Por: Juan J. Gaspar G.
Yo ya no puedo más... ¡arráncame
la vida!
Después de tres larguísimas
horas, Susanita Ley de pronto se desencajó la diadema auditiva que ya le
empezaba a provocar un agudo dolor en sus oídos, tensó todo su cuerpo y en su arranque de
histeria tiró fuertemente su pelo y se dejó caer sobre el teclado. Unos minutos
antes había regresado del sanitario, caminando torpemente, con su mirada
perdida y su rostro bañado en llanto. Ahí quedó inmóvil... Su cuerpo estaba
inerte.