Por: Arqlgo. Mauricio Garduño Ambriz
Sección de Arqueología / Centro INAH Nayarit
Introducción
La franja costera noroccidental de Nayarit constituye una de las
regiones del Occidente de México con mayor potencial productivo tanto para la
explotación sostenida de recursos silvestres como para el cultivo intensivo de
plantas domesticadas. Está conformada por un complejo mosaico en el que es
posible reconocer extensas planicies agrícolas de origen aluvial disectadas por
sistemas fluviales de gasto permanente. Estos terrenos bajos de topografía
plana se asocian con frecuencia a importantes humedales costeros tropicales,
lagunas y ecosistemas estuarinos, caracterizados por su notable biodiversidad y
por la disponibilidad de especies residentes y migratorias que fueron
aprovechadas por la población costera Aztatlán durante la época prehispánica.
La recurrente acumulación de finos sedimentos
aluviales transportados cíclicamente por los principales ríos da lugar a la
formación de sistemas de llanura deltaica, donde se concentra la actividad
agrícola más importante. Es interesante señalar que la oscilación climática en
esta región -expresada en términos de la variación térmica diurna y estacional
anual- puede considerarse como moderada, ya que no muestra variaciones
significativas que pudieran afectar negativamente las actividades agrícolas.
Asimismo, la incidencia de heladas y granizadas no es considerada por los
agricultores como un factor de riesgo para la obtención de sus cosechas.
Precisamente en los sistemas de llanura deltaica de
los ríos Culiacán, Presidio, Baluarte y Acaponeta fueron localizados por Carl
Sauer y Donald Brand, a principios de 1930, la mayor parte de los sitios
visitados durante sus trabajos pioneros de prospección arqueológica, así como
los más importantes. Por nuestra parte, a partir de recientes observaciones de
campo hemos corroborado que los principales núcleos de población prehispánica (e.g., San Felipe Aztatán, La Guásima , La Presa, Las
Animas, Amapa, Coamiles y Sentispac) de los periodos Clásico (200-900 d.C.) y
Postclásico (900-ca. 1530 d.C.) se
encuentran en asociación directa con tierra cultivable de alto rendimiento,
donde es posible practicar agricultura intensiva de humedad.
Los testimonios históricos plasmados en las crónicas y relatos de la
conquista escritos por los soldados conquistadores que incursionaron en estas
provincias durante la primera mitad del siglo XVI dan cuenta de los extensos
asentamientos ubicados en las fértiles y húmedas planicies aluviales aledañas a
los principales cauces fluviales, señalando además que toda la región costera
-referida en dichas crónicas como tierra
caliente- se encontraba densamente poblada.
Aunque los trabajos pioneros de reconocimiento y sondeo arqueológico
aportaron valiosos datos para avanzar en el conocimiento de la historia
prehispánica regional, la investigación sistemática en las tierras bajas noroccidentales
de Nayarit ha sufrido, por muy diversos factores, un retraso significativo en
el transcurso de los últimos 25 años. Este rezago ha incidido negativamente no
sólo dentro del ámbito de la investigación básica sino también dentro de las
áreas sustantivas del registro y la protección del patrimonio arqueológico.
Esta situación se agrava si consideramos que el paisaje regional en las tierras
bajas ha sido severamente transformado -principalmente por factores de origen
antrópico-, modificando irreversiblemente el trazo original de los asentamientos
y por lo tanto la distribución de sus espacios, áreas de actividad y volúmenes
constructivos.
En este contexto surge nuestra inquietud por plantear y desarrollar un
proyecto de investigación arqueológica a largo plazo en las tierras bajas
noroccidentales de Nayarit, la zona nuclear del complejo Aztatlán (850/900-1350
d.C.), que constituye de uno de los más notables desarrollos culturales del
septentrión costero mesoamericano.
Justificación
Como hemos mencionado, la acelerada destrucción que recientemente han
sufrido los asentamientos prehispánicos localizados en esta provincia, así como
la transformación de su entorno inmediato, han conllevado a una pérdida
irreversible de información relevante para reconstruir la compleja historia
cultural de estas poblaciones. Después de los trabajos pioneros referidos de
carácter arqueo-geográfico realizados por Sauer y Brand y de los trabajos de
foto-interpretación posteriores coordinados por Téllez (1987) en el estado de
Nayarit como parte del proyecto Atlas Arqueológico Nacional, el conocimiento
sobre el patrón de asentamiento en esta región sigue siendo fragmentario e
incompleto, con el agravante de que en el transcurso de los últimos años se ha
intensificado la destrucción de las evidencias arqueológicas remanentes en las
tierras bajas, cuyos principales factores de alteración se reseñan a continuación.
▪ Nivelación
agrícola mecanizada
Las llanuras deltaicas aluviales de carácter inundable de los ríos
Acaponeta, San Pedro y Santiago, que conforman los principales sistemas
hidrológicos de la planicie costera noroccidental de Nayarit, constituyeron la
base del desarrollo de las sociedades agrícolas que se establecieron en esta
región de forma ininterrumpida por lo menos desde el Formativo Terminal
(0-150/200 d.C.) hasta las primeras incursiones hispánicas de la primera mitad
del siglo XVI. Desafortunadamente, su alto potencial productivo y la creciente
necesidad de los ahora pequeños propietarios por incorporar e incrementar la
superficie cultivable de sus parcelas han propiciado que la nivelación
mecanizada de los terrenos agrícolas se intensifique, tareas que anteriormente
se realizaban con arado simple y con animales de tiro y que ahora se llevan a
cabo con maquinaria pesada.
A este respecto mencionaremos que la política estatal de apoyo al campo
a partir del 2005 favoreció la implementación de programas oficiales, a nivel
municipal y ejidal, de nivelación de parcelas agrícolas, políticas que por
supuesto fueron implementadas totalmente al margen de las regulaciones en
materia de protección de monumentos arqueológicos y de la indispensable
supervisión por parte del Centro INAH Nayarit para determinar la viabilidad de
la ejecución de estos trabajos. Actualmente la nivelación agrícola constituye
uno de los principales factores de remoción mecánica y de destrucción tanto de
los monumentos como de los depósitos arqueológicos en las tierras bajas.
▪ Introducción de
infraestructura hidroagrícola
A partir del 2006 la Comisión Nacional del Agua implementó en el estado
un programa de modernización y ampliación de la infraestructura hidroagrícola
en la costa noroccidental, que en una primera etapa contemplaba un ambicioso
proyecto de construcción de numerosos canales de irrigación en la costa central
de Nayarit, específicamente en el municipio de Santiago Ixcuintla.
Desafortunadamente la mayor parte de estos trabajos fueron realizados al margen
de la participación directa del Centro INAH Nayarit, excepto en el caso del
Canal Sublateral 10+930 en el ejido de Amapa en el que fue posible realizar un
salvamento previo a partir del cual se emitió un dictamen técnico que recomendó
que el proyecto original de CONAGUA fuera modificado en favor de la protección
del rico depósito arqueológico explorado.
Sin embargo, en la carpeta de proyectos estratégicos del gobierno del
estado de Nayarit (Secretaría de Planeación, Programación y Presupuesto de
Nayarit, 2013: Apartado I: Proyectos para incrementar la productividad en el
campo) aparece como el principal proyecto estratégico dentro de este rubro la
construcción y puesta en operación del Canal Centenario, que conllevará la
construcción de una enorme red de 310 km. de canales -63 km. de canal
principal, 400 km. de drenes y 530 km. de caminos- en la costa central de
Nayarit, una zona ampliamente conocida por su enorme potencial arqueológico y
que paradójicamente no cuenta con el inventario básico de sitios oficialmente registrados.
▪ Acuacultura en
los sistemas lagunares y estuarinos
El desarrollo de la acuacultura del camarón en la zona lagunar y
estuarina del sector noroccidental del estado, que forma parte de las Marismas
Nacionales -el principal sistema de humedales costeros tropicales del Pacífico
mexicano-, se ha incrementado exponencialmente durante los últimos diez años,
en la mayor parte de los casos totalmente al margen de cualquier estudio de
impacto ambiental y por supuesto que de cualquier estudio arqueológico de
factibilidad.
Tan solo en el ejido Valle de la Urraca, perteneciente al municipio de
Acaponeta, la construcción y puesta en operación de granjas camaronícolas por
parte de pequeños propietarios era un proyecto que ya en el 2005 contemplaba la
habilitación de una extensión mínima estimada en 1,800 hectáreas. Obras de esta
magnitud necesariamente conllevan la modificación extensiva y la degradación tanto
del entorno ecológico como de cualquier tipo de evidencia arqueológica asociada,
como tuvimos oportunidad de documentar a partir de nuestros trabajos de rescate
en dicho ejido.
En la actualidad muchos otros ejidos ubicados en los sistemas estuarinos
de los municipios de Tecuala, San Blas y Rosamorada han iniciado la
construcción de sus propias granjas, sin que hasta el momento podamos evaluar
los daños directos que estas obras han ocasionado al patrimonio arqueológico
regional.
Por otro lado, el desarrollo de la acuacultura del ostión también ha experimentado
un fuerte crecimiento a lo largo de los últimos diez años, sobre todo en los
esteros de la Boca de Camichín (municipio de Santiago Ixcuintla) y más
recientemente en el estero de Teacapán, dentro de la demarcación de los ejidos
de San Cayetano y El Roblito (municipio de Tecuala). La extracción ilegal y
prácticamente permanente de grandes volúmenes de material conquiológico (concha
de ostión) a partir de cocheros prehispánicos se ha intensificado recientemente
debido a que este material constituye el mejor sustrato de fijación para el
desarrollo de las larvas en los cultivos comerciales de ostión contemporáneos,
lo que durante años ha ocasionado una severa depredación de este recurso no
renovable y la destrucción de numerosos concheros prehispánicos.
▪ Introducción de
servicios públicos y otros tipos de infraestructura
La introducción de diversos servicios públicos (drenaje y red de agua
potable, construcción o rehabilitación de caminos, introducción de líneas de
transmisión eléctrica, etc.) en áreas rurales o urbanas por parte del gobierno
federal, estatal y/o municipal constituye una permanente presión para la
conservación y protección de los monumentos arqueológicos localizados en las
tierras bajas.
A partir de diversas inspecciones y como parte del programa permanente
de protección técnica y legal del Centro INAH Nayarit, a lo largo de los
últimos diez años hemos podido documentar numerosos casos críticos de
destrucción o afectación parcial de patrimonio arqueológico en la costa
noroccidental de Nayarit ocasionados por la realización de obras al margen de
la regulación y supervisión del Centro INAH Nayarit, entre las que podemos
mencionar la introducción de drenaje en la zona urbana de San Felipe Aztatán,
municipio de Tecuala (2008 a 2010), la ampliación de la red de agua potable en
Coamiles (2009) y la reciente rehabilitación de caminos rurales en los ejidos
de San Cayetano y El Roblito (Tecuala) utilizando concha arqueológica triturada
(por lo menos desde la década de los años sesenta y hasta la fecha), sólo por
citar algunos ejemplos. En todos estos casos fue posible confirmar que en el
transcurso de estas obras fueron sustraídas ilegalmente diversas piezas
arqueológicas de su contexto estratigráfico y cultural original.
▪ Vandalismo,
saqueo, destrucción y comercialización ilegal
El acelerado desarrollo inmobiliario y turístico que durante los últimos
diez años ha experimentado la Costa Sur de Nayarit -conocida dentro del ámbito
de la promoción turística nacional e internacional como la Riviera Nayarit- ha
propiciado la creación y expansión de una verdadera frontera cultural interior
que es visitada todo el año por un enorme contingente de turistas extranjeros
que de facto se constituyen en un
enorme mercado potencial para la comercialización directa de objetos
arqueológicos.
En este contexto, colateralmente durante los últimos años hemos podido
corroborar que se ha incrementado el saqueo arqueológico en todas sus
modalidades -tanto el ocasional como el de tipo sistemático- en toda la costa
noroccidental de Nayarit, en gran parte estimulado por el creciente número de
consumidores (compradores) que han establecido su residencia en la Costa Sur o
que visitan periódicamente este destino turístico. Dentro de esta nueva
modalidad el saqueo lo realizan regularmente los campesinos y ejidatarios
locales, quienes directamente -es decir, sin intermediarios y sin que los
bienes ingresen a las redes bien establecidas del tráfico ilícito para ser
acopiados generalmente en ciudades como Culiacán, Mazatlán o Guadalajara para posteriormente
ser redistribuidos a otros mercados- ofertan las piezas arqueológicas saqueadas
a los compradores, quienes los remuneran frecuentemente en dólares americanos.
Por otro lado, durante décadas los concheros prehispánicos de la boca de
Teacapán, localizados en el municipio de Tecuala, han sido ilegalmente
explotados por los gobiernos estatales y municipales como bancos de material,
utilizando las conchas trituradas como balastre para la rehabilitación de
caminos. Desafortunadamente estas actividades extractivas han provocado la
destrucción total de numerosos concheros o su desestabilización estructural.
Otro tipo de monumento arqueológico que regularmente sufre severos daños
por actos vandálicos premeditados son los petrograbados asociados a sitios
costeros, que en algunos casos son removidos de su posición original o que con
frecuencia son dañados y contaminados química, física y visualmente por la
aplicación de graffitis. Inclusive
hasta hemos podido documentar su utilización como blancos por parte de
cazadores furtivos. En casos extremos hemos recabado testimonios por parte de
pobladores locales sobre el uso de dinamita para disgregar las rocas, bajo la
sospecha de que contienen oro en su interior. Desafortunadamente en la mayor parte
de los casos se trata de petrograbados que no cuentan con ningún tipo de
registro arqueológico.
▪ Cambio climático
global e inestabilidad de los sistemas costeros
Los modelos de cambio climático global aplicados a la geomorfología de
los sistemas costeros en México han demostrado el riesgo que el incremento
gradual de la temperatura representa para un posible ascenso del nivel del mar
en el transcurso del presente siglo. Considerando que la mayor parte de la
superficie de la planicie costera noroccidental se encuentra entre un rango
altitudinal comprendido entre el nivel del mar y los 15 m.s.n.m., el eventual
ascenso del nivel del mar tierra adentro tendría un impacto directo en la
conservación de la mayor parte de los sitios arqueológicos ubicados en las
tierras bajas noroccidentales. Nuevamente en este caso esta situación resulta
especialmente preocupante si consideramos que en la actualidad no disponemos de
un atlas o inventario actualizado sobre los sitios arqueológicos ubicados en
esta provincia.
Recapitulando lo anterior, proponemos que la presente propuesta de
registro, protección e investigación diseñada para la arqueología de la costa
noroccidental de Nayarit sea considerada como una línea institucional
prioritaria bajo una visión de largo plazo, con la intención de que el
Instituto Nacional de Antropología e Historia, a través del Centro INAH Nayarit,
genere los insumos básicos para diseñar estrategias concretas de intervención y
conservación preventiva en caso de que el patrimonio arqueológico regional se
encuentre en riesgo.
Objetivos y alcances del proyecto
La ejecución del presente proyecto tiene como objetivo general llevar a
cabo el registro y la investigación sistemática -prospección y sondeo- de los
sitios arqueológicos localizados en la franja costera noroccidental de Nayarit,
con la intención de contar con una base de datos actualizada y geo-referenciada
para reconstruir el patrón de asentamiento prehispánico de los núcleos de
población ubicados en las tierras bajas aluviales, en los sistemas de costa,
laguna y estuario y en los humedales tropicales de agua salobre y dulce que
integran la compleja red de microrregiones que caracterizan a esta dinámica
provincia fisiográfica.
Además, pretendemos construir mapas de riesgo en relación al impacto que
tendría la construcción de obras públicas y/o privadas para definir estrategias
concretas de protección y conservación tanto de los monumentos como de los
depósitos arqueológicos, jerarquizando zonas prioritarias de intervención sobre
la base de riesgos potenciales de afectación.
Para tal efecto, pretendemos llevar a cabo trabajos sistemáticos de
prospección (reconocimiento de superficie), registro, mapeo y levantamiento
topográfico (planimetría y altimetría), delimitación y sondeo arqueológico en
los municipios costeros del norte del estado, específicamente en los que
integran territorialmente la planicie costera noroccidental de Nayarit (i.e., Tecuala, Acaponeta, Rosamorada,
Ruiz, Tuxpan, Santiago Ixcuintla y parte de San Blas).
Con el cúmulo de información generada a partir de los trabajos de
registro y prospección pretendemos contar con los criterios mínimos necesarios
para que el Centro INAH Nayarit lleve a cabo los estudios arqueológicos de
factibilidad que permitan emitir dictámenes técnicos para determinar la
viabilidad de la ejecución de los proyectos de obra propuestos por
instituciones públicas o privadas, así como por particulares, evaluando los
riesgos potenciales de afectación del patrimonio arqueológico.
Partiendo de la información recabada en campo se integrarán expedientes
técnicos particulares para cada sitio oficialmente registrado. Además,
consideramos dentro de nuestra propuesta celebrar reuniones con las autoridades
locales -vía asambleas ejidales- y con los pequeños propietarios de solares
urbanos y parcelas de uso agrícola, ganadera o forestal, con la intención de
entregar notificaciones oficiales a sus titulares para corresponsabilizarlos en
la protección de los monumentos arqueológicos bajo su resguardo.
Dentro del ámbito estrictamente académico, pretendemos definir con
precisión las particularidades de la secuencia regional de ocupación para las
tierras bajas noroccidentales a partir del establecimiento de la seriación
crono-tipológica de los artefactos asociados a cada nivel cultural de ocupación
identificado en la secuencia estratigráfica, así como caracterizar los
complejos culturales representados en el área investigada y establecer
correlaciones significativas con otras regiones y áreas culturales.
Nos interesa de manera particular realizar el estudio integral de patrón
de asentamiento con la finalidad de establecer la jerarquización y el
ordenamiento espacial de los sitios en las diferentes fases de ocupación
identificadas. A partir de nuestros trabajos de campo pretendemos recuperar la
mayor cantidad de información arqueológica contextualizada con la finalidad de
proponer un esquema coherente sobre el desarrollo histórico y cultural de las
poblaciones asentadas en la costa noroccidental de Nayarit, cuyo verdadero
valor histórico y cultural -más allá de míticas migraciones y de lugares de
tránsito temporal en busca de la “tierra prometida”- está por revelarse.
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