El Dr. Daniel Pierce
durante el proceso de análisis de artefactos líticos por Fluorescencia de Rayos
X
|
* Este análisis constituye el estudio más completo de una muestra de
artefactos de obsidiana en la arqueología del Occidente de México
* Los resultados permitirán establecer el uso y consumo diferencial de
las diversas fuentes de obsidiana identificadas por parte de la población
costera Aztatlán de Nayarit durante el Postclásico
En Mesoamérica, la obsidiana
fue un material privilegiado para la producción de diversas herramientas debido
a sus ventajas funcionales, en comparación con otros tipos de roca. Es fácil de
astillar y crea bordes extremadamente afilados cuando se rompe, lo que le
confiere a este vidrio volcánico propiedades excepcionales para la manufactura
de una gran diversidad de objetos de carácter utilitario.
Centro ceremonial Cerro de Coamiles, ubicado en la costa central de Nayarit |
Recientemente, el Dr.
Daniel Pierce (Université Bordeaux
Montaigne/Burdeos, Francia) llevó
a cabo el análisis de más de 12,000 artefactos de obsidiana -incluyendo lascas,
navajas, navajillas prismáticas, núcleos y desechos de talla- procedentes de
cuatro de los principales centros rectores de la zona nuclear costera Aztatlán
de Nayarit -San Felipe Aztatán, Chacalilla, Coamiles y Amapa-, cuando trabajaba
en el Laboratorio de Arqueometría de la Universidad Missouri (MURR), en los
Estados Unidos. El objetivo de la investigación del Dr. Pierce se centró en la
reconstrucción de los patrones de distribución de la obsidiana al interior de
las principales capitales regionales de la cultura Aztatlán (850/900-1350 d.C.),
a partir de la identificación de los yacimientos que fueron explotados a través
del tiempo.
Excavaciones controladas
en las plataformas superiores de Coamiles, Nayarit
Los resultados
preliminares de su estudio -que conllevó el análisis macroscópico de las
muestras, así como su estudio geoquímico y el análisis geoespacial de los datos-
indican que durante el periodo Postclásico tanto el acceso como el consumo
diferencial de este importante recurso estratégico reforzaron internamente la
estructura jerárquica de los grupos de elite, legitimando su posición social y
su papel en el control y distribución de bienes de prestigio, como la obsidiana
procedente del altiplano central de México (Sierra de las Navajas, Hidalgo) o
la que fue importada de las cuencas lacustres del altiplano jalisciense (Volcán
de Tequila) hacia la planicie costera.
Para realizar su estudio,
el Dr. Pierce utilizó un detector portátil de fluorescencia de rayos X (pXRF,
por sus siglas en inglés). La fluorescencia de rayos X utiliza la emisión de
rayos X fluorescentes secundarios emitidos por el material objetivo después de
ser bombardeados con rayos X a una emisión constante de alta energía. Estos
rayos secundarios reflejan elementos químicos únicos. Con este método, elementos
como el hierro, estroncio, rubidio, iterbio, circonio, niobio y torio son muy
útiles para identificar la fuente geológica específica de obtención de la obsidiana,
información de gran relevancia para determinar las rutas de comercio y
distribución establecidas entre la población de la zona nuclear costera
Aztatlán y las asentadas en el altiplano.
Recuperación de artefactos durante las excavaciones en el Cerro de Coamiles |
Finalmente, los resultados obtenidos
fueron comparados con la base geoquímica de datos de las 25 fuentes de
obsidiana actualmente conocidas para el Occidente de México, desarrollada por
el Reactor de Investigación de la Universidad de Missouri (MURR, por sus siglas
en inglés).
Arqueólogo Mauricio Garduño Ambriz, investigador del Centro INAH Nayarit. |
“La cristalización del
complejo cultural Aztatlán (850/900-1350 d.C.) hacia finales del Epiclásico
conllevó un importante reordenamiento territorial de los centros rectores en la
región, así como la ampliación de las redes de intercambio a larga distancia y
la adopción de complejos patrones arquitectónicos e iconográficos que fueron
compartidos por las elites locales”, señaló el investigador.
Finalmente, el Dr. Pierce
comentó que a partir del 2020 desarrollará una nueva investigación enfocada en
el estudio geoquímico y mineralógico de la cerámica arqueológica de la zona
nuclear costera Aztatlán de Nayarit y de la cuenca lacustre de Etzatlán,
ubicada en el sector occidental del altiplano jalisciense, con la finalidad de
determinar centros de producción y consumo de la sofisticada cerámica Aztatlán
de uso ritual que se distribuyó ampliamente en ambas regiones durante el
Postclásico Temprano y Medio (850/900-1350 d.C.).
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