domingo, 2 de noviembre de 2025

DE CHILE, DE DULCE Y DE MANTECA

 


Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo

DE CHILE: El sábado 25 de octubre, en Acaponeta, se llevó a cabo una marcha, más que nada pidiendo la paz que se ha ido perdiendo irremediablemente en los municipios de la zona norte del estado de Nayarit. Por supuesto, también fue un grito de dolor e indignación, solicitando lo que poco vemos en México: justicia, por el artero y cobarde asesinato de la joven Nohema Herrera, masacrada en el vecino municipio de Huajicori. 


Me pareció que iba poca gente, sobre todo porque pensé que siendo la Universidad la que convocaba, un buen número de estudiantes, tanto de la preparatoria, como de la Unidad Académica del Norte, asistirían. Me pasó por la mente que entre ambas instituciones suman alrededor de 1800 alumnos más o menos, y que, con la presencia de digamos 500, es decir, el 27% engrosarían significativamente la marcha. Pero la verdad, vi muy, pero muy pocos estudiantes; los jóvenes que asistieron más bien era compañeros de Nohema de los grupos de la iglesia. Incluso la dirigente de la Federación de Estudiantes de la UAN (FEUAN) ahí estuvo y pues se notó el poco o nulo poder de convocatoria. Eso sin contar la apatía ciudadana o quizá, será el gran temor a los grupos delincuenciales que tienen tomada la región. 

Lo más notable fue la total ausencia de autoridades municipales tanto de Huajicori como de Acaponeta. Alguien me dijo que no van por no comprometerse o quedar mal con el gobernador y los meros “machuchones” de más arriba, que se pasan la vida mintiendo descaradamente, llevando a las estadísticas a su Shangri-La onírico; ellos “tienen otros datos”, o maquillan una triste y devastadora realidad. 

Estoy seguro que la ciudadanía, vería con buenos ojos la presencia de los presidentes municipales o del cuerpo de regidores, o al menos algún funcionario de gobierno, pero no, nadie se arrimó “al fogón”, ninguno se atrevió, y nos queda la idea de que, a los políticos, les hace falta un poquito de empatía y una pizca de sensibilidad, pero no, a ellos —no importa su color— eso no se les da bien. Prueba de ello, es la insensible y desafortunada declaración del gobernador Miguel Ángel Navarro Quintero, quien expresó cuando lo abordaron los reporteros y le cuestionaron sobre los reportes de varios incidentes de violencia en Huajicori: “…no hay tal. Les digo con toda honestidad, no hay tal, es parte de la psicosis que se trata de poner a la sociedad”. ¡Zas! 

Eso no causó la mínima simpatía en las poblaciones que día a día son asesinadas y en el “mejor de los casos” extorsionadas o les queman sus camionetas por llevar mercancía. Sin duda alguna no hay “psicosis”, sino un miedo terrible, para los desplazados de la sierra, de perder parcelas, casas, humildes, pero sus casas, animales y la tranquilidad. 

Un solo regidor que hubiera ido a la marcha de la paz en Acaponeta; uno de esos —casi todos— que buscan ser el próximo presidente o presidenta municipal, mostraría un poco de cordialidad o afecto por el pueblo y por lo que le sucede. Quiero pensar, que nadie le habría cuestionado o llamado la atención por su presencia en ese acto, y si así fuera, basta recitar la manida letanía cuatrotera: “el pueblo me lo mandó” …caso contrario, qué mal. Se les fue una oportunidad…

 


 DE DULCE: ¡No manche profe! Dirían mis queridos ex alumnos preparatorianos. ¿En qué se ha convertido México? Sin duda alguna, la 4T si algo ha conseguido, como "gran logro" es que ha sabido sorprendernos de manera que nos deja con los ojos cuadrados, todos los días. Y cuando pensamos que ya no puede haber algo más grande que lo que estamos viendo con gran asombro... ¡Zas! salta la liebre y cae algo nuevo... 

Todavía no nos reponíamos de la "embajada" que a manera de autoexilio tomó Gerardo Fernández “Lloroña” rumbo a Palestina, cuando vuelve a pegar el salto desde la chistera del obradorato, pero en forma de un monumental ridículo, al más puro estilo de su "brillante" hermana de la ya de por sí inefable Layda Sansores, virreina de Campeche y es que su "sister", directora del DIF de Campeche, la cual tuvo la "feliz" y "andresmanuélica" ocurrencia de dar su primer informe de labores, pero cantada, convirtiendo esa ceremonia en una parrafada musical de carpa de tercera. 


Es comprensible, pero al mismo tiempo terrible. Comprensible, porque se entiende que estos nacos nuevos ricos de la transformación de cuarta, tengan esos arranques que nos muestran su nivel cultural y el poco o nulo respeto que tienen a las instituciones y a sus gobernados. Da risa y lástima ver a los asistentes, resignados y flemáticos burócratas, aplaudiendo de forma lacayuna tal barbaridad y vulgaridad, para que la virreina de esa sufrida entidad, "la colorina" Layda Sansores, no los tome a mal y los corra de sus puestos o de plano los cuelgue en una plaza pública. Cosa que no es de dudarse. 

Terrible, porque es una pena, ver estas bufonadas con tanto payaso sin gracia, que se muestran a la ciudadanía, sin rubor, ética ni vergüenza, es todo pagado con recursos públicos, como el grotesco espectáculo de una cantantilla frustrada, que ni a tiple llega. Y luego de enojan los amlovers porque se señalan estás memeces.

 


DE MANTECA: El cronista municipal oficial y vitalicio de Acaponeta, Don Néstor Chávez Gradilla y su servidor, fuimos a la radio donde nos dieron espacio para hablar de la historia nacional, y en esta oportunidad hablamos del Gral. Álvaro Obregón y la ocasión en estuvo a punto de ser asesinado en esta población de Acaponeta. 

Relató Néstor lo siguiente: En 1919 estaba por terminar su período presidencial Don Venustiano Carranza. Obregón, oriundo de Sonora, pensaba, no sin razón, que él sería el sucesor del llamado "Barón de Cuatro Ciénegas", pero este le indicó a Obregón, que él no sería “el bueno”, sino el Ingeniero Ignacio Bonillas Fraijo, un ilustre desconocido para todos. Opina el Sr. Chávez Gradilla, que esa jugarreta a Obregón, era para continuar mandando Carranza, en digamos un primer intento de maximato

Desilusionado y francamente enojado el general sonorense, decide hacer de lado las intenciones carrancistas y lanza por su lado, su candidatura, lo cual provocó seria molestia en Don Venustiano, ya que sabía muy bien que Obregón tenía carisma y fama entre la población, por lo que lo más lógico era eliminar físicamente al militar nacido en Navojoa para que no les pegara un susto electoral. Con todo y esa amenaza, Obregón se fue a la campaña por la presidencia y en una de esas, arribó en el ferrocarril a la ciudad de Acaponeta y se alojó en el Hotel “Cabañas”, fundado por el Sr. Lamberto Cabañas, y que se ubicaba en el lugar que hoy ocupa la tienda “Waldo´s” y otrora fue el siempre bien recordado Hotel “Plaza”. 

Venían con el General Obregón, Manuel M. Diéguez, otro precursor y participante de la Revolución mexicana, así como un militar yaqui, de apellido Yocupicio. Destacamentado en Acaponeta estaba el mayor Juventino Espinosa Sánchez, nacido en San Felipe Aztatán, en ese entonces parte de la prefectura de Acaponeta. Su sede era el cuartel que ocupaba el espacio donde hoy está el jardín de niños “Luis Castillo Ledón”, donde recibió un parte de su superior el Gral. Francisco D. Santiago, reconocido asesino de agraristas y otros hombres, que le dieron fama de militar homicida; el telegrama recibido por Espinosa, era claro: “

Por órdenes superiores Obregón no debe salir vivo de Acaponeta”. Eso mortificó sobre manera al entonces mayor Espinosa Sánchez, ya que había sido compañero de armas del sonorense y en verdad lo apreciaba. Entre la espada y la pared, este personaje que con el tiempo llegaría a ser dos veces gobernador de Nayarit, tomó la decisión de ir a avisar a Obregón, por lo que se dirigió al Hotel “Cabañas” y buscó al candidato para advertirle. 

Diéguez y Yocupicio, lo recibieron y le dijeron que Obregón se estaba bañando, entonces Juventino tomó un papel escribió algo en él y anexó el telegrama recibido. Hecho esto, se salió a esperar alguna respuesta y se plantó en la esquina del hotel y luego de un rato, se abrió una de las puertas de un balcón donde salió Álvaro Obregón envuelto en una toalla y al verlo parado en ese lugar, le hizo el saludo militar y le regaló con una sonrisa de agradecimiento.



 ¡Eso salvó a Obregón de ser asesinado en Acaponeta, aunque sabemos que en 1928 fue acribillado por un fanático cristero en el restaurant “La Bombilla” del pueblo de San Ángel en el otrora Distrito Federal!  Concluyó Néstor diciendo, que un año después Juventino Espinosa se casó y se fue de luna de miel a la capital del país; ahí le quiso mostrar a su flamante esposa el palacio nacional, y por una afortunada coincidencia, se topó con el ya presidente Obregón, mismo que lo reconoció y fue hacia él para abrazarlo diciendo con grandes voces: 

--¡Saludos Coronel Espinosa! ¿qué anda haciendo por acá? 

--Disculpe General, dijo Espinosa, yo solo soy mayor. 

--Desde este momento, exclamó Obregón, será Coronel y Usted deja el 49 regimiento de caballería en Acaponeta y se va, de agregado militar a la embajada en Estados Unidos. 

Además le dio de regalo 10 mil pesos (un dineral en aquellos tiempos) y lo instaló en el mejor hotel de la ciudad…¡Salud amigos!