la cabecera municipal de Acaponeta, especialmente el centro histórico, así se fueron cerrando algunos “circuitos callejeros”, pero de pronto aquello se paró y algunos de esos espacios quedaron a medias, por ejemplo la calle Oaxaca entre Hidalgo y Morelos, frente a la escuela Hidalgo, aún está empedrada y valdría la pena cerrar ese adoquinado. Lo mismo sucede en la parte norte de la calle Veracruz entre Corona y Agustín Borrego. Una calle que, bien vale la pena adoquinar es la Jalisco en toda su extensión; los taxistas llaman a esta rúa “libramiento” para evitar entrar al centro por la calle México y sacar los autos que van a Huajicori o al otro lado de la vía con celeridad, sin embargo, muchos no lo hacen por lo molesto del empedrado.

Ya resuelto esto, valdría la pena analizar un cambio en las vialidades de Acaponeta, hoy por hoy, obsoletas y que colapsan en diciembre y semana santa.

 


3.     En materia cultural, y siendo nuestro municipio “la capital cultural de Nayarit” y, por decreto presidencial “Atenas nayarita”, hay que propiciar políticas culturales que ayuden a llevar a buen puerto tan pesadas losas. Conjuntamente con los grupos organizados y en equipo con el diputado local, sea este el que sea y del partido al que pertenezca, elaborar un proyecto que culmine con una cantidad económica determinada considerada dentro de la ley de egresos para que los festivales culturales de Nayarit en Acaponeta, tengan un presupuesto tal, que permita su realización exitosa y sin problemas de recursos con actividades y la presencia de artistas de calidad y de trascendencia en diversas disciplinas artísticas.


4.     He tenido la enorme fortuna de conocer más de 30 pueblos mágicos y he visto cómo estos han crecido, se han desarrollado y progresado en materia de turismo y la entrada de billetes que los muchos visitantes dejan en comercios, hoteles y restaurantes.

Si bien es cierto, todos son hermosos —unos más, otros menos—, debo decir que hay una especie de trampa que nunca se menciona en los folletos promocionales: el programa “Pueblos Mágicos”, intenta de alguna manera colocar con el mismo rasero a todos los pueblos, es decir, homogenizarlos y lograr un modelo más o menos igual para todos, olvidándose de los problemas y los satisfactores que las comunidades tienen, cada uno por su lado. Cada pueblo tiene su propia identidad, su diferente sabor, huelen distinto y su gente es otra cosa a la de los demás. Se deben cuidar diversos aspectos que no modifiquen significativamente el quehacer del pueblo y buscar, además, atractivos que atraigan al turista, pero que beneficie económicamente a sus habitantes; se cuiden los recursos naturales y se produzcan alternativas de crecimiento como fomento a las artesanías, destacar a las comunidades indígenas, privilegiar el gran atractivo de la gastronomía y, aunque a muchos no les guste, mejorar la imagen de los centros botaneros, su calidad en el servicio y la higiene de sus productos, simple y llanamente porque eso busca la gente de otras latitudes que vienen a nuestra querida ciudad.  

Sé muy bien que existen muchos más temas sobre lo que necesita Acaponeta, de hecho, me queda claro que cualquiera de ustedes que lleguen a la silla municipal, se habrá sacado la rifa del tigre. Pero no quise dejar pasar la oportunidad de sugerir esto.

Les deseo suerte y que gane el que más ame a nuestro amado municipio.

Atentamente su amigo

P.D.- ¡Ah, lo olvidaba! Favor de no pelear con el diputado local en turno, siempre lo hacen y el que pierde es Acaponeta.                     

Ya estamos grandecitos para esas jaladas.