Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo
Cuenta una fabulilla que a una
familia de campesinos se le escapó el caballo que usaban a diario en las faenas
del campo. El hijo del dueño de la finca amargamente se lamentaba por tan
grande pérdida, y el padre solo atinaba a decir: "Ya veremos".
Esa actitud extrañaba sobremanera al
joven, pero a los pocos días, regresó el caballo y lo mejor era que venía
acompañado de una bella y fuerte yegua salvaje. El hijo, con alegría y
excitación fue a comunicarle la buena nueva a su progenitor, quien solo dijo: "Ya
veremos".