Como si se tratara de una cursi telenovela de mucho moco y poca inteligencia, el Sr. Guadalupe Acosta Naranjo o sus asesores de campaña o ambos, no resistieron la tentación de darle a las frías propagandas de campaña, un hermoso, pero no por ello, menos ramplón "toque humano", pues haciéndole al Ernesto Alonso de la política, el precandidato Naranjo, ha puesto espectaculares como este a la entrada de Acaponeta, donde "amorosamente" abraza a una ancianita, desvalida, mínima, desamparada, indefensa, pobre y desfavorecida, como si tratara de la abuelita de la Caperucita Roja, que acaba de salir del vientre del malvado lobo y es recibida por el heroico lenador del cuento. El abanderado del PRD, por su parte la abraza amoroso, solícito, protector, bienhechor y guardían de las causas más miserables, de tal forma, que no hay manera de no conmoverse hasta el tuétano. Arriba de ellos, como bajada del mismísimo cielo, la frase estremecedora: "Nunca más...una lágrima", título digno del mejor churro en horario AAA de Televisa o TV Azteca. Y casi oye uno música de Wagner, sino no es que el último tema de Juan Gabriel, dando marco a tan "dolida" teleculebra digna de Corín Telledo o Yolanda Vargas Dulché.
Si no fuera tan demagógico y mamón el proselitismo en el espectacular, estamos seguros que nos pondríamos a llorar a moco tendido, para que fueran --ahora sí, Sr. Acosta-- las últimas lárimas de este valle dolorido que es la vida en Nayarit...