En un pueblo como el nuestro de Acaponeta, donde no hace mucho la gente dormía en la calle para soportar el calor tan apabullante, donde las puertas y ventanas eran tan solo el pretexto para colocar marcos y cornisas en sus jambas y dinteles, como marca la buena arquitectura típica de la región y permanecían abiertas todo el año. En un pueblo como este en el cual nos ha tocado vivir y donde podíamos salir, algo alegres, de un baile a las cinco de la mañana, y la única preocupación era hallar menudo en el mercado "Ramón Corona".
EL (LA) RIVAL MÁS DÉBIL
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Por* Enrique HERNÁNDEZ QUINTERO*
Si a los políticos (dentro y fuera de MORENA) le dieran la oportunidad de
escoger al adversario más cómodo para la gub...