domingo, 13 de agosto de 2023

DE CHILE, DE DULCE Y DE MANTECA

 


FISCAL DE MORELOS, LIC. URIEL CARMONA

Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo

DE CHILE: Estamos en un universo equivocado si esperamos justicia dijo alguien por ahí. A la justicia, y sobre todo en México, no le interesa y le importa un pito la verdad. Todos los días, y en cualquier gobierno, los mexicas de esta nación vemos cosas increíbles en materia de justicia e impartición de la misma.

 Es un verdadero terror caer en la atroz burocracia de un ministerio público, o la oscura y despersonalizada oficina de una fiscalía; y ni hablar de los juzgados siempre insensibles, distantes e indiferentes. No importa quién nos gobierne: neoliberales o progresistas; de izquierda o derecha; blancos o negros; rojos, azules, amarillos o guindas, para ellos es lo mismo: discursos sobre la necesidad de hacer una profunda reforma a la justicia, cosa que nunca sucede y un puño y dos montones de promesas para enderezar eso tan chueco como es la justicia. 



O bien, como cuando se habla de reformar cualquier cosa, los grupos contrarios al poder mueven sus piezas y colocan piedritas en el camino para que el gobierno no pase o al menos se la hagan de tos. Al final, no hay nada, y dijera el “pujitos” Julio Iglesias: “la vida sigue igual” y se siguen dando aberraciones que no se pueden creer. Vean ustedes, por ejemplo, el caso del fiscal general del estado de Morelos, Lic. Uriel Carmona, hoy tras las rejas en un hecho que, a los ojos de la justicia, sus leyes y reglamentos, no debería estar ahí.



Recuérdese el caso de una muchacha que apareció muerta en un paraje denominado “la pera”, a un costado de la carretera entre la ciudad de México y Morelos, justamente en el territorio de este último estado, por lo que tocó a la fiscalía morelense hacerse cargo de las investigaciones y la autopsia correspondiente, la cual arrojó el dato que la chica había muerto por broncoaspiración alcohólica, dicho de otro modo: estaba tan borracha que murió ahogada en su propio vómito. 

Luego aparecieron videos donde quedaba claro que había sido un feminicidio. A los días, la fiscalía de la CDMX, protesta y dice que deben hacer una segunda autopsia para ellos también determinar la causa de la muerte. Así se hace, y ellos determinan, sin explicar cómo, que la joven murió a causa de una golpiza, y a raíz de esa determinación la toman contra el fiscal de Morelos al cual acusan de mentir y de obstruir la justicia y hasta de encubrimiento. 

Ese es el contexto, el caso es que Uriel Carmona está en el tambo. Y, cuando se habla de justicia o, lo “pior”, de la interpretación de la misma, es cuando la puerca tuerce el rabo, primero porque el fiscal de Morelos tiene fuero constitucional y al poder judicial de la CDMX le valió un soberano cacahuate, lo mismo que al gobierno federal, puesto que avaló la participación de la marina en el operativo para detener al funcionario morelense. Dijera uno: ¡hazme el recavor fabrón! Nada tenía que hacer ahí esta dependencia federal. 

Al fiscal Carmona se le acusa de retardo en la administración de justicia, lo que no amerita cárcel, pero la maldita realidad nos dice que en estos momentos sigue tras los fríos barrotes de un penal. Incluso, una semana antes del arresto, los de la fiscalía de la ciudad de México, solicitaron a la Fiscalía General de la República ante un juez de control federal con sede en Morelos, una audiencia con el fiscal Carmona, pero el juez se negó aduciendo que eso lo podría meter en un problema ya que era un delito, si tan siquiera se le ocurriera citar al funcionario hoy en prisión; y les advirtió: “yo no voy a incurrir en una irregularidad, esto es una arbitrariedad”. 


Pareciera en este caos legal que la fiscalía de la CDMX está por encima de todas las fiscalías del país, incluso de la FGR y es capaz, así de fácil de encerrar a un fiscal de un estado autónomo e independiente. Todo parece indicar que se trata de una venganza entre politigrillos, que tienen como cabecilla al propio Andrés Manuel López Obrador, que no lleva muy buena relación con el “simpático y agradable” Cuauhtémoc Blanco, gobernador de Morelos, quien como buen futbolista gobierna la bella entidad con las patas. 

Sin embargo, aquí lo grave es para los que estamos abajo del Monte Olimpo, pues ellos, con sus poderes, recursos, relaciones y privilegios, salen con cierta facilidad de la ratonera; lo malo es cuando nosotros, tristes mortales nos vemos envueltos en problemillas legales. Se nos viene el mundo encima. Lo más lógico y probable, conociendo al gobierno actual, es que ahora, al pobre fiscal de Morelos, le vayan a endilgar nuevas acusaciones, ahora “hechizas” como enriquecimiento inexplicable, tratos con el narco, o, como sucedió con Rosario Robles, una licencia falsa. ¡Viva México, caones!

DE DULCE: Una de las cosas que más sufren las dependencias e instituciones oficiales es la falta de dinero. No hay oficina de gobierno, de cualquiera de los tres niveles, que tenga su presupuesto sano y sostenga un nivel de gastos y erogaciones a buen nivel. Todos cojean de ese pie: los recursos económicos.



 Los hospitales sin medicamentos, sin quirófanos, en condiciones estructurales y de espacio que dan vergüenza y pocas cuentan con un servicio de ambulancias eficiente. Todo por falta de billetes. Lo mismo las escuelas y universidades; las instituciones de apoyo al campo, a los apoyos por desastres naturales; PEMEX y la C.F.E., y el resto de las paraestatales y obras gubernamentales no crecen por lo mismo. Los ayuntamientos tronados. El transporte público como el metro en la CDMX y en otras ciudades, son una ruina porque no tienen billetes. 

Esa es la constante y no solo en este gobierno federal que hoy padecemos, es la regla para todos. Los únicos que no sufren y hasta la pasan cachetonamente son los políticos. Vean los gastos tan terriblemente elevados y de tanto dispendio de los aspirantes a la presidencia de la república en el 2024. Son muchos los que quieren sentar sus posaderas en la embrujada silla del águila, por los dos grupos políticos que hoy se ven, por un lado, la facción de Morena, Verde y Partido de Trabajo, las despectivamente llamadas “corcholatas”, que, de manera ilegal, porque aún no son los tiempos que marca la ley, se pasean por el territorio nacional para repetir como periquitos las mañaneras de su patrón, el dueño del palacio nacional, por no decir “padrote”. 


Los de la oposición, haciendo una imposible alianza PRI, PAN y lo que queda del PRD lo mismo: igual de forma ilegal gastan dineros tratando de convencernos no sé de qué, porque ya nada les creemos…a ninguno de los dos bandos. Mire usted amable lector que hoy fue a su cita del IMSS y no hubo medicamentos…Las “corcholatas” dicen —y eso de dicen causa ya incredulidad— que en lo que llevan de campaña que no es campaña, han gastado 8 millones 879 mil pesitos, lo cual no me creo, vea usted. Estos “dignos ciudadanos” han ido hasta Estados Unidos, y no se van en el proletario y guajolotero camión, no señor, viajan en avión y en primera clase. Comen en los mejores restaurantes del país o el extranjero y no tragan humildes tlayudas del AIFA. 



Otra, no van solos, llevan un grupo de operadores, ayudantes y momegachos (mozos, mensajeros, gatos y choferes) y no lo hacen gratis. Súmele a eso, la renta de autos para trasladar tanta raza, la gasolina, casetas de peaje, hoteles que no bajan de cuatro estrellas y el candidato en cinco u hoteles "gran turismo"; equipos de sonido, carpas, templetes, pendones, anuncios espectaculares, botellitas de agua, renta de sillas y mesas; pintura en bardas y muros, trípticos y posters, y mil etcéteras. Lo mismo para los rojos, los guindas, los azules, los verdes, los amarillos y los que se acumulen esta semana. Son cantidades industriales de billetes y eso que aún no comienzan las campañas. Dinero tirado a la basura en reuniones absurdas frente a cientos o miles de acarreados, que, por cierto, también generan un elevado costo. ¿Quién dice que somos un país pobre? Lo que más me preocupa es que niegan todos, que esos fondos provengan del erario, del dinero del pueblo que usted amable lector y yo, pagamos con nuestros impuestos. Ahora si no es así, ¿de dónde pues? Dijera el cantante favorito del dueño de palacio nacional: “¿quién pompó?” ¿El narco? ¿Empresarios que luego recuperarán la lana con jugosos contratos? ¿Es dinero propio pero malhabido? Dijera una voz matutina: ¡Vayan al carajo!



DE MANTECA:  El tema de la educación sexual en los libros de texto gratuitos siempre ha sido polémico desde que se crearon en 1959 durante el gobierno de Adolfo López Mateos. Obviamente, en aquellos tiempos hace 64 años, el tema de la sexualidad no se tocaba, ahí sí, era algo prohibido. Pero no existía el internet y toda la inmensa carga de contenidos sexuales y hasta pornográficos que hoy se ven con tan solo pulsar una tecla. El gobierno sancionaba a la televisora ya no diga usted por los revolcones que hoy vemos en cualquier programa, sino por un simple beso, casi casi de “piquito”. Hoy hay programas de TV, que son una verdadera vergüenza, y no se diga la letra de ciertas canciones donde describen claramente la actividad sexual. 

En 1959, no había SIDA, y, ¡Dios nos libre!, no se hablaba de condones o de aborto o de métodos contra la concepción, entre otros muchos temas. Recuerdo, que cuando su servidor era un adolescente y con las hormonas hasta el copete, con la compañía de amigos nos íbamos al cine —a escondidas de los papás— a ver películas como “Las Ficheras” o “Bellas de Noche” y siempre, en la entrada nos pedían la cartilla del servicio militar nacional para comprobar que no éramos menores de edad. Hoy, esa misma película la pasan en el televisor a las ocho de la noche. 


Por supuesto, este debate en el tema de la sexualidad no es atribuible a los errores que sí tienen los mentados libros, es tan solo una cuestión de prejuicios y nada más. Sin embargo, estoy convencido que los padres de familia, ante todos esos estímulos que nuestros niños y jóvenes les llegan en cascada a cualquier hora del día, deben tener una correcta educación sexual en las escuelas, pero principalmente en casa para evitar embarazos no deseados, enfermedades de transmisión sexual, abortos clandestinos o seguros y hasta sufrir serios trastornos psicológicos. 

Me despido amigos, recomendándoles tengan mucho cuidado allá afuera, porque vivimos en un México terriblemente inseguro.