Por:
José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo
DE
CHILE: “Honor a quien honor
merece”, es una frase que muchas veces se usa para enaltecer las acciones o
pensamientos de las personas que en verdad tienen esos merecimientos. Esa otra
frase, de “no soy monedita de oro, para
caerle bien a todos”, es la excusa perfecta para aquellos a los que otros
le miran cola que pisarle, o con la que no están de acuerdo en algo, por las
razones que sean. Sin embargo, una persona que merece todos los honores por
cómo actuó en la vida y sobre todo, en la actividad política tan llena de lodo,
fue el recientemente fallecido ex presidente de Uruguay, José Alberto Mújica
Cordano, más conocido como “Pepe” Mújica,
es un caso muy especial, pues no conozco y tampoco oído nunca, que alguien se
refiera al político y floricultor uruguayo de mala manera, dicho de otro modo,
este hombre, siempre coherente entre lo que decía y lo que hacía, sí era “monedita de oro” y a todos caía bien.
Desde mi óptica muy personal, el Sr. Mújica, sí representaba una verdadera ideología de izquierda, no como la izquierdosa ideología de los politigrillos totonacas, como el porro rupestre Gerardo Fernández Noroña, quien viajó —dice él, que de manera oficial— a Europa a un dizque encuentro internacional con pares congresistas del mundo que ni siquiera se tomaron la molestia de escuchar los rebuznos que emanaban de sus falsarios belfos, por supuesto en un vuelo de súper lujo, con un acompañante que nadie sabe quién diablo fue, gastándose —con toda la austeridad republicana, o bien, franciscana obradorista— las decenas de miles de bilimbiques que pagamos religiosamente usted y yo amable lector.
Pepe Mújica sabía muy bien, como el pueblo —no acarreado y comprado con “apoyos solidarios”— ve a los grillos que solo buscan su bienestar personal y satisfacer sus oscuros intereses, por ello expresó en alguna ocasión: “Prefiero mil veces que me recuerden como un luchador terco que como un político”; hoy algunos lo recordamos como un hombre de bien, honrado, congruente, él sí austero de acción y no de palabrería hueca, como esos morenistas que le oyeron a la Sheinbaum proponerles que se olviden de los gastos inútiles y onerosos al erario, que aplaudieron a rabiar y echaron porras a la mandataria y se fueron a sus mansiones en camionetotas último modelo de hiperlujo, blindadas y con un puño de guaruras o asistentes que usted y yo pagamos. Si no fuera por la terrible realidad y la enorme hipocresía de chairos notables como ese lamebotas de Epigmenio Ibarra, a la salida de esa sesión con la presidenta Claudia, donde los regañó a todos, salir al estacionamiento y treparse a una camioneta onerosísima de gran lujo, y excusarse diciendo que no era de él, sino del organismo público para el cual trabaja.
Una vergüenza estos políticos de “izquierda” que viven como emir árabe de ultraderecha, aventando billetes al aire y conduciendo vehículos que no caben en las máximas que dicta con harta frecuencia la mandataria federal, repitiendo como lorito lo que hipócritamente escupía a diario su creador: “por el bien de todos primeros los pobres”, o bien “acabar con el régimen de corrupción y privilegios”, “no puede haber gobierno rico con un pueblo pobre” y hasta “con el pueblo todo, sin el pueblo nada”…palabras que en boca de estos gobernantes de dizque izquierda, suenan huecas, fariseas, falsas, traicioneras y desleales.
Vergüenza debiera darles ponerse en su
apestosa boca el nombre de Pepe Mújica, él sí, un transformador; él sí, un
hombre sensato; él sí, poniendo primero al pueblo y luego sus intereses
personales. Descanse en paz, este ejemplo de gobernante que algunos quisiéramos
para México. Pero por ahí escuché a un idiota chairo, compararlo con AMLO…¡Te digo!
DE DULCE: Allá, a principios de los años 80 del ya lejano siglo XX, su servidor, por esos errores de joven —la juventud es una enfermedad que se cura con el tiempo— elegí estudiar en la UNAM, allá en la Ciudad de México, la carrera de Medicina Veterinaria y Zootecnia. Y el error juvenil radica en que yo, por supuesto, no tenía la vocación que se requiere, no solo en esa, sino en cualquier carrera profesional que se decida seguir. El caso es que, entre las muchas prácticas que realicé, estuvo un muy extraordinario viaje al Estado de Chiapas, donde había una enorme y sensacional planta productora de la mosca estéril del hoy excesivamente mencionado “gusano barrenador”. Esta planta era una cooperación entre México y los Estados Unidos, por lo que ya se imaginarán la calidad y magnitud de esas instalaciones, ahí, así me lo pareció, había dinero y capacidad del personal mexicano, seguramente supervisado por peritos gringos. Hay que decir que el gusano barrenador, no es rechazado por los “primos” porque la carne, para consumo humano, lleva en su interior al gusano…no, si no son guayabas.
El ganado, en sus potreros, ocasionalmente sufre algunas cortaduras en su piel, al rasgarse con los alambres de púas, o bien algunas ramas o espinas de árboles, o cualquier tipo de lesión en la piel, que deja una entrada a los músculos de los animales. Existe una mosca que, en esas heridas, deposita sus huevecillos, que al tiempo se convierten en larvas que se van alimentando de la carne de las reses, ocasionando pérdida de peso, o lesiones graves que pueden volverse necróticas y abarcar buena parte del cuerpo de vacas o toros que, en casos severos pueden llevar a la muerte del hospedador.
En la mencionada planta chiapaneca, tenían moscas vivas, perfectamente bien resguardadas, las cuales, vamos a decir, “criaban” desde que eran huevecillos hasta que se convertían en pupas, mismas que introducían a una enorme máquina de rayos X, donde las radiaban causando su esterilización. Estas pupas, las metían en cajas y las repartían por todo el país o en las zonas de mayor prevalencia de la mosca parasitaria y, por medio de avionetas, eran regadas por la amplísima campiña mexicana, para que, ya liberada, esa pupa pasaba a ser mosca adulta, pero estéril, misma que se apareaba con la mosca silvestre, evitando la reproducción y prevenir que el problema creciera. Así se recuperaron enormes territorios invadidos de la mosca, librando a buena parte del país, y por supuesto, evitando los gringos, que la mosca llegara a su territorio nacional.
Lo que sé, es que es planta desapareció en el año de 2013, ignoró porqué, solo estoy enterado, que es hoy en día es un destacamento de la Guardia Nacional. En la actualidad, una planta similar funciona en Panamá, y la mosca debe importarse, seguramente a un alto costo. El actual Secretario de Agricultura, Julio Berdegué, dio la mala noticia de que México no puede producir mosca estéril para sofocar el brote de gusano barrenador ganadero, y salió a relucir, otro más de los fallos del nefasto gobierno de Andrés Manuel López Obrador, ya que este, a pesar de que sus funcionarios le advirtieron que podría producirse un brote del gusano barrenador en las zonas que ya estaban libres del mal, prefirió construir una planta de cría y esterilización de la Mosca del Mediterráneo llamada Moscamed, ahí mismo, en el estado de Chiapas, que si bien, es otra grave plaga que preocupa al campo mexicano, en el ámbito de la fruticultura, no sirve de nada para el combate al gusano barrenador; hay que mencionar que esa obra tuvo un costo de unos 100 millones de dólares, es decir, alrededor de 2 mil millones de pesos.
Se dice, que esta planta, es como otras ocurrencias del obradorismo, un elefante blanco, como la megafarciotota, la refinería de Dos Bocas, el aeropuerto “Felipe Ángeles” o el Tren Maya. Por supuesto, el intercambio comercial ganadero entre ambos países, es enorme, por lo que los gringos, se verán obligados a implementar acciones para el combate a ese gusano parásito que causa tanto daño, tal vez incluso la reapertura de la gigantesca y productiva planta que yo conocí. Veremos que decide el orate anaranjado del norte.
DE MANTECA: Tuvimos hace unos días, como Junta Vecinal, una estupenda reunión con el presidente municipal de Acaponeta, Manuel Salcedo Osuna; fueron varios los temas que se tocaron, y uno de ellos, fue la propuesta del grupo de darle sólida validez a aquel mote que tiene Acaponeta —uno de tantos—: “La Ciudad de las Gardenias”.
Explicaba su servidor en esa reunión, que haciendo mi caminata diaria por la plaza “Miguel Hidalgo”, me topé con un señor quien me detuvo para preguntarme por las gardenias. De momento pensé que me inquiría buscando un restaurante o algo así con ese nombre, y a mi vez, le pregunté: “¿a dónde lo mandaron?” Pero él, rápidamente replicó: “¡Nooo, las flores de gardenia! ¿No dicen que esta es la ciudad de las gardenias?” Caí en la cuenta de que me hablaba de la aromática planta, símbolo del municipio, y que, hay que reconocerlo, se ven muy pocas en los espacios públicos; de hecho, ahí en la plaza, son muy pocas que las que existen.
La Junta Vecinal, se ha comprometido a adquirir un buen número de gardenias, para plantar, principalmente en la plaza, o en otros espacios donde luzca como es, bella y de grato aroma. Haremos una campaña, porque sabemos que hay acaponetenses dispuestos a aportar una plantita de estas. ¿Quién se suma?....¡Reciban mis saludos amables amigos, y recuerden que solo con el corazón se puede ver bien, lo esencial es, invisible para los ojos, salud para todos!