Por:
José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo
DE
CHILE: Recientemente estuve de nueva cuenta en la gigantesca
Ciudad de México, concretamente, en el área conurbada del Estado de México, el
municipio de Naucalpan. En la visita anterior, a esta que narro, que hice a la
otrora Gran Tenochtitlan, platicando sobre Acaponeta y sus centros botaneros
con un primo, me quejé de que la cerveza ahora era cara en esos
establecimientos nayaritas, pues ya en algunos se pagan entre 23 y 28 pesos por un “cuartito” de las refrescantes ambarinas.
Mi primo se fue para atrás de la sorpresa y, exclamó: ¡son baratísimas!
Por supuesto, todo es el
contexto y el perfil desde el que se vean las cosas. Ahora que volví, de nueva cuanta, a la
capital, fuimos a comer a un restaurante de medio pelo en el área de “La Marquesa” en el EdoMex y pedí una
cerveza Victoria…me costó 55 pesos,
si bien era de media, que en este municipio acaponetense, en algunas cantinas o
botaneros se consigue en 27 pesos. Por eso a ellos el costo de la “chela” en los conocidos botaneros es “casi regalada” porque además te dan
botana…allá “no dan ni la hora”.
No soy empresario cervecero, ni conozco a fondo el funcionamiento de un botanero de acá la zona norte de Nayarit, pero sí recuerdo lo baratísimo que era “pistear” en las cantinas o en los incipientes botaneros que comenzaron a surgir, gracias al negocio de aquel “Beny” de Río Viejo allá a finales de los 70 o principios de los 80, que permitió que mujeres y familias pudieran entrar a las cantinas, lo cual estaba prohibido y era cosa mal vista, pues su servidor es de la generación que leía a la puerta de uno de estos bares cerveceros: “Se prohíbe la entrada a mujeres, uniformados, vendedores ambulantes y menores de edad”. Hasta me pareció ver en algunos el agregado “perros tampoco”. Así, como hongos comenzaron a surgir los llamados centros botaneros, donde abundaba la cerveza rigurosamente acompañada por la típica botana que hasta hoy se ve: camarón cocido o fresco; pescado frito, marlín, ceviche de pescado, flautitas de papa, jaibas, a veces tacos de puerco echado, a los suertudos en ocasiones les toca carnita asada, entre otras delicias.
En aquellos tiempos, era gerente de la Dispamoasa (Distribuidora Pacífico y Modelo de Acaponeta S.A.) el siempre bien recordado Don Arturo Domínguez, quien exigía que, en los negocios o depósitos de cerveza, se vendiera única y exclusivamente las marcas de la casa. Hoy eso ha cambiado, pues en un mismo establecimiento de estos, bien podemos encontrar “frías” lo mismo de la Pacífico, que de la Tecate y hasta de la Carta Blanca…cosas de la modernidad y el comercio en el mundo globalizado de hoy.
Pero, Don Arturo, ofrecía bonificaciones —ignoro si esto se hace hoy —es decir, por tantos cartones vendidos, regalaba unos cuantos más— tanto, que le caían muy bien al propietario de estos establecimientos y, además, el costo de las chelas, no era tan elevado. Muchas cosas han cambiado en Acaponeta, y en general en el mundo. Todos recordamos que las gorditas de gallina, típico platillo de Acaponeta que el municipio de Ruiz, nos quiere escamotear, eran muy baratas y todos salían a cenar apenas se ocultaba a dormir el señor Sol, hoy, en una sentada con la pareja y si acaso un niño, se va el salario de un par de días.
DE
DULCE: Mal andamos en nuestro país, cuando ya nadie puede opinar
sobre lo que sucede en México. Yo —iluso que soy— pensé que, cuando el entonces
candidato Andrés Manuel López Obrador hablaba de una cuarta transformación,
intuí —ya le digo, iluso que soy— que habría plena libertad de expresión y que,
con toda confianza podíamos señalar lo que, como ciudadanos, pensamos que está
mal en el país o bien, simple y llanamente emitir algunos comentarios a las
acciones de gobierno, pero no. Aquí solo hay de dos sopas: la de fideos, o sea,
cuando hablas bien y bonito del presidente y su ficticia 4T, y la sopa de
jodeos, cuando es lo contrario.
En la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la más importante universidad de América Latina, reunió a importantes juristas, entre los que podemos mencionar están Diego Valadez, Sergio López Ayllón, Jesús Orozco Henríquez y Pedro Salazar, quienes hicieron un muy detallado informe sobre lo que ellos piensan sobre la reforma al poder judicial que quiere meter “abuelita de Batman” el presidente, antes de dejar el poder, al que llamaron “Análisis técnico de las 20 iniciativas constitucionales y legales presentadas por el presidente de la república (febrero 5 de 2024)”, lo cual, por supuesto, no gustó nadita al macuspano, que, desde el púlpito presidencial donde escupe tarugadas todos los benditos días exclamó: “salen con línea estos de la UNAM a dar su opinión sobre las 20 reformas que estamos proponiendo…son predecibles, les diría: ¿qué se tienen que meter?”
Por supuesto, este decir del mandatario de esta pobre nación, lo pinta de cuerpo entero, pues sabemos que a Andrés Manuel no le da por la academia, ni tampoco tiene idea de los objetivos de una universidad, de la que salió dando trompicones y con el sello de fósil universitario ya que después de 14 años de haber ingresado a la UNAM, presentó su tesis titulada "Proceso de formación del Estado nacional en México 1824-1867", misma que no obtuvo una mención honorífica debido a su bajo promedio, pues al terminar todas sus materias obtuvo 7.8. Tal vez, los constantes ataques para la máxima casa de estudios de la nación, se deban a una venganza —ya ven que para eso se pinta solo— por esa calificación.
Pero en realidad, eso no es lo peor. La gota que colma el vaso, es la lacayuna actitud del nuevo Rector de la UNAM, Dr. Leonardo Lomelí Vanegas, quien, luego de la regañiza por parte de hueytlatoani totonaca, lanza un comunicado a los cuatro vientos, queriendo quedar bien con el “preciso”, deslindándose de lo dicho por los destacados investigadores y añadiendo que: “…de ninguna manera representa un posicionamiento de la UNAM ni el sentir de la comunidad”. Ni Judas Iscariote se atrevió a tanto.
Olvida el “reptor”
que el crisol donde caben todas las opiniones, las de derecha, las de
izquierda, las de centro, las del norte, las sur, todas, todas, es la
universidad, el espacio esencial del pensamiento crítico, del dedo flamígero
cuando se ocupa. A su servidor le parece que el señor rector Lomelí, le
faltaron “destos” y fácil se le hizo
quedar bien con los dioses del Olimpo incrustados en palacio nacional. ¡Estamos
jodidos, y más porque ahora se sienten hiperpoderosos por los 36 millones de
votos!
Uno de esos chispazos lo dio al dar a conocer a los primeros seis hombres y mujeres que habrán de integrar su gabinete, y, desde mi perspectiva, es un gabinete claudista y no uno impuesto desde el lopezobradorismo: Juan Ramón de la Fuente, una garantía de trabajo e intelectualidad; Marcelo Ebrard que aparece luego de la confrontación desde el “corcholatismo” de AMLO, lo que habla que Sheinbaum no es vengativa como YSQ; Alicia Bárcena, actual canciller; Rosaura Ruiz Gutiérrez, en una nueva secretaría, la de Ciencias, Humanidades, Tecnología e Innovación, lo que habla que Claudia dará el valor que merece la ciencia, la que despreció criminalmente López Obrador. El campo, hoy en ruinas, al parecer se levantará con Julio Berdegué Sacristán; y finalmente Ernestina Godoy Ramos, quien quizá sea la más floja de este bloque.
PLUTARCO ELÍAS CALLES Y SU GABINETE
En su momento, el todopoderoso Plutarco Elías Calles, ya en pleno Maximato,
quiso imponer su gabinete al entrante gobierno del General Lázaro Cárdenas,
pero el michoacano no era ni por mucho el monigotes que fueron Portes Gil,
Ortiz Rubio o Abelardo L. Rodríguez y así, el 14 de junio de 1935, el presidente
Cárdenas reunió en Palacio Nacional a todo su gabinete, manifestándoles que
considerando embarazosa su situación por la amistad que los liga con el general
Calles, aceptaba presentaran su renuncia, lo que desde luego hicieron. Tres
días después, Cárdenas anotaba en sus Apuntes la integración del nuevo
gabinete, constituido con una plataforma de elementos de variada tendencia
cardenista. Meses después, subiría a un avión a Calles y casi a fuerza, lo sacó
del país.
Gabinetes en la historia de
México ha habido de chile, de dulce y de manteca, desde “el gabinetazo” del ignaro Vicente Fox, al sublime de Benito Juárez,
en el que aparecen nombres de mexicanos gloriosos como Melchor Ocampo,
Guillermo Prieto, Santos Degollado, Francisco Zarco, Juan Antonio de la Fuente,
Manuel Doblado, Sebastián y Miguel Lerdo de Tejada, José María Lafragua,
Ignacio L. Vallarta, Ignacio Ramírez “El
Nigromante”, Ignacio Comonfort, Matías Romero, entre otros ilustrados
ciudadanos.
Habrá que ver quiénes
completarán la lista de la presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo. ¡Hasta la próxima amigos!