Teniendo como fondo la Presidencia Municipal y el Templo de Nuestra Señora de la Asunción, se aprecia en primer plano, los techos de teja del caserío del Barrio de la CH. |
Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo
Recorrer los barrios de Acaponeta es
hacer un recuento de los daños sufridos a causa de una supuesta modernidad, un
mal entendido progreso y un mundo globalizado que nadie entiende del todo. En
ellos, los barrios tradicionales, se ha perdido el patrimonio arquitectónico,
el entorno natural e incluso el cultural se ha modificado, no siempre para bien.
Los dulces típicos, cedieron su trono a los alimentos chatarra; las casas de
teja y muros de adobe, con sus bellas jambas y dinteles, cornisas y
enmarcamientos, de amplios portones y largos ventanales, desaparecieron para
traer géneros y modas que chocan con el pasado de definido estilo.
Arquitectura típica acaponetense que se mantiene en el Barrio de la CH |
Sin embargo, el llamado barrio de la
“CH”, mantiene aún el viejo sabor de Acaponeta de finales de siglo XIX y
principios del XX. Aún se ven las casonas donde nacieron y moraron personajes
que darían nombre y brillo a ese sector de la ciudad donde parece haberse
detenido el tiempo.
El final de la calle Allende al
oriente, hasta chocar con una de las cabeceras del puente del ferrocarril sobre
el río, y al inicio de esa calle a la altura del Jardín de Niños “Eva Sámano de
López Mateos”, son los límites del Barrio de la “CH”, donde cuatro personajes
principalísimos de la cultura y de la historia de Acaponeta, ahí nacieron, ni más ni menos que el Constituyente Juan Espinosa Bávara; el poeta Mago de las Letras Mexicanas Alí Chumacero Lora; el percusionista Felipe Espinosa Gallardo "Tanaka" y la Maestra Abigail Villalobos Quintero. Además de que ahí vivió en un tiempo un excelente artista plástico: Oscar Yáñez.
Alí Chumacero Lora |
Felipe Espinosa Gallardo "Tanaka" |
Abigail Villalobos Quintero |
Autorretrato de Oscar Yáñez |
En las casas de nacimiento de tres de
ellos existen adosadas a sus muros sendas placas conmemorativas. En la esquina
de Allende y Sinaloa, se ubica una vieja
casona con techo dos aguas, todavía de teja, donde el deterioro es evidente, y
en uno de sus muros hay una gran placa que a la letra dice:
Placa en la casa de Juan Espinosa Bávara |
Pueblo y Gobierno de Nayarit con
motivo del Cincuentenario de la Constitución y del Estado rinden justo homenaje
al prominente Revolucionario y Diputado Constituyente al Congreso de Querétaro
JUAN ESPINOSA BAVARA
XV Legislatura
Acaponeta Nay. Marzo 9 de 1961
En la placa, que por cierto debió ser
colocada en el gobierno municipal del Dr. Rodolfo Castillo Sánchez, el número
“7” de 1967, parece “1” y se presta a confusión, pero sí nos hace reflexionar
que los primeros 100 años de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos y del Estado de Nayarit se cumplen en este 2017 y bien valdría la
pena, por lo menos, una buena limpieza a la mencionada placa o una aledaña
consignando el centenario.
Casa donde nació Juan Espinosa Bávara, esquina de Sinaloa y Allende |
Sobre la casa donde vio la primera
luz Alí Chumacero Lora, ubicada sobre la calle Allende, contrario a la
anterior, que se ve muy bien cuidada, también existe una placa que dice:
HOMENAJE A ALI CHUMACERO
SIENDO GOBERNADOR DEL ESTADO EL C.
LIC. CELSO HUMBERTO DELGADO RAMÍREZ Y EL XXXII AYUNTAMIENTO MPAL (SIC) C. HÉCTOR SERVANDO SIERRA MARTÍNEZ EN COORDINACIÓN CON EL VIII FESTIVAL
CULTURAL DE NAYARIT EN ACAPONETA
EN ESTA CASA NACI AQUÍ EN EL BARRIO
DE LA “CH”
Alí Chumacero
ACAPONETA, NAY., NOV. 20 DE 1990
Placa sobre la casa donde nació Alí Chumacero |
Casa de nacimiento del Mago de las Letras Mexicanas: Alí Chumacero Lora |
La última placa, esta de cerámica, se
ubica al inicio del barrio, sobre el muro de una casa, también en excelentes
condiciones, moderna, seguramente construida en el terreno que alguna vez
sustentó la vivienda donde nació Felipe Espinosa Gallardo, mejor conocido como
“Tanaka”, la cual informa:
XVI Festival Cultural de Nayarit en
Acaponeta
En este lugar estuvo la casa donde
nació en 1949
Felipe Espinosa Gallardo “TANAKA”
Músico percusionista
Hijo predilecto de Acaponeta
Homenaje del XXXVII Ayuntamiento de
Acaponeta
Noviembre 21 de 2006
Placa sobre la casa donde alguna vez estuvo la vivienda donde nació Felipe Espinosa "Tanaka" |
Estando el gobierno municipal en
manos de Efraín Arellano Núñez.
En este lugar estuvo la casa de nacimiento de "Tanaka", hoy es una residencia moderna. |
Debe el barrio su singular nombre de
la “CH”, debido a que un grupo de amigas que ahí vivían y se relacionaban
tenían en sus nombres o motes cariñosos, esa mexicanísima simbiosis de las
letras “ce” y “hache” la “CH”: Chepina Castañeda, Chenta Núñez, Chabela Díaz,
Chayo Díaz, ellas lindas todas amigas de otras no menos bellas gardenias de ese
espacio acaponetense: Eva Núñez, Cuca Castro o Lupe Ahumada, que eran parte de
esa población dentro de la colonia centro, y no faltaba fiesta, tertulia o
jolgorio la cual adornaban con su gracia y simpatía, como la celebración con
motivo de las fiestas patrias a las que llamaban “Pachanga Ranchera”, donde participaban ataviadas con ropas muy
mexicanas y se unían a los festejos que organizaba una asociación de charros
que aquí existía y que encabezaba Don Pedro Ahumada, junto con su hijo del
mismo nombre, así como José Rodríguez “El Golpe”, Pascual Rodríguez “El Pato”,
Francisco Palacios, Bernardo Quintero y Marcial Lizárraga, entre otros.
El Barrio de la “CH”, muy arbolado,
es por cierto la puerta de entrada al río Acaponeta y de las avenidas desastrosas
de este, cuando decide entrar a las calles de la ciudad y anegar vialidades,
casas y patrimonios; sus moradores dan la “bienvenida” a las inundaciones que
antes del bordo y actual malecón, eran visitantes asiduos y formaban parte de
la vida comunal. En sus esquinas todavía se ven tiendas antiguas con su
mobiliario original, sus característicos techos de teja y vigas de madera que
más parecen fierro por su dureza y larga vida. La de Alfonso León, era un claro
ejemplo de ello, y me contó en alguna ocasión, que “nada más” llevaba ahí 50
años, y que cuando él llegó, la tienda ya estaba ahí. Cosas de medir el tiempo
en la provincia, a veces corto, a veces largo, en ocasiones tan solo tiempo.
En esta esquina estuvo la tienda de Don Alfonso "El Chino" León |
Por cierto que en este barrio
habitaba una de las personas más longevas de Nayarit, se trata de Doña Linda
Pimienta Sánchez, nacida el 19 de octubre de 1899, es decir pisó tres siglos,
falleciendo el 12 de mayo de 2004 cuando contaba con 104 años de larguísima
vida. Linda tenía su morada en una casa que competía con ella en el tiempo,
pues fue construida en 1892, según reza en una plaqueta que corona el amplio
portón original de madera; residencia que lo fue también de Heriberto “El
Güero” Pimienta, quien regenteaba un afamado bar que se hallaba en la cima del
Cerro de la Glorieta y que tenía en nombre pomposo de “Paseo Oriente”. Este Heriberto --por cierto medio hermano del
General Juventino Espinosa Sánchez, aguerrido revolucionario nacido en San
Felipe Aztatán, cuando esa comunidad pertenecía a Acaponeta y dos veces
gobernador de Nayarit--, pasó a la historia local por ser el mediador que
concretó la amnistía que las fuerzas federales otorgaron a los “cristeros” que
asolaban la región bajo el mando del famoso y controvertido Porfirio “El Pillaco” Mayorquín, allá en el
lejano año de 1929.
1892, año de la antigua y atractiva vivienda donde residían Linda y Heriberto Pimienta |
Imagen de esa misma morada |
Fotografía tomada de una edición de El Eco de Nayarit (Cortesía de su bisnieto Nayarmi Ledón López) |
Las casas del Barrio de la “CH”, dan
identidad al lugar, ya que es uno de los pocos lugares de la ciudad donde aún
sobrevive la arquitectura típica de la Ciudad de las Gardenias. Para conocer
cómo era el Acaponeta de ayer, no hay más que acercarse a este sitio que tiene
como fondo el anaranjado puente del ferrocarril y, todavía hace algunos años,
se levantaban unos enormes postes de madera que semejaban las mástiles de un
gigantesco velero anclado a la orilla de un río que ya vivió mejores tiempos,
pero que en su momento dio trabajo y cabida a otro célebre personaje del Barrio
de la “CH”, Don Ventura Villalvazo, canoero que hacía recorridos por las
riberas del Acaponeta llevando gente a otras comunidades, a empujones de vara,
o bien, simplemente las cruzaba de una orilla a la otra, por unas cuantas
monedas.
Canoeros de la época |
Varios conocidos agricultores eran
originarios del barrio, Ruperto Castañeda, cosechero de maíz, tabaco y papa;
Juan José Díaz, así como J. Encarnación Díaz, quien anunciaba la compra y venta
de ganado por jaula entera; también Don Donato Orozco y, por supuesto la Sra.
Paula C. viuda de Núñez, quien tenía un famoso trapiche a orillas del río,
despachando precisamente en la calle Allende No. 72, en el mero corazón del
Barrio de la “CH”. También de ahí era Don Francisco Mitre, agente de negocios
judiciales y, hasta hace muy poco, aún se podía ver trabajando duro a Don
Roberto Mitre.
Tener el río cerca era un privilegio,
cuando la serpiente plateada estaba de buenas, ofrecía a sus hermanos
acaponetenses toda una actividad de vida que mucho apreciaban los que habitaban
en ese sector de la ciudad, pues ese era el paso obligado de aquellos que
llevaban mojarras y otras clases de pescado para ofertar en el mercado
“Corona”, mismos que acomodaban en sartas que de echaban al hombro y anunciaban
a pregón abierto por aquellas bellas y benditas calles. No era raro que desde
lo alto del puente del tren se vieran nadar gigantescos peces espada o sierra,
que uno no se explica su presencia. Las cristalinas aguas del río de aquel
entonces eran motivo de reunión y hasta alegres fiestas se organizaban en las
riberas para matar la monotonía con que la provincia a veces cobija a sus
pueblos. Por supuesto que el bordo no existía como tal, y la llegada al río era
por una cuesta que desde lejos ofrecía a la vista las brillantes listas de sol
que relumbraban y aún lo hace, todos los días del año.
Vista aérea de Acaponeta donde se señala la ubicación del Barrio de la "CH", el puente del ferrocarril y se aprecia con claridad el río. |
Hoy, lo que el Barrio de la “CH”
ofrece y deja como legado a las nuevas generaciones es paz, una paz que se está
perdiendo en el resto de las colonias y barrios de una antigua villa que se
convirtió en ciudad; no es raro ver en los callejones con que se adorna esta
zona de la cabecera municipal, a las gallinas deambular entre las matas llenas
de flores rojas y portones amplios de madera, que evocan una época gloriosa por
donde Acaponeta alguna vez transitó. Es claro que debemos de agradecer y
reconocer a los vecinos que siguen construyendo, remodelando o conservando el
estilo arquitectónico de una bella época acaponetense.
Quisiéramos que no se perdiera la
imagen de este arraigado barrio; que sus hijos no permitan que la modernidad se
lo trague, que se siga viviendo como hace cien años cuando Linda Pimienta ya
corría por esas calles llenas de color y de tradición.
Al fondo del Barrio de la CH, el puente del ferrocarril sobre el río Acaponeta |
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