Dirigido a: Abud, Arellano, Cantabrana, Espinosa, Guzmán,
Martínez, Ornelas, Piña, Salcedo, Tiznado y Zamorano (estricto orden alfabético
para evitar penosas suspicacias, y que me perdonen los que no aparecen en este
listado, pero son estos, los que más suenan en los pasillos de la presidencia, las
esquinas y el banquetón del mercado, pero si llegan igual hagan caso a esta
solicitud).
Estimados amigos aspirantes:
Alguno de ustedes habrá de gobernar
el municipio de Acaponeta, encabezando el XLIII Ayuntamiento Constitucional,
con todo lo que eso significa y conscientes —eso esperamos todos— de la
responsabilidad que tienen—, por lo que me animo a hacer algunas solicitudes o
bien, propuestas para que tomen en cuenta en sus programas de trabajo, en la
inteligencia de que no pertenezco a ningún partido, no tengo aspiración alguna
de “hueso” o quedar bien con alguien
y menos molestar a nadie. Lo hago estrictamente desde mi tribuna ciudadana y mi
trinchera de la Junta Vecinal de Acaponeta A.C.
Aparte de proporcionar los servicios
básicos como el agua en las llaves domiciliarias, el drenaje, la seguridad
pública, los problemas del campo, la recolección de basura, bacheo, etc.
quisiera hacer algunas observaciones que considero pertinentes y de apremiante
resolución:
1. Es ya urgente y de inaplazable medida
de protección y seguridad la rehabilitación del palacio municipal, sede del
gobierno de Acaponeta.
Este
inmueble, catalogado por el INAH como monumento histórico se halla en
condiciones deplorables y considero que peligrosas, al grado que de colapsar
las primeras víctimas serán el propio presidente y el secretario de gobierno en
turno, así como todas las secretarias, ayudantes y ciudadanos que ahí se
encuentren en ese malhadado momento.
Sé
perfectamente bien que se necesita un recurso bastante grande y la obra, por el
tamaño del inmueble y lo extenso del daño, es imposible terminarla en tan solo
tres años, pero señores, alguien tiene que comenzar, y los que vengan, la obligación
de continuar la tarea comenzada. Que el cabildo en funciones, legisle al
respecto y obligue al que siga —sea quien sea— a continuar la obra por ser
prioritaria.
Esto tan imperioso, nos lleva a otra situación que vendría a aliviar la sangría económica que significa para el ayuntamiento pagar renta para oficinas municipales y, ahora lo sé, también algunas federales como Correos, Telégrafos, Segalmex, etc. e ignoro si también las estatales como Recaudación de Rentas. Entre las municipales están la dirección del deporte ubicada donde era el restaurant “Blanquita”; las oficinas de la mujer y la juventud en la casona de la esquina de Morelos y Oaxaca; la de catastro sobre la calle Hidalgo frente a la plaza o la de Bienestar en el andador Puebla frente al auditorio, entre otras.
Un
edificio de la presidencia, con todas sus habitaciones rehabilitadas y
funcionando puede contener varias de esas dependencias. Incluso, lo hemos
comentado entre amigos, es necesario conformar un centro cívico en la ciudad, que
albergue a muchas de estas oficinas y hasta las mencionadas federales,
situándolas en el viejo elefante blanco en que se convirtió el mercado
(mercadito) “Gardenia” al norte de la
ciudad, que se puede reformar para meter esas oficinas, lo que además daría
vida a esa zona de la ciudad.
Otra medida
de alivio, es llevar la biblioteca municipal “Benito Juárez” a la Casa de la Cultura “Alí Chumacero” y no a la oficina de telégrafos como hoy quieren
hacer, quedando ese inmueble para dos dependencias grandes, por ejemplo,
correos y telégrafos, una arriba y otra abajo.
2. Desde que el presidente municipal Don
José Chávez Rodríguez, el buen “Joselillo”
para los que tuvimos el gusto de conocerlo, comenzó a adoquinar a la ciudad,
esencialmente alrededor de la plaza principal y el callejón Romano, los
presidentes que lo siguieron fueron adoquinando buena parte de la cabecera
municipal de Acaponeta, especialmente el centro histórico, así se fueron
cerrando algunos “circuitos callejeros”, pero de pronto aquello se paró y
algunos de esos espacios quedaron a medias, por ejemplo la calle Oaxaca entre
Hidalgo y Morelos, frente a la escuela Hidalgo, aún está empedrada y valdría la
pena cerrar ese adoquinado. Lo mismo sucede en la parte norte de la calle
Veracruz entre Corona y Agustín Borrego. Una calle que, bien vale la pena
adoquinar es la Jalisco en toda su extensión; los taxistas llaman a esta rúa “libramiento” para evitar entrar al
centro por la calle México y sacar los autos que van a Huajicori o al otro lado
de la vía con celeridad, sin embargo, muchos no lo hacen por lo molesto del
empedrado.
Ya
resuelto esto, valdría la pena analizar un cambio en las vialidades de
Acaponeta, hoy por hoy, obsoletas y que colapsan en diciembre y semana santa.
3. En materia cultural, y siendo nuestro municipio “la capital cultural de Nayarit” y, por decreto presidencial “Atenas nayarita”, hay que propiciar políticas culturales que ayuden a llevar a buen puerto tan pesadas losas. Conjuntamente con los grupos organizados y en equipo con el diputado local, sea este el que sea y del partido al que pertenezca, elaborar un proyecto que culmine con una cantidad económica determinada considerada dentro de la ley de egresos para que los festivales culturales de Nayarit en Acaponeta, tengan un presupuesto tal, que permita su realización exitosa y sin problemas de recursos con actividades y la presencia de artistas de calidad y de trascendencia en diversas disciplinas artísticas.
4. He tenido la enorme fortuna de conocer más de 30 pueblos mágicos y he visto cómo estos han crecido, se han desarrollado y progresado en materia de turismo y la entrada de billetes que los muchos visitantes dejan en comercios, hoteles y restaurantes.
Si bien es
cierto, todos son hermosos —unos más, otros menos—, debo decir que hay una
especie de trampa que nunca se menciona en los folletos promocionales: el
programa “Pueblos Mágicos”, intenta de alguna manera colocar con el mismo
rasero a todos los pueblos, es decir, homogenizarlos y lograr un modelo más o
menos igual para todos, olvidándose de los problemas y los satisfactores que
las comunidades tienen, cada uno por su lado. Cada pueblo tiene su propia
identidad, su diferente sabor, huelen distinto y su gente es otra cosa a la de
los demás. Se deben cuidar diversos aspectos que no modifiquen
significativamente el quehacer del pueblo y buscar, además, atractivos que
atraigan al turista, pero que beneficie económicamente a sus habitantes; se
cuiden los recursos naturales y se produzcan alternativas de crecimiento como
fomento a las artesanías, destacar a las comunidades indígenas, privilegiar el
gran atractivo de la gastronomía y, aunque a muchos no les guste, mejorar la
imagen de los centros botaneros, su calidad en el servicio y la higiene de sus
productos, simple y llanamente porque eso busca la gente de otras latitudes que
vienen a nuestra querida ciudad.
Sé muy bien que existen muchos más
temas sobre lo que necesita Acaponeta, de hecho, me queda claro que cualquiera
de ustedes que lleguen a la silla municipal, se habrá sacado la rifa del tigre.
Pero no quise dejar pasar la oportunidad de sugerir esto.
Les deseo suerte y que gane el que
más ame a nuestro amado municipio.
Atentamente su amigo
P.D.- ¡Ah, lo olvidaba! Favor de no pelear con el diputado local en turno, siempre lo hacen y el que pierde es Acaponeta.
Ya estamos grandecitos para esas jaladas.