MIS REFLEXIONES DE AÑO
Por: Rocío López Medina
“Otro año que queda atrás mil momentos que recordar otro año mil sueños más hechos realidad”.
Queridos amigos de Acaponeta, la región y pueblos circunvecinos (siempre me ha gustado esta frase, me siento como locutora de partidos de base bol en estadio municipal de Acaponeta). Envío un afectuoso saludo para todos desde tierras casi congeladas, añorando el regreso y la patria.
Estos momentos vividos lejos de casa y de la familia, lejos de las raíces y en soledad han sido muy fértiles, pues me han permitido cosechar grandes reflexiones, pensamientos liberadores. Echar la vista atrás y ver cuál ha sido el camino andado en este 2010 que está a nada de concluir, contemplar tranquila sin mayores sobresaltos la senda hasta ahora trazada permite conceder toda la razón a aquella mente que un día concibió: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”.
Hace dos años por estas fechas me encontraba en Acaponeta rodeada de mis familiares con un nudo muy grande en la garganta y con una opresión mayor en el pecho debido al miedo que me provocaba el pensar en el salto que estaba a punto de dar, miedo porque no sabía con qué me iba a encontrar, pero en cambio sabía perfectamente qué dejaba.
Dejaba la cotidianeidad, el día a día, las risas de mis hermanas, las nuevas palabras, los significados que sólo te da el contexto, dejaba la mirada fiel de mi madre y la fuerza de mi padre, dejaba a un grupo de personas que siempre confiaron en mí, en algunos momentos incluso más que yo, todo esto y mucho más quedaba atrás, pero ¿para qué era tal renuncia?