martes, 30 de abril de 2019

YA NO SÉ NI QUÉ PENSAR...


Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo

Hasta las puertas de mi casa llegó mi buen amigo Sergio Casas Ortega, más conocido entre la tropa como "Cachiras", el cual, más por desesperación que por otra cosa me narró su "desgracia" y las de muchos de su misma edad y condición, ya que me explica que antes de la llegada del nuevo gobierno, recibía bien el recurso del programa "65 y más" y que ahora, desde hace meses "no hay de piña para la niña", que solo vinieron los que levantaron unos censos, les tomaron sus datos, les llenaron de promesas, y --una vez más--renació en ellos la maldita esperanza, esa de la que decía un pensador que era como el sol, que arroja todas las sombras detrás de nosotros, pero para "Cachiras" y los que son de su edad y condición, nuevamente la esperanza se diluyó y las sombras se quedaron abarcándolo todo, pues al menos hace 4 meses que no les cae ni un centavo.

Dice el popular CAOS, que él y Don Benito Estrada de San José, así como otros muchos, ya no sienten lo duro sino lo tupido de la situación, que esa ayuda les empujaba a aguantar un poco más y, aunque poco, en algo les beneficiaba y todos contentos, pero ahora, como López Obrador, dicen ellos, todo vuelve a lo de antes: promesas, palabras huecas y ellos como siempre pagando los platos rotos. Alegan que una señorita Lupita hizo la mentada encuesta y luego de eso a esperar que el hambre amaine un poco, que los acreedores comprendan, que el gustito cotidiano espere por esta ocasión y que las promesas de la "esperanza" se conviertan en realidad. Como si todo eso pudiera esperar...




sábado, 20 de abril de 2019

MIS MOTIVOS


Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo

Hace unos días, un buen amigo que me reclamó --un poco airadamente-- sobre mis comentarios hacia Andrés Manuel López Obrador. Me dijo que no le gustaba cómo lo atacaba y, como hacen todos los adoradores de AMLO, me recordó que los priistas y panistas nos tuvieron por décadas en la más abyecta situación económica y de corrupción. Por más explicaciones que le di a mi amigo, no dio su brazo a torcer y terminó calificándome como conservador y neoliberal. No le quise revirar con un ¡cállate chachalaca chaira!, porque me iba a ver peor que su infalible presidente y porque además estimo más su amistad que nuestros pareceres políticos.

Expliqué a mi camarada que yo había votado por López Obrador, no solo en esta elección, sino en las tres en que había participado el tabasqueño. Si le remarqué que en esta última, luego de oír lo que en su momento me parecieron desproporcionadas propuestas, puse en la balanza de las decisiones lo que ofrecían los otros candidatos y decidí así: por Meade no porque disfrazado de no priista iba a continuar las "políticas" y "enseñanzas" del pérfido Peña Nieto. Por Ricardo Anaya, "canalla, canallín", tampoco porque dio muestras suficientes de su deslealtad, egoísmo e infidelidad a todo lo que no fuera para él y era darle alas otra vez al alacrán panista, traidor y mentiroso. Lo de Margarita Zavala y el tal bronco, pues no era más que otra burla más a un pobre pueblo que repudia a toda la clase política nacional.