VISTA AÉREA DE ACAPONETA, MARCADO CON ROJO EL CAMINO DEL ARROYO DE LA VIEJITA |
Por: José Ricardo Morales y Sánchez
Hidalgo
El arroyo de La Viejita, compañero
natural de nuestra ciudad, antaño asoleadero de respetables caimanes y propicio
ambiente donde convivían cardúmenes de las más variadas especies; hermoso y
diverso jardín botánico, catálogo de decenas de especies aviares, así como
mercado del pobre, es hoy día vertedero de desechos e inmundicias de una ciudad
que reclama día a día más espacio vital, con las consecuencias de que los
medios naturales, como este arroyo, tienen que pagar el precio de una supuesta
modernidad.
Para derribar mitos o bien comprobar
ciertas aseveraciones, decidimos hacer, ya hace algunos años, un recorrido por
las partes más accesibles, para conocer un poco más de este modesto afluente
del río Acaponeta.
Habría que empezar por el curioso
nombre del arroyuelo “de la viejita”. Un excelente amigo y excepcional persona,
con la que tuve el gran placer de pasar largos ratos a su lado escuchando
historias de nuestro municipio, fue Don Eduardo Vidriales Robles, quien decía,
sin saber la fecha de ese dato, que existía en las proximidades del arroyo y
cerca del panteón municipal, una ancianita
muy humilde, la cual vestía prácticamente en andrajos; a esa señora la llamaban
“Doña Chicha” y era común hallarla en el viejo puente que se ubicaba en el
antiguo camino real a Tecuala, paso que hoy conocemos como puente “Gral. Ramón
Corona”. Decía Don Eduardo, que nadie supo nunca si Doña Chicha tenía o no un
sencillo jacal donde guarecerse, o si dormía al repecho de algún tronco de los
muchos que había en los montes cercanos al arroyo, no estaba claro eso, pero
sin embargo se podía adivinar su estancia en el lugar por los restos de
“buñiga” quemada que ella encendía para espantar los zancudos. Narraba el Sr.
Vidriales --y con eso nos damos una idea de cómo era el arroyo--, que los
alimentos de Doña Chicha, provenían de las riberas de ese listón plateado de
agua en esos lejanos tiempos, ya que había guayabas, guamúchiles, ciruelas
silvestres, guámaras, jocuixtles, chirimoyas, uvas del monte, cocos coyules,
cañas dulces, pitayas, vainas de guaje y otras delicias silvestres.
Continúa con su historia Don Eduardo,
manifestando que la anciana sepultó en el panteón a su marido, un señor de
nombre Doroteo, al que apodaban “el dorado”, y ella permanentemente iba a la
tumba de su difunto cónyuge siempre y cuando estuviera la luna en cuarto
menguante o cuarto creciente, por lo que la gente decía que Doña Chicha estaba
“encuartada”, pero esta historia la narraremos en mejor ocasión.
El arroyo de La Viejita, es producto
de diferentes veneros y arroyuelos de los montes o lomeríos que bordean a la
ciudad por los cuatro puntos cardinales, de hecho, alguien que sabe mucho de
este corredor hidráulico es Don Benjamín Quiñones Rivera, quien me explica que
ha detectado cinco puntos del nacimiento de este riachuelo: un brazo que nace
detrás de un cerro que se ubica en la parte posterior de la comunidad de
Hacienda de Mariquitas; un segundo afluente nace por el rumbo de la colonia
Lázaro Cárdenas a la altura de las mojoneras. Un tercer cauce nace y corre cerca
de la cancha de beisbol en la comunidad de El Centenario; el cuarto en el mismo
ojo de agua en el cerro de la Cruz, lugar que la gente llama “Los Pocitos”
corriendo hacia el norte a formar una laguna que se halla a unos pasos de la
calle Chapultepec y donde se encuentra un vado salvado por un puente peatonal.
El último brazo de agua, quizá el más lejano, nace por el antiguo camino del
Cerro Bola, a la altura del “Sobasto”. Uno a uno, estos afluentes van
conformando el gran brazo principal que corre por distintos puntos de la
ciudad, como por ejemplo una vertiente que ingresa al pueblo en un lugar
situado entre la Maseca y el llamado “Paso Superior”; a esa altura se le une un
ramal que acarrea aguas de desecho de la zona de los cerros de la Glorieta y de
la Cruz, mismas que antes caían al río Acaponeta a un costado del puente del
ferrocarril, canal que hoy quedó clausurado y relleno en su totalidad con la
construcción del malecón y bordo del río. Siguiendo su camino pasa por el
costado poniente de la colonia Invinay, continúa por un lado del lienzo charro
y sigue su cauce por detrás de los centros botaneros que se asientan en el camino
a San José de Gracia, que lo acerca al río y que, en aquel momento del año
2000, no pudimos seguir por lo agreste del terreno y la espesura de la
vegetación.
Lo que de manera muy común
escuchábamos sobre este riachuelo es sobre la intensa contaminación que sufría,
los zancudos que genera, así como los continuos y característicos malos olores,
en ratos insoportables, sobre todo por las tardes y con mayor frecuencia en
temporada de calor.
Recorrimos la colonia Invinay, donde
algunos vecinos se quejaron de lo anterior y encontramos versiones encontradas
y nebulosas. Algunos culpaban al arroyo de la aparición de granos en la piel,
otros no conocían ni un solo caso de ese problema. Los mosquitos y los
terribles olores provocan unanimidad: no se aguantaban. Casi todos culpaban a la
Maseca y unas vecinas me dijeron que la abundancia de alacranes y culebras era
achacable a la empresa harinera, sin que explicaran el porqué, y como en esos
días estaba de moda el chupacabras, hasta algunos lo habían visto por el lado
de Mazatlancito a orillas del arroyo, incluso lo acusaron a haber matado a
varios borregos del CBTA No. 182, aunque después se supo que había sido un
coyote el culpable, pero igual muchos siguieron creyendo en el mítico
“chupacabras” habitante maligno del arroyo de La Viejita. Hubo incluso quien
mencionó que en tiempo de lluvias la chiquillada nada en los ojos de agua que
en determinados lugares del arroyo se forman; dato que me causó sorpresa.
Al acercarnos al arroyo en esa zona
de la colonia Invinay, el agua sin duda lleva el color gris-negruzco de las
aguas sanitarias de desecho; localizamos incluso algunas descargas provenientes
de ese fraccionamiento, reitero, hace ya más de tres lustros de esto. El olor se
percibía, al filo del mediodía, solo bajando al lecho mismo del arroyo;
sorprendentemente, y este es un punto muy significativo, tres o cuatro tortugas
de tamaño considerable tomaban el sol en las orillas y se clavaron rápidamente
al agua cuando notaron nuestra presencia; también había patos, garzas y otras
aves.
Otro problema que se mencionaba
continuamente era la presencia constante de la planta llamada lirio acuático y
que aquí se le conoce como “patillo”, mismo que ese lugar de la colonia
Invinay, aunque existía, no representaba ningún problema; sin embargo, a la altura
del boulevard, había una gran cantidad de “patillo”, al grado que no se
apreciaba el agua misma del río. Según nos comentaban, algunas personas sin
mucha conciencia ciudadana, utilizan aquella zona para tirar escombro,
ocasionando un cuello de botella que dificulta la fluidez del curso del agua.
Por el camino a Tecuala, o sea, por
detrás del panteón, los tiraderos de basura son un problema considerable, lo
mismo que en las márgenes del lado de Invinay, sobre todo en el tramo que corre
por la vía del tren.
En el trayecto recorrido encontramos
tres puentes: uno, hoy relativamente reciente, que lleva al panteón “nuevo” y a
la Unidad Académica del Norte; el segundo el viejo y nostálgico puente de
ladrillo en el viejo camino real a Tecuala, paso que tiene el nombre del
vencedor del “Tigre de Álica” Manuel Lozada, General Ramón Corona; y por último
el puente sobre el boulevard de entrada a Acaponeta; en este lugar, del lado
poniente de la ciudad, los campos de cultivo se riegan con estas aguas.
Uno de los puentes es el antiguo "General Ramón Corona", en el viejo Camino Real |
Para comprobar si era o no cierto el
daño que los vecinos le facturan a la Maseca, fui a la planta, donde me recibió
de manera muy cordial, el en ese entonces gerente de producción, Ing. Fernando
Córdoba, acaponetense él, y me llevó por el rumbo de las ladrilleras –detrás de
las vías del ferrocarril—donde se ubica la planta de tratamiento de aguas
residuales que genera el molino. Esta planta y el campo que la rodea, está
debidamente cercada, con personal de vigilancia y mantenimiento. Contiene tres
lagunas y un atrapador de sólidos. El proceso es el siguiente: por medio de
tubos llega desde la planta –a considerable distancia por cierto—el agua de
desechos que arrastra impurezas orgánicas y cal. Pasa a una estructura de
concreto que une a una gran pila con muros que forman diferentes túneles donde
va quedando atrapado el material sólido, mismo que será utilizado como alimento
para el ganado existente en la zona. Por gravedad el agua pasa a una primera
laguna llamada de oxidación, donde también se asientan los sólidos que se
fermentan. Continúa transitando el agua, en cada momento más clara, cayendo a
una segunda laguna donde sufre un proceso de aireación ya que se le adicionan
bacterias que actúan sobre líquidos y sólidos contrarrestando los malos olores.
Por último, el agua desemboca a una tercera laguna de clarificación, donde el
líquido ya tratado sale transparente y es utilizada para riego, primero de
amplios terrenos donde se encuentra esta planta de tratamiento, y segundo, por
medio de bombeo es regresada a Maseca donde se utiliza también para riego del
campo de fútbol, uno de los mejores de la ciudad, y las diferentes áreas verdes
de la fábrica.
Planta de Maseca Acaponeta |
Maseca periódicamente tiene
revisiones de la Comisión Nacional del Agua, de la SEMARNAT y de la Secretaría
de Salud; asimismo tiene su propio laboratorio donde hacen análisis del líquido,
y aun, tiene la obligación de mandar muestras a dos laboratorios externos.
La contaminación del arroyo es debido
a las descargas de aguas negras que va colectando en su trayecto rumbo al río
Acaponeta, que por ende, se contamina también. Es obvio, por la cantidad de
vida animal y vegetal que no hay problemas de residuos químicos importantes, a
pesar de que algunas tahonas mineras, vierten sus desechos al arroyo. Los
mosquitos del género Aedes aegypti se deben a estancamientos ocasionados por
los tiraderos de basura o los patios no muy limpios de muchas casas habitación,
donde abundan los cacharros que contienen agua limpia que permite la
proliferación del insecto, más que del agua del arroyo; los olores, siguen
siendo achacados a Maseca, con el argumento de que sus lagunas son a cielo
abierto; aquí habríamos de decir, que la dirección del viento de poniente a
oriente contradice esa hipótesis, recuérdese que el arroyo corre de norte a sur
y la planta de tratamiento se ubica al norte de las colonias Invinay e
Infonavit. De cualquier manera, Maseca planea ha plantado una barrera de
árboles para paliar un poco el problema que ellos pudieran ocasionar, incluso
esa área verde, que me dicen que es muy grande, es ocasionalmente visitada por
alumnos de las diferentes escuelas. Es justo decir que su servidor, en el
recorrido, vio gran cantidad de desechos y restos de animales muertos, lo que
sin duda es fuente importante de olores penetrantes.
Todo lo anterior sucedió hace 16 años,
y en el transcurso de ese tiempo, el arroyo simplemente sufrió el desdén de
todo el mundo; durante años, que luego fueron lustros que originaron décadas,
este caudal de agua no mereció la atención de ninguna persona en lo particular,
ni de asociación alguna, o de las autoridades municipales en turno y el
problema de contaminación y suciedad con todos los problemas de salud que
acarrea, no solo continuó, sino que aumentó. Por ello, hay que hacer un
reconocimiento al XL Ayuntamiento de Acaponeta que preside Malaquías Aguiar
Flores, que ha venido trabajando en un ambicioso proyecto de saneamiento del arroyo,
que ya arroja buenos resultados.
Al comienzo de este importante
trabajo de rescate ecológico y solución sanitaria, se detectaron siete puntos
críticos en buena parte del arroyo que cruza por la ciudad, pero
que, con el avance del saneamiento, se han completado hasta la fecha 22 puntos
significativos que contaminan el arroyo y en los cuáles se está trabajando y en
muchos casos ya están solucionados.
Entre los puntos más destacados de
este invaluable e histórico proyecto sanitario y ecológico, podemos mencionar
al cárcamo del lugar que llaman “La Bomba”, allá por la calle “Juan Partida” y
los terrenos de cultivo al noreste del Cerro de la Cruz, donde se adquirió un
transformador eléctrico y una bomba que mucha falta hacían en el lugar para el
buen funcionamiento de esa estructura. Es importante mencionar que se retiraron
los taponamientos de la línea del cárcamo tanto de manera manual como con la
máquina que a presión hace esa labor y que Malaquías Aguiar gestionó ante el
municipio de Tuxpan.
Otro punto importante fue el corte de
maleza y limpieza del arroyo, cuyas riberas recibieron el herbicida que eliminó
buena parte de las hierbas malas del lugar; la Dirección de Protección Civil
inició el corte del matorral y limpieza general de los taludes del arroyo, con
la intención de, en un futuro, en alguna parte de las orillas de este
riachuelo, construir espacios verdes que cambien la imagen actual esta lista de
agua, convirtiéndose en un lugar atractivo y lúdico.
Trabajos de taxpana, limpieza y saneamiento |
Por otra parte el cárcamo de la calle
Emilio Carranza, literalmente fue rehabilitado en su totalidad, porque se
hallaba casi en el abandono y no cumplía cabalmente con su función; así como la
rehabilitación de registros de descargas domiciliarias y la manera de mitigar
las descargas de las tahonas vecinas que vierten directamente sus desechos al
arroyo.
Otro punto crítico resuelto del
proyecto fue la calle Luis Donaldo Colosio, donde se visitó a todos los vecinos
del lugar invitándolos a conectarse a la recién introducida red de drenaje
sanitario, cosa que finalmente hicieron once vecinos, excepto dos que se
mostraban renuentes, dejando de verter sus desechos sanitarios directamente al
arroyo. Protección Civil se encargó de limpiar los taludes del arroyo en este
lugar, donde había todo tipo de árboles y matorrales silvestres que entorpecían
la fluidez del mismo.
Descargas sanitarias de las viviendas de la calle Colosio. Asunto ya resuelto. |
Se realizó
la gestión ante Maseca para la taxpana y conservación permanente de la parte
posterior que colinda con el arroyo así como del crucero del puente de esa
misma empresa, aguas arriba, y lo mismo
sucedió con algunos centros botaneros a cuyas espaldas transcurre el arroyo.
El punto
cuatro es el que se refiere a un pozo de visita de la colonia Invinay, el cual
tenía una fuerte fuga de aguas negras, se le construyó un muro de contención de
mampostería para evitar el socavamiento tanto de ese pozo de visita como del
tramo del tubo colector, renivelando además la tapa de dicho pozo, evitando esa
fuerte fuga de aguas residuales al exterior. A esta altura del arroyo de La
Viejita, se retiraron árboles de plátano y desazolvaron las ramas debajo del
viejo e histórico puente “Ramón Corona”.
Ramas, maleza, basura y escombros debajo del puente "Gral. Ramón Corona", material ya retirado por los elementos del Ayuntamiento. |
Para
solventar el problema en la colonia Infonavit, donde la totalidad de las
viviendas, de todas las secciones del fraccionamiento, así como los comercios
ubicados sobre el boulevard en ese sector, vierten diariamente los desechos
sanitarios al arroyo, el Ayuntamiento, elaboró un proyecto técnico para
ejecutar los trabajos y resolver en forma definitiva las descargas de aguas
negras al arroyo en esa zona muy poblada de la ciudad, mismo que se entregó a
la Comisión Estatal del Agua (CEA), aprobándose construcción de un cárcamo de
bombeo en la colonia, lo que desató la polémica y los vecinos se mostraron
renuentes a la edificación de esta estructura en el sitio originalmente
contemplado, luego de varias reuniones con los vecinos y a la aportación de un
terreno de la familia Algarín, se logró la reubicación del lugar definitivo del
cárcamo a donde llegará el colector que enviará las aguas negras a un cárcamo
aún mayor en terrenos de San José de Gracia, para finalmente llevarlos hasta la
planta de tratamiento de aguas residuales por el rumbo de Sayulilla.
Descargas de la colonia Infonavit en todas sus secciones, las 24 horas del día, los 365 días del año. Problema que habrá de solucionarse con la construcción del cárcamo de bombeo, ya en proceso. |
Existen y
se tienen completamente detectados algunos problemas en las cercanías a San
José de Gracia, y que son de mucha mayor envergadura, así como otros conflictos
en el rastro municipal. En todos se está ya trabajando en ello y pronto se
verán los resultados para poder, en consecuencia, sumar nuevas metas a este
proyecto sanitario y ecológico para rescatar el arroyo de La Viejita y darle
certidumbre al buen funcionamiento hidráulico que lleva las descargas
sanitarias a la planta de tratamiento de aguas residuales ya mencionada.
Como su
servidor lo ve, lo más importante es la forma en que han venido trabajando, ya
que, siendo un proyecto integral, participan en él, de manera coordinada, las
direcciones municipales de Planeación y Desarrollo (Coplademun), Obras
Públicas, Protección Civil, Salud, Comunicación Social, así como el Organismo
Operador Municipal de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento (OROMAPAS),
los cuales se reúnen periódicamente para hacer sesiones de evaluación y
seguimiento del proyecto.
En base a
esto, los frutos ya están a la vista, por ejemplo, han disminuido notablemente
los fuertes y malos olores en toda la zona por donde fluye el arroyo. A este
esfuerzo, debemos sumarnos todos, pues el arroyo de La Viejita, forma parte del
patrimonio natural de todos los acaponetenses, y no debemos de dejas sola a la
autoridad que, por primera vez en muchos años, hace la parte que le toca.
Enhorabuena y que, si no nosotros, sí los hijos o nietos vuelvan a ese lugar a
paseos familiares, ecológicos o simplemente a juntar frutos o descansar debajo
de un frondoso huanacaxtle. Qué así sea.
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