domingo, 21 de enero de 2024

DE CHILE, DE DULCE Y DE MANTECA

 


Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo

DE CHILE: Ya anunció el Instituto Nacional Electoral (INE) que los debates, tres programados para realizarse dos de ellos en abril y uno en mayo, tienen el carácter de obligatorios, no podrán hacer como amenazó López Obrador en la campaña para el 2018, “escurrir el bulto”, más que nada porque se sentía inferior a sus contrincantes en cuanto a conocimientos. Afortunadamente en aquel entonces no se salió con la suya y participó en los debates donde se mofó de Meade, Anaya y “el Bronco”, incluso ganando los mentados encuentros.



El pasado jueves finalizaron las “precampañas” —invento no sé de quién, donde se violaron todas las leyes electorales, sin que a nadie castigaran—. Fueron los discursos de Xóchitl Gálvez y de Claudia Sheinbaum, los que más llamaron la atención; del tercer contendiente, el guiñol que destapó entre cervezas, tequilas y botanas, el payasito de Monterrey —que no es Cepillín— Samuelín “el simpático” García, en compañía de su más inteligente que él mujer (lo cual ya es mucho decir) a su compadrote: un desconocido Jorge Álvarez Máynez, que mal empieza su campaña llevando al frente al idiota gobernador del sufrido estado de Nuevo León.


         Decía que el INE ya anunció los debates, pero en los cierres de esta precampaña, los discursos fueron un debate, y si hay que dar un ganador, creo que fue Xóchitl la que se llevó las palmas, y es que siempre el candidato de oposición la tiene más fácil que el candidato de la oficialidad, y más sobre la Sheinbaum, que se ve obligada a aplaudir todas las ocurrencias y yerros de su creador, Andrés Manuel López Obrador y no tendrá mucho margen para moverse con libertad ante la andanada de ataques con que le surtirá la que encabeza a la alianza imposible.


         Y es que mire usted amable lector que me sigue, la Sheinbaum ha venido planteando y casi ya como slogan de su campaña, aquello de fincar el segundo piso de la cuarta transformación, y ante los malos resultados de gobierno en prácticamente todos los rubros, principalmente la inseguridad que vivimos, el pésimo sistema de salud y una educación que ocupa los últimos lugares entre los países del mundo, y frente a un gobierno necio que, topa ante una terrible y aplastante realidad, nos endilgan la historieta de que todo está bien y vivimos en una nación perfecta, casi casi un Shangri-La. Y, por supuesto, Xóchitl con facilidad destruye a Pejelandia, el país utópico donde radica AMLO.


Ahora viene un espacio de, digamos tregua, en algo ridículo que llaman “intercampaña” donde se supone que ninguno de los candidatos deberá hacer promoción de nada, cosa que ya sabemos que no van a cumplir…pero qué quiere usted, esto es Pejelandia.


 DE DULCE: Hace un par de semanas se habló mucho de estaba la inminencia de un gasolinazo, ya que se incrementó el IEPS que es el Impuesto Especial sobre Producción y Servicio, que no es más que un gravamen que se aplica a la producción, venta o importación de bienes y a la prestación de ciertos servicios específicos como las gasolinas, incremento que, a mi juicio, es para dar un respiro a ese globo enorme en que se han convertido los apoyos sociales de gobierno. Y digo globo, porque algún maldito día va a tronar ese dar y dar dinero a prácticamente a todo lo que se mueve, y más que nada —otra vez a mi juicio— de forma electorera. La Sheinbaum o Xóchitl, la que gane, tendrá que lidiar con esa bronca, porque, para empezar, son apoyos que ya nadie habrá de quitar. 



El caso que se habló todos esos días, decía, fue ese, por esa circunstancia, incluso hubo gasolineras que sí elevaron significativamente los precios de los combustibles, no obstante, acá en Nayarit, eso creo que no ha sucedido. Aunque sí los precios actuales ya de por sí altos en Acaponeta no variaron, y yo acabo de llenar el tanque de mi vehículo con gasolina magna o regular al precio de 23.49 pesos el litro, lo cual duele sobremanera y a mi mente, inevitablemente llega aquel compromiso de campaña del presidente López Obrador de bajar la gasolina a 10 o 12 pesos. Una ocurrencia más del Pinocho mexicano.


Ahora amenaza el macuspano emperador con meter mano a las pensiones de los trabajadores, incluso, dijo, incrementando los montos y uno se pregunta… ¿de dónde diablos sacará el dinero? Lo bueno es que nada de eso pasará porque no tiene los votos en el congreso, aunque sale con la bartolada de que tiene un plan “C” o “D”, muy a futuro, pues en su insana imaginación, ya se hace ganador de las dos cámaras en la elección de este año.


DE MANTECA: Y a propósito de roscas de reyes o chocolates, una de las palabras mexicanas que más se han reproducido en el mundo es precisamente la de “chocolate”, vocablo que viene del náhuatl “xocoatl”; prácticamente en todas las lenguas se pronuncia como este término nahua. Sabemos, que antiguamente era una bebida que se tomaba fría, con características sagradas entre los mexicas. Mucho antes, los primeros pueblos de lo que hoy llamamos México, fueron los que descubrieron la elaboración del chocolate, pues ya lo consumían las naciones maya, tolteca, olmeca y por supuesto los aztecas, todos a partir del cacao, esa semilla maravillosa que estos pueblos cultivaban y tenían en gran estima, incluso la usaban como moneda comercial, en este sentido, el cacao valía, entre esta gente, aún más que el oro.


CACAO

Los mayas, a diferencia de otros pueblos, molían las semillas del cacao, las mezclaban con agua, distintos tipos de chiles, algo de avena, entre otros ingredientes y lo bebían frío con un no muy agradable sabor amargo. ¡Guácala, dice mi nieto Dylan! Pero así fue esa costumbre, y era muy popular entre los guerreros supuestamente porque aumentaba su energía y vigor. Hay que decir que no cualquiera podía acceder a esta bebida, por lo que su consumo era mayor entre la realeza y los nobles que los rodeaban y es que se creía que fue el mismo Quetzalcóatl, quien había regalado el cacao a los hombres.


Quetzalcóatl regalando el cacao a los hombres

Pero no se crea que el chocolate mexica era como el que tomamos hoy o que venía en barras tipo Hershey o Snicker, no, en realidad se mezclaba con diferentes especies originando un brebaje oscuro y espumoso con un sabor acre, medio amargo y picante. Fueron los sacerdotes españoles que lo endulzaron y así se lo llevaron a Europa de esta manera. Se dice que cuando Moctezuma recibió a Cortés o los hombres de aquel recibieron al conquistador hispano, lo primero que le ofrecieron como regalo fue esta bebida de xocoatl.


Ya en España, el chocolate encantó a la infanta Ana de Austria la cual contrajo matrimonio años después con el rey de Francia, Luis XIII y este también sucumbió al “embrujo” del cacao y lo popularizó entre la corte francesa, arraigando así el chocolate con gran penetración por todo el viejo continente.

Hoy, el chocolate mexicano se ha extendido por todo el mundo y existen marcas comerciales que todos conocemos y, si bien son deliciosos, en nada se parece a la bebida prehispánica de donde nació. Hay que honrar lo nuestro.