EL CASO PAULETTE Y SU SIMILITUD CON LA REALIDAD NACIONAL
Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo.
Estoy convencido que el trágico caso de la niña Paulette Gebara Farah, tiene mucha similitud con las cosas que le suceden al país. ¿Usted amable lector, entiende un pito de lo que le pasó a la pequeña? Yo tampoco. ¿Usted amable lector entiende un pito de lo que acontence en el país? Yo menos. Así como Paulette, un día estaba tranquila en su cama y ya no amaneció, de la misma manera, hace apenas unos años teníamos un país, que más o menos jalaba bien, a tiras y tirones avanzábamos, si no nos veíamos fuertes, al menos sí sanos, hoy está México en una situación incomprensible, perdido y como barco a la deriva. ¿Qué le sucedió a la niña de Interlomas? Nadie sabe. ¿Por qué nuestra nación está en tan terrible situación? Nadie responde.
En ambos casos ¿quiénes son los culpables? Hay muchos y nadie. En el caso de la fallecida, estamos en un punto donde todos se avientan la culpa, la bolita va y viene y más parece el juego de la papa caliente, que nadie quiere en sus manos. La mamá, acusa al papá; este ya no la quiere volver a ver en su vida; las nanas, ven con recelo a todos y en ratos dejan mal parados a Lizeth y luego a Mauricio. La autoridad arraiga a todos para no errar y luego recula. Las familias de ambos entraron al juego de las pullas y descalificaciones. Entran y salen del departamento de la familia afectada, peritos, ministerios públicos, psicólogos, expertos en criminalística, médicos legistas, policías ministeriales, perros de fino olfato, vigilantes del edificio, los infaltables comisionados de los derechos humanos, vecinos, amigos, familiares, procuradores y subprocuradores, periodistas, fotógrafos, camarógrafos y técnicos de TV, ayudantes, mitoteros y gorrones y no se ha ofrecido un dictamen que satisfaga a nadie y deje claro qué acontenció realmente. Así nuestros gobernantes: los legisladores solo llevan agua para su molino, suben y bajan de la tribuna, para aventar cacayacas al de enfrente y descalifican a los que no son de su partido político. Gritos y sombrerazos son las constantes en San Lázaro con los diputados, algunos van, otros se quedan a tirar "la hueva" por ahí, el caso es que cuando han transcurrido siete meses de la actual legislatura, 33 comisiones no han aprobado una sola de las iniciativas que se les han turnado, y en muchos casos no hay ni proyecto de dictamen. Las de Comunicaciones, Fomento Cooperativo, Fortalecimiento al Federalismo, Vigilancia y Turismo sólo han recibido una iniciativa, y todas están congeladas. La mamá de Paulette, la Sra. Lizeth Farah, está igualito que el Presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa, hace un y mil declaraciones y nadie le cree un pepino, todos la señalan como la culpable y asesina, a pesar de que la autoridad no ha dicho "esta boca es mía y las cosas son así", en el río revuelto, puro lodo ha salido y ningún pescado; hasta el marido ya la repudió; y la sociedad la crucificó en plena semana santa. Llora y llora y a nadie convence, así el buenazo de Calderón todos lo acusan, los perredistas lo aborrecen y ni lo han reconocido totalmente; los priistas, mordiéndose la lengua lo acusan hasta del asesinato de Kennedy y los sismos en Mexicali y por supuesto no falta el "fuego amigo" de los propios panistas, tal como los familires del esposo de Lizeth, que hasta le arrebataron a la otra niña, por considerarla, a priori, culpable de homicidio. Va a Ciudad Juárez y lo regaña una madre de familia; llega a aquel pueblo y le gritan maldituras y cosas peores. La Cámara de Senadores, como la Procuraduría del Estado de México, están igual en el descrédito de todos. Otro rubro donde coinciden los dos casos, la tragedia de Paulette y las desventuras de México, son los recursos que se han ido por el caño. Decenas de personajes han desfilado --ya lo vimos--por el escenario de los hechos, todos pasaron casi por encima del cuerpo de la malograda Paulette y nadie la notó. Ahora hasta agentes del FBI fueron contratados para dilucidar el caso y tratar de "desfacer el entuerto" como diría el genial Don Quijote, por supuesto, todo con cargo al erario y, estas alturas del partido, sin resultados. Exactamente igual que los diputados federales, los cuales reciben tan solo en sueldos y "apoyos" la cantidad de 8 millones 298 mil pesos y la pregunta es: ¿nota Usted, querido amigo que me sigue, algún resultado en su bienestar? Por otro lado está el pueblo, siempre especulando y lanzando hipótesis al aire, creando más confusión en el ambiente y es que todos, todos, Usted y yo, el vecino, el servidor público, el que vende jícamas en la esquina, los regidores, los maestros, los presos en la cárcel, los jóvenes, los adultos mayores, todos, tenemos opinión y en ratos hasta somos expertos en ciertas materias. ¿Quién de nosotros no ha juzgado y sentenciado a la Sra. Lizeth? El papá, Mauricio Gebera, está como los funcionarios públicos: no halla para donde jalar, no sabe qué hacer y tuvieron que jalarle las orejas para que le hablara a la autoridad para denunciar la desaparición ratos después de que la infante no apareciera. Indeciso, como cualquier secretario de Estado, funcionario estatal o Director municipal, se ubica enmedio de las declaraciones de los medios, de su familia, de los amigos y no ofrece resultados palpables, vamos, el tipo hasta "cornudo" salió y solo se rasca, con preocupación, los apéndices que nacen en su frente. Igual que los gobernantes, indecisos entre las opciones de actuar por si mismos, esperar las instrucciones de sus superiores, sacrificando la mayor parte de las veces la iniciativa propia y el actuar inmediato y razonable, que resuelva una emergencia. A veces la propia ciudadanía les gana el arrancón. Ellos como aquel, simplemente --no sabemos a ciencia cierta por qué-- nos caen mal. Las sirvientas, en este caso las hermanas Martha y Erika Casimiro, toman el papel del pueblo. Asustadas, nomás "milando" como el chinito, sin comprender con precisión qué sucede. De pronto se vieron envueltas en un relajo, donde se mezclan una niña discapacitada, un matrimonio en vísperas de rodar por el barranco de los divorcios, una inestabilidad económica, que en el desmoche también ha salido a relucir; muchas inconsistencias y sorpresas inexplicables, una muerta y la desaparición física de alguien querido. Tal como le sucede a la ciudadanía, que asoma las narices a la calle y como un torbellino pasan por el frente la violencia callejera, una guerra contra el crimen organizado en el que a diario hay "daños colaterales --dijera el hijoepu de Bush, cuando buscó un eufemismo para definir las muertes de inocentes y civiles en su guerrita contra Irak--, es decir, gente atrapada enmedio de un balacera, como esa familia de Tamulipas a la que los soldados les mataron dos hijos y nada ha pasado. También al pueblo, le desfilan como plagas bíblicas: el desempleo, la degradación de la tierra, la improductividad en el sector rural, los monopolios, el neoliberalismo que le da más al rico y le quita más al pobre; una pobreza que ya raya en la miseria en algunos lugares del país, el problema de la migración, la crisis económica que devasta al pequeño comercio; la inflación y carestía que tanto niega el Gobierno de Calderón, la corrupción galopante, la impunidad que hiere y la incertidumbre de un futuro negro ante tanto mal. Como siempre el hilo se rompe por lo más delgado, habrá que ver si no culpan a las pobres hermanitas Casimiro, simplemente por ser pobres y no ricas de Huisquilucan. No faltan en el panorama de este drama de la muerte de Paulette, diversos y extraños personajes que vienen a empañar más el proceso de por sí negro: Amanda la amiga, alcahueta de Lizeth que se la llevó a Los Cabos de vacaciones; Roberto Ayala, un amante que no lo es, un instructor de gimnasia, que no lo es y un amigo cercanísimo de la señora, que no lo es. En la grilla nacional, aparecen con cierta regularidad solo para decir idioteces o simplemente para hacer "chillar la mosca", espantajos tan horrendos como Carlos Salinas de Gortari, Vicente Fox y Martitha, Elba Esther Gordillo, Andrés Manuel López Obrador y otras alimañas, que, a diferencia de Amanda y Roberto, siempre son culpables de algo y tienen una cola larguísima que les pisen. El caso es que esta incomprensible historia policiaca digna de una película del Santo contra las Momias de Guanajuato, nos distrajo de los graves problemas del país, por unas noches nos olvidamos del Chapo, los Zetas, la corrupción como identidad nacional, las reformas que nadie quiere realmente hacer, el aumento de la gasolina, los bajos sueldos que siguen en picada, la ingobernabilidad que vivimos y otros males menores y mayores. Terminando este drama, donde no sucederá NADA, dará comienzo el Mundial de Fútbol y todo volverá a la normalidad. Hasta olvidaremos a Paulette, como se olvidan los malos sueños y nos entretendremos con el "tri". Qué triste, pero que real.
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