lunes, 3 de julio de 2023

DE CHILE, DE DULCE Y DE MANTECA

 


Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo

DE CHILE: El filósofo y gran pensador mexicano oriundo de la ciudad de México, Don Antonio Caso, decía, refiriéndose a los funcionarios públicos de corte liberal que, en el siglo XIX, y que acompañaron a Benito Juárez: “en aquellos tiempos, los hombres parecían gigantes”.  

Recuérdese que esos gigantes buscaron la separación de la iglesia y del estado; pusieron freno a las ambiciones y deslealtades del clero; que propusieron afanosamente la igualdad de todos ante el imperio de la ley, que formularon la supresión del fuero, entre otras grandes acciones. 



Hoy, al arranque de las campañas, que no son campañas de las tristemente célebres “corcholatas” de AMLO, podemos parafrasear a Antonio Caso y decir: “en estos tiempos, la clase política nacional parecen enanos de un circo de tercera”. Los candidatos que no son candidatos, sino solo pomposos “coordinadores en defensa de la cuarta transformación”, recorren todo el país, violando todas las leyes electorales, ante el pasmo y sospechosa pasividad del Instituto Nacional Electoral, ese que el presidente López Obrador quiere desaparecer para hacerse cargo su gobierno de las elecciones del 2024 y las que sigan, al más puro estilo del viejo y antidemocrático PRI del ayer. Y a un par de semanas (al momento de escribir estas letras) del arranque de la campaña, que como dije, no es campaña, es penoso lo que se ve y se oye, todo en el marco de la ilegalidad con el apoyo de un mandatario nacional que se atreve a decir sin ningún rubor: “¡Y no me salgan con que la ley es la ley!” 



Lo curioso es que, van por todos los municipios de nuestro México, haciendo campaña que no es campaña, financiada con nuestros recursos, esos que faltan en escuelas, hospitales, estancias infantiles, universidades, caminos rurales, ayuntamientos, y solo para decir mentiras, simular amor a la patria y, lo peor, adular de la manera más rastrera a AMLO. 

No es poca la lana, son cinco millones para cada uno, lo que representa gastar cada chango 71 mil 429 pesos que multiplicado por cuatro nos da la nada despreciable suma de 285 mil 714 varos diarios, que ya quisiera la UAN o el centro de salud de cualquier municipio del país un domingo cualquiera. Aunque hay que decirlo claro, los que realmente pagan son los no menos lambiscones gobernadores de los estados donde “desgobierna” Morena. Ninguno de los aspirantes, va a criticar acción —léase ocurrencia— alguna, por más mala que sea del terrible y decepcionante gobierno del “jefe supremo”. Su nivel lacayo fue tan grande, que Marcelo Ebrard, enseñó el cobre, proponiendo la creación de una absurda e incoherente Secretaría de la Cuarta Transformación y dijo que pondría al frente de ella a Manuel López Beltrán, hijo del “preciso”, quien coherentemente lo mandó a inflar burros por el pivote. 



Esa lambisconería al extremis, no se la conocíamos al carnal Marcelo, es más, decepciona porque llegaba con buena imagen; mucho mejor que la dócil, manejable, sumisa y obediente Claudia Sheinbaum, que va por la enorme geografía nacional repitiendo las absurdas e insultantes frases de su “patrón”. Es su espejo. No se diga mi vampiro favorito, el Augusto señor Adán López, quien “amablemente” decidió no aceptar los cinco millones de pesos que les dará Morena, alegando, no sin genuina demagogia, que ese dinero se utilizara para obras de beneficio social… ¡Ayy, qué lindo! Lo que no explica es de dónde sacará la lana para sostener ese monstruo ilegal que es la campaña que no es campaña, y, lo “pior” no está enterado de que ese recurso no puede ser desviado para otra cosa. Estas cucarachas, perdón corcholatas, seguirán en esta campaña que no es campaña por largos 70 días, para luego seguir en una campaña que sí será campaña hasta el final. Hoy están de manera ilegal dizque defendiendo la “magna” obra de la 4T: van a aplaudir y hacernos creer que el “moderno aigropuerto” Felipe Ángeles es una maravilla de las comunicaciones en el mundo. Qué el súper inflado —en publicidad y costo de obra— tren maya, es la quinta esencia de la industria sin chimeneas. El sistema de salud, y no es exageración porque hace días se dijo en el “mañanazo” de AMLO, que será no como el de Dinamarca, sino mucho mejor; ¡Órale! Los candidatos que no son candidatos aplaudirán a rabiar y gritarán a los cuatro vientos, que el fracaso del INSABI, no lo fue tanto, tan solo un tropezón. Si en campaña que no es campaña violan flagrantemente la ley, que será ya en el poder…

 


DE DULCE: Ignoro, pero me gustaría saber por lo curioso del asunto, cómo es que le pagan su quincena al presidente Andrés Manuel López Obrador. No sé si es le depositan a una tarjeta de nómina, o si le dan un cheque en la ventanilla de la oficina de recursos humanos o le llevan un sobrecito con los billetes dentro. Ignórolo. 

Digo que da curiosidad saber, aunque me queda claro que él no se forma en un cajero callejero, y menos en la fila de un banco. También sé, que hace unos días, muy enojado —y se enoja últimamente de manera muy fácil mi dadivoso abuelito— informó que estaba pidiendo a la Secretaría de Gobernación, que mandara un oficio a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) para que explicaran porqué estaban violando la constitución, en específico el artículo 127 que establece que ningún servidor público debe ganar más que el presidente de la nación. Dijo en su perorata matutina, que él gana entre 140 y 150 mil pesos, mientras que los ministros obtienen 600 mil varos. Y quiere explicaciones. 


A ver, vamos a hacer cuentas. Por supuesto yo no voy a defender a los señores ministros de la SCJN, ellos ya son mayorcitos y se saben defender muy bien solitos; ahí está la ministra pirata Yasmín Esquivel, que haciendo trampas con sus tesis, se ha defendido como gata boca arriba y ha caído, para desgracia de la nación, bien parada. Para empezar, Andrés Manuel tiene un ingreso bruto ordinario de 175 mil 511 pesos, si le quitamos los impuestos tal vez sí ande por los 140 o 150 mil que él mencionó. Los ministros de la suprema corte, en verdad sí perciben un salario muy elevado de 6 millones 938 mil 234 pesos al año, lo que representa una dieta de 578 mil 186 bilimbiques al mes; ya sin el impuesto, los angelitos se embolsan 388 mil 290 billetes cada treinta días. Sin duda mucho y da coraje saber que estos, “nuestros empleados” ganen tantísima lana y más cuando conocemos a lacayos tan notorios como la corsaria Esquivel, el irregular Zaldívar y la tal Loreta Ortiz. Sí, no deben ganar ese sueldazo, apoyo a AMLO.

 Pero ahora, vamos a ver lo que gana el presidente. López Obrador, presume sin rubor ni empacho, que no usa tarjetas de crédito y que vive muy feliz con 200 pesos en la billetera. En efecto, pero, vaya sumando mentalmente amable lector, el tabasqueño no gasta ni un centavo en alimentos, ni paga luz, tampoco gas o teléfono. No saca los billetes para echar gasolina a su camionetota, ni tiene que pagar predial o tenencia de auto o el pago de placas del mismo. No va a la tienda de la esquina por la despensa y menos paga por ella. Si viaja no eroga nada en pasajes de avión; no paga las casetas en las carreteras, o si se instala en un hotel o come en un restaurante nada tiene que gastar…todo, todo, todo lo pagamos usted y yo amable lector. Entonces… ¿Cuánto gana el presidente?



DE MANTECA:  Confieso que, en muchos temas, por no decir todos, soy un ignorante…y entre más leo y me informo, menos sé de todas las cosas…siempre es ir cuesta arriba en el tema del conocimiento. Uno de los grandes temas de los que me declaro terriblemente profano es en la materia de la diversidad sexual. Hace unos días, en el noticiero nocturno vi lo que sucedió durante la llamada marcha del orgullo gay. 

Ahí supe de la comunidad LGBTTTIQ+. Cada vez que veo esas siglas, algo le agregan, incluso al final está el signo de más (+) lo que quiere decir que se pueden sumar aún otras preferencias. En mi supina ignorancia su servidor solo sabía el significado de la “L”, de lesbianas, es decir, las mujeres que tienen preferencia sexual por otras mujeres. Supongo, porque no lo sé de cierto, que lesbiana viene por el nombre de la isla griega de Lesbos, tierra de una famosa poeta de nombre Safo, quien era precisamente homosexual en el ramo femenino. 




La “G”, alude a las personas “gay”. Anglicismo, no precisamente del inglés que se usa para designar a las personas homosexuales masculinas, es decir, a aquellos hombres a los que los atraen sexual y emocionalmente otros varones.

 La “B”, designa a las personas bisexuales, o sea, aquellas que les da lo mismo tener relaciones sexuales con hombres que con mujeres. Del prefijo “bi” que significa “dos”. Eso es lo más o menos sabía, pero aquí es donde la “puerca tuerce el rabo”, pues los conceptos se me confunden. A ver si me entienden o me entiendo a mí mismo. 

Viene la primera “T” de “transgénero”, que según entiendo son los gays y lesbianas que no pretenden hacer modificaciones corporales, creo entonces, que es cualquier homosexual que no modifica su cuerpo. 

La siguiente “T” es de “travesti”, personas que adoptan comportamientos como vestimentas y expresiones que corresponden a un género distinto al de su sexo, sin que ello implique una orientación. Es decir, por ejemplo, hombres que salen a la calle vestidos de mujer, sin que necesariamente sean homosexuales (¿entendí bien? Creo que ya me metí en un berenjenal marca ACME). 

La última “T” son los “transexuales”, personas que han modificado su sexo, adquiriendo las características físicas del otro, por ejemplo, un hombre que cambia su pene por los órganos sexuales femeninos y senos. 

La “I”, en este galimatías para su servidor, es el de las personas “intersexuales”, es el de las personas que han nacido con características físicas y biológicas de ambos sexos. Leo, que es el caso de un bebé que nace como mujer, pero no se le desarrollaron los ovarios o el útero, o el de aquellos niños varones que nacen con un pene poco desarrollado y que se confunde con un clítoris. 

En mi total desinformación sobre el tema, ignoro si una persona hermafrodita, esas con órganos masculinos y femeninos, entran en esta categoría. Viene la “Q”, de “Queer”, que no entendí ni papa. Gente que construye y manifiesta su sexualidad fuera de cualquier clasificación de género binario. Sabrá Dios. 



No quiero parecer irrespetuoso y menos decir algo que suene a intolerante o como dicen hoy “homofóbico”, pero esta última definición simple y llanamente no la entiendo. Habrá que leer mucho sobre estos nuevos conceptos y tanta variedad sexual, que en mi juventud no la había. Claro que no importa en qué clasificación se halle una persona, debe haber respeto y aceptación. Ni siquiera voy a decir tolerancia, que suena a “te acepto pero…” Eso sí, el respeto debe ser mutuo… ¿no valdría la pena organizar una marcha del orgullo heterosexual? Si la organizan, me apunto.