Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo
Hace algún tiempo cuando estaba reuniendo datos y anécdotas para construir la historia del hoy trisemanario "El Eco de Nayarit", periódico que fundó hace 102 años el joven periodista Don Manuel Sánchez Hidalgo Villalobos, publicación que posteriormente han sostenido contra viento y marea por la familia Sáizar, platiqué con el Cronista Municipal el historiador Néstor Chávez Gradilla acerca del nombre de "El Eco de Nayarit", del cual ahora sabemos originalmente fue "El Eco del Nayarit" con el cual permaneció
al menos hasta 1922, según consta en los pocos periódicos que aún existen de
esa época, para luego cambiar a su nombre definitivo “El Eco de Nayarit”, ya
con la preposición “de” y no la contracción “del”, y así se desarrolló hasta la
fecha.
Existía la posibilidad, y esta es una suposición que originalmente tuvo el
Cronista de Acaponeta Sr. Chávez Gradilla, de la cual ambos platicamos,
acerca de un personaje de nombre Lamberto Cabañas, ingeniero de profesión, al
parecer muy amigo de Manuel –eso pensamos en un primer momento--, le habría
cuestionado acerca del nombre “El Eco del Nayarit”, haciéndole mención que ya
no era correcto decir “del” Nayarit al territorio, que había pasado a ser, por
la Constitución de 1917, en Estado Libre y Soberano; si acaso --tal vez le dijo--,
la referencia debe hacerse a la zona serrana, la Sierra del Nayar o del
Nayarit, como se le conocía o aún así se le llama. Sánchez Hidalgo, quizá reparó
en su error y dio la razón al Ing. Cabañas, pasando a llamarse en el futuro “El
Eco de Nayarit”. Posteriormente me enteré de la gran enemistad que existía entre este Sr. Cabañas y Don Manuel, lo que descarta la anterior aseveración.
Néstor Chávez Gradilla, cronista de Acaponeta |
Me dijo Néstor también, que existió un periódico llamado “El Eco
del Nayarit”, allá muy a finales del siglo XIX y anterior al “Eco”
acaponetense, en el ahora municipio de Ahuacatlán, el cual era editado por el
conocido Doctor Don Luis Aranda Del Toro, quién fuera Diputado Federal por
Tepic en la XXXVII Legislatura y Senador por Nayarit en las XXXVIII y XXXIX
Legislaturas. El Doctor Don Luis Aranda Del Toro, fue además autor del libro “Nayarit. Aportación para algunos capítulos
de la historia”. Especula Chávez Gradilla, sobre la posibilidad que Sánchez
Hidalgo y Aranda del Toro, hayan sido amigos o tenido un contacto cercano,
existiendo la posibilidad de que el nombre del periódico de ahí hubiera
surgido. No existen datos al respecto y prefiero, de manera personal, pensar
que se trata tan solo de una coincidencia.
Para abundar en el tema y encontrar la punta de la madeja, Néstor platicó con el también cronista de Ahuacatlán, el notable historiador Don Rubén Arroyo Arámbul, quien le comentó que él tenía el original de ese "El Eco del Nayarit" y que le compartiría una copia del mismo.
Don Rubén Arroyo Arámbul, cronista de Ahuacatlán |
El tiempo pasó y en rato de inspiración me tomé la libertad de contactar a Don Rubén y comentarle sobre lo que había compartido con Néstor, y con la amabilidad que lo caracteriza me explicó que efectivamente, "El Eco del Nayarit" había sido una publicación que editaba Don Saturnino Aranda, abuelo de Luis y que --efectivamente--el tenía la fortuna de poseer el ejemplar número 30 del segundo año de la publicación con fecha 9 de junio de 1895. Me comentó más tarde Don Rubén, que incluso él había mandado a imprimir con los mismos tipos de la época, ya que la imprenta que elaboraba el periódico subsistió hasta el año 2000 y Don Rubén solicitó al propietario, justamente Luis Aranda del Toro, nieto de aquel senador que le imprimiera con esos tipos unos 100 ejemplares del original, mismos que al paso del tiempo regaló a amigos y gente interesada en la historia. Prometió el buen cronista de Ahuacatlán, regalarnos un ejemplar a Néstor y a su servidor, cosa que cumplió y entregó a Chávez Gradilla en el reciente congreso de cronistas e historiadores celebrado en Xala, y al cual con mucho pesar no pude asistir.
Ya en mi manos, el periodiquito de cuatro páginas, constituye una joya y mucho he de agradecer el Sr. Arroyo Arámbul su solidaridad y ahora sacamos algunas conclusiones.
1. Narra el cronista de Ahuacatlán, que Don Luis Aranda de Toro, a través de su publicación se metió fuerte y valientemente contra José Yves Limantour, Secretario de Hacienda y hombre fuerte de Don Porfirio Díaz, lo que le ocasionó que "El Eco del Nayarit" fuera azotado por la censura y se amenazó a Aranda del Toro sobre sus futuros comentarios antigobierno y hasta se le prohibió publicar más ejemplares con ese nombre, por lo que tuvo que cambiar el mismo a "El Azteca" que veía la luz ya a principios del siglo XX.
2. Ya mencioné --y esto lo digo sin ninguna base documental-- que a mi juicio era solo una feliz coincidencia, pero a Néstor le parece que no es el de "El Eco de Nayarit", un nombre común, y que no es improbable que Aranda del Toro y Sánchez Hidalgo, de alguna manera se conocieran y el segundo tomara el nombre de aquel iniciando en 1917 una larga historia de 102 años.
3. Si así fuere y se unieran dos historias, "El Eco de Nayarit" --como hoy se llama-- tendría que sumar largos 24 años, es decir el de Ahuacatlán nació en 1893 y el de Acaponeta en 1917, de ahí la diferencia, por lo que El Eco actual tendría una edad de 126 años, convirtiéndolo en el periódico más antiguo del país, superando a "El Dictamen de Veracruz" que nació como "El Dictamen Público" en 1898, considerado hoy como el más longevo de México.
4. Considero que no se pueden unir dos historias así. El método científico debe aplicarse también para la historia y si no hay bases que documenten lo anterior, solo serán especulaciones sin nada de sustento.
Es probable que nunca lo sepamos; lamentablemente los ricos archivos de "El Eco de Nayarit" de Acaponeta, se perdieron irremediablemente en la trágica inundación de 1968, donde quizá pudo haberse mencionado la historia y origen del nombre del trisemanario.
Remataría este articulo diciendo que tal vez Manuel Sánchez Hidalgo, Luis Aranda del Toro, Rubén Arroyo Arámbul, Néstor Chávez Gradilla y su servidor, involucrados en esta crónica, solo seamos algunas comas en las páginas celebres de esta historia...
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