Por:
José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo
DE CHILE: Alguna vez dijo el gorila chileno Augusto Pinochet lo siguiente: “Yo no acostumbro a amenazar. Sólo advierto una vez. El día que me toquen a alguno de mis hombres se acabó el estado de derecho”. El asesino de Salvador Allende era así, para él, el estado de derecho era como una molesta mosca zumbándole alrededor de la oreja y, si era necesario, tirarle un periodicazo para eliminarla.
En los cinco años que llevamos de desgobierno en el seno de una decepcionante “cuarta transformación”, la desaparición del estado de derecho, el pisoteo de las leyes y el manoseo de la constitución convertida hoy en mariposilla de la noche, de tacones dorados, pestañas postizas y cascos ligeros han sido la constante en lo que a justicia, razón, equidad, legalidad, jurisprudencia, abogacía y códigos se refiere. Andrés Manuel López Obrador ha impuesto una “modita” de mandar al cuerno a las instituciones, manejar a la justicia a su real y prepotente capricho, a intentar hacer suyo al poder judicial, uno de los tres poderes de la Unión, que él quiere sumar a su autoridad suprema y dictatorial, dado que ya tiene en el bolsillo trasero de sus calzones al poder legislativo lleno de aduladores y lamehuevos diputados y senadores de Morena, el PT y el verde, que solo están ahí para alzar la mano para apoyar las ocurrencias y dislates de su “patroncito”.
Por supuesto, y le vale maraca si el estado de derecho se ve dañado o no, intenta colocar en la otrora “Suprema” Corte de Justicia de la Nación a incondicionales como ese indigno Arturo Zaldívar o la ministra pirata, pasante de derecho Yasmín Esquivel o Loretta Ortiz, todos dignos de aventar al cráter del Popocatépetl para aplacar la furia de los dioses. AMLO miente por sistema, una y otra vez; al grado que, alguien sin mucho qué hacer, le sacó una estadística donde alega que el presidente de esta nación ya casi bananera miente al menos 105 veces por mañanera, o sea que, en estos cinco penosos y larguísimos años de gobierno, el hueytlatoani de Tabasco ha mentido 126 mil 443 veces. Esa estadística no trump (siempre con minúsculas) la tiene.
Samuelín García
Lo “pior” es que el ejemplo cunde, y todos mienten, nomás fíjese el amable
lector las tremendas falacias del payasito de Nuevo León —que no es Cepillín—,
el ridículo Samuel García, que llegó a decir que, en las encuestas había dejado
en tercer lugar a Xóchitl Gálvez, embuste que ha repetido el dueño de ese otro
circo color naranja que es Dante Delgado. Ni se diga la Sheinbaum, y el ojitos
de sapo pisado Mario Delgado y Alito y Marko y la sarta de segundones que traen
detrás. No hay moral, ni un ápice de ética entre la clase política nacional y
no se ve que esto mejore. Para todos ellos los clásicos cinco trompetazos: ¡Ta,
ta, ta, ta, ta!
DE DULCE: Estoy leyendo la gran novela —más bien releyendo porque alguna vez lo hice en mis épocas preparatorianas— “Los bandidos de Río Frío”, obra monumental de Manuel Payno, que todo mexicano debiera leer. Esta novela se sitúa aproximadamente en el último cuarto del siglo XIX en la ciudad de México, siendo presidente del país Don Porfirio Díaz Mori, aunque no se le menciona para nada por su nombre. Payno, completa esta larga y voluminosa historia —que debemos ubicar en el costumbrismo—, de manera maravillosa.
Lo que en verdad me llama la atención es que, como no se mencionan fechas tampoco, calculo que la narración se debe hallar en 1875 más o menos, o sea hace unos 148 años “aprox”, y en muchos, muchísimos aspectos la sociedad mexicana sigue exactamente igual: gente del pueblo inculta pero fiestera; los indígenas discriminados y viviendo en la más abyecta miseria; jueces venales, abogados transas y serviles; policías impreparados, servidores públicos inútiles y que llegan a sus puestos por amiguismo o por indignante carambola; oficiales militares prepotentes y soldados muertos de hambre; gente de campo crédula y siempre extorsionada, un clero aprovechado y más tirado a la riqueza que a la salvación de las almas; suciedad y servicios sanitarios detestables; bandoleros y crimen organizado entre otras bellezas, que pareciera que la novela de Manuel Payno, fuera escrita en pleno 2023.
Por supuesto, no todo es malo en esa época del siglo XIX, ni en esta del XXI, ya que, así como hay gente huevona y aprovechada, los hay trabajadores y responsables; sí, personas que son verdaderos diablos, pero también gente buena y dispuesta a dar la mano al prójimo. Servidores públicos de la peor calaña, pero asimismo los hay honestos y con sentido común. Gente ignorante, pero también los hay "léidos y escrébidos".
Se
vienen de nueva cuenta las campañas electorales, ahora en formas y maneras
nunca antes vistas como las pre-precampañas, que ya se dieron de manera ilegal,
fomentando esa ilegalidad el mismísimo presidente de la república, el que se
pasa la ley y la constitución por el sucio arco del triunfo; ahora estamos en
—ahora sí— las precampañas, para en enero iniciar las campañas propiamente
dichas. Todo un galimatías. Por supuesto los gastos de los contendientes serán
gigantescos en un país donde el 50% de la población es pobre. La falta de ética
es igual en 1875 que en 2023, qué triste.
DE MANTECA: Me causa mala impresión pensar que el pueblo mexicano fuera eventualmente a votar, ni más ni menos que para presidente de la nación, por un tipo tan cretino, memo y payaso como Samuel García. Este asno digno de “Gordolfo Gelatino”, para los cuates, en sus últimos dos minutos de gloria basada en enorme soberbia y taradez, mintió descaradamente —es la norma hoy día— al decir que según las encuestas aparecía ya en segundo lugar, derribando de ese puesto a Xóchitl Gálvez. Por supuesto que no estuvo ni siquiera cerca de ello.
La última encuesta del periódico “El Financiero”, del martes pasado, ubicaba a Claudia Sheinbaum con una intención del voto del 50%; a Xóchitl con el 31% y al titerote regiomontano de AMLO, con un lejano 7%, que ya de por sí es muy alto para tamaño sinvergüenza. Calcule usted amable lector, si el listado nominal del electorado del INE es de 97 millones 547 mil 956 personas y el tarambana del norte, logró engañar al 7%, entonces me apena decir que 6.8 millones de mexicanos hubieran dado su voto a este vaquetón…y eso, sí deja mal parado a México y muchas reflexiones sobre como todavía a pesar de todos los pesares, de una guerra de independencia, de una restauración de la república, de la invasión de franceses y gringos, de la pérdida de más de la mitad del territorio nacional, de una revolución, una triste guerrita cristera, de 80 años del PRI, de la docena trágica del panismo y ahora de una mentirosa y amañada dizque cuarta transformación, sigan apareciendo desequilibrados y bipolares sujetos como Samuel García y se quieran allegar la embrujada silla presidencial que ya tuvo locos zafarinfas que nos han llevado a la orilla del precipicio.
Nos siguen engañando y de la manera más
vil y burlesca, es cosa de escuchar las falacias y ocurrencias tan
extraordinarias de nuestro “amado” presidente López Obrador. No somos nada y
vamos en caída libre.