jueves, 25 de junio de 2009

ESTACIÓN DEL FERROCARRIL DE ACAPONETA, EN RUINAS

Por: Juan Fregoso Al poniente de la ciudad se encuentra en pie todavía el edificio que en un tiempo fue la estación del ferrocarril. El inmueble, que en otros tiempos luciera limpio, esplendoroso, y que dio cabida a los miles de pasajeros que tuvieron la fortuna de viajar en los vagones del tren, uno de los medios de transportes más económicos, ahora tiene un aspecto lastimoso; la techumbre, construida con los clásicos “durmientes”, se encuentra prácticamente deshecha por la polilla y por los comejenes; incluso, tiene algunos boquetes que, según el señor Abraham Venegas Parra, son producto del huracán “Rosa”, que a su paso levantó parte del techado. La pintura de las paredes de la vieja estación ferroviaria está completamente estropeada por la falta de mantenimiento y por el inexorable paso del tiempo. Algunos vecinos extraen de su memoria la hermosa fachada que hace años tenía esta vieja casona y que hoy está abandonada, sólo un agente de seguridad que trabaja 24 horas diarias está pendiente del número de trenes que pasan, anotándolos en una bitácora, supervisa—desde la altura de un asta—que los furgones lleven completa la mercancía, pero su función se extiende a vigilar que ninguna persona se acerque a esa área por las noches, aunque no hay nada de valor más que puros fierros viejos enmohecidos, montones de “durmientes”, tambos que contienen chapopote; sus paredes se encuentran graffitiadas por manos irresponsables de jóvenes que no tienen quehacer. Un olor picante, pestilente, sale del interior de lo que antes fuera un lugar pulcro, la hediondez es causada por el excremento de chinacates o murciélagos que han hecho de este edificio su hogar. Y la verdad no sabemos cómo es que el agente de seguridad y los vecinos soportan este penetrante tufo que hiere la nariz; sin embargo, el trabajador no se queja, él se limita a cumplir con su trabajo que realiza con esmero y celo; “está prohibido tomar fotos, oiga”, nos dice un poco agresivo, pero con mucho tacto y educación se le explica que el trabajo que hacemos no tiene fines perjudiciales, sólo queremos dar cuenta de cómo se halla el edificio, le decimos en tono amable, lo que hace que baje la guardia y nos permita seguir tomando fotos y hacer anotaciones. Al final, él mismo termina por explicarnos algunos detalles. Aquí era la sala de espera, y aquí la oficina donde se vendían los boletos a los pasajeros; aquí fue la oficina de los telegrafistas; nosotros apreciamos los lugares y advertimos el estado sucio, insalubre en que se encuentran. El piso está lleno de basura, los cristales de las ventanillas se encuentran repletos de polvo, hay también un escritorio viejo totalmente enmohecido y más al fondo se aprecia lo que, al decir del trabajador, era la caja fuerte donde se guardaba el dinero que se giraba a través de este medio de transporte. No, ya no queda nada de aquella imagen que irradió la estación en los años dorados en que los trenes “El Burro” y “La Estrella” circulaban por la carretera de acero; ahora el inmueble está convertido en una especie de almacén similar a un basurero gigante del cual nadie se hace responsable. ¿Cuándo se fundó la estación?, anduvimos preguntando al vecindario, pero nadie supo contestarnos positivamente, y algunos se limitaron a conjeturar que en 1903, mientras que otros señalaron que data desde cuando los españoles transitaban por este lugar cargados de oro, pero la fecha exacta ninguno pudo precisarla, ya que incluso no hay ninguna placa que señale la fecha de su fundación. En lo que si fueron bondadosos fue en el sentido de contarnos algunos sucesos que ahí ocurrieron. En la sala de espera está una cruz y una pequeña corona de flores, en el centro de la cruz está inscrito el nombre de Francisco Sánchez García; ¿y aquí qué paso?, ¿quién era este señor?, preguntamos. Murió aquí de congestión alcohólica, siempre tomaba en este lugar, pero un día lo encontré muerto, relata Abraham Venegas; era un señor ya mayor, tenía como 60 años y pues aquí quedó dormido para siempre, sus familiares desde entonces pusieron esta cruz y continuamente le traen coronas de flores, comentó. Otra historia que guarda la vieja estación consiste en que en 1956, don Ángel Noriega Colio, conocido por sus amigos como “El Paleteado”, se halló cerca del puente del ferrocarril la efigie de la Virgen de Guadalupe, a la cual se le construyó una nicho en la pared, al lado norte del edificio. Y ahí está, resguardada y escudada por un cristal. Acaponeta, siendo un pueblo genuinamente religioso, decidió festejar cada doce de diciembre a la imagen sacra; antes solamente lo hacían los ferrocarrileros pero ahora también lo hacen los vecinos de la colonia llamada “Charco Verde”, los cuales cada día de la virgen realizan una verdadera Verbena donde se manifiesta la alegría de todo el pueblo. No podemos dejar de mencionar que a un costado de la vieja estación, por la calle Zacatecas, se encuentra una vieja y enorme casona llena de habitaciones ya destartaladas, que al decir de algunos trabajadores era un hotel que albergaba a los pasajeros que llegaban tanto del norte como de sur de la república, ahí percnotaban ya que muchos de ellos se quedaban para conocer la ciudad y probar el rico menudo, tamales, entre otras viandas que se vendían bajo las sombras de unos imponentes árboles de amapas que aún existen, pero lamentablemente en la actualidad esos cuartos del “Hotel del Pelón”, como se le denominada, son utilizados por vagabundos que se dedican a ingerir bebidas alcohólicas y hasta droga, todo se fue perdiendo con el transcurso del tiempo y es una verdadera tristeza, explica la gente. Tal vez, dicen, lo único bueno que quedó de todo esto es la celebración que todos los años le hacemos a la Guadalupana, ya es una costumbre muy arraigada que quedó entre los acaponetenses, sobre todo entre los que entregaron toda su vida a arreglar rieles, conducir tranvías y cambiar las líneas de acero por donde se deslizaban los trenes cargados de pasajeros…de la estación, como puedes ver, prácticamente quedan escombros, asentaron. sigue éste reportaje en http://www.diariocensura.blogspot.com/

0 comentarios: