Por Juan Fregoso
si hay un nombre tan polémico aún en pleno siglo XXI, este es, indudablemente, el de Nicolás Maquiavelo, para muchos un gran estratega político. Para otros, un hombre perverso, inmoral, marrullero, pero pocos reparan en la profundidad de su pensamiento que quedó plasmado en su obra cumbre: "El Príncipe", considerado como el libro de cabecera de los políticos de ayer y de los de ahora, que encuentran en esta obra una especie de arma para vencer a sus adversarios políticos. Maquiavelo es amado por unos y odiado por otros, satanizado hasta el exceso, tal y como lo describió en breves líneas el Cardenal Pole en 1534: “Las obras de Maquiavelo -escribió el Cardenal- están escritas con el dedo del diablo”. Como quiera que haya sido, Nicolás Maquiavelo, bueno o malo, logró trascender hasta nuestros tiempos, tanto que la agudeza de su pensamiento sigue rigiendo la vida política de todos los países, lo admitamos o no.