La diferencia entre muchas cosas que catalogamos como buenas y otras a la cuales damos el valor de malas, está en innumerables ocasiones en los detalles. Cada vez los detalles son más importantes, las empresas sobreviven o prosperan según la atención que pongan en ellos. Cuántas veces, nosotros en los diferentes entornos en los que nos desenvolvemos o vivimos, no hemos colocado un adorno aquí, una flor allá, una insignificacia por acullá y las cosas mejoran notoriamente. Todo lo anterior lo comentamos por lo que sucedió en el "homenaje" que el Ayuntamiento de Acaponeta, hizo al ex presidente municipal Don Roberto Vivanco Zamudio, luego de su fallecimiento. Muchos entendimos precisamente eso, que íbamos a la vieja casona de la Casa Morelos a que el gobierno saulista honrara --con el cuerpo ahí presente-- la memoria del ex primer edil, con el debido respeto y las formas para un acto de este tipo. Sin embargo, al llegar el primer desconcierto: en el lugar donde regularmente colocan el sarcófago del difunto, no había nada más que una mampara pintada de azul que no contenía ni siquiera un requiescat in pace o una cruz. No había algún altarcito con la foto de Don Roberto y que conste que sí existe, junto con la de la mayoría de los expresidentes municipales. Vamos, ni una flor se notaba en el amplio recinto. Tuvieron que ser los familiares del propio Sr. Vivanco, los que trajeron a la carrera --porque ni siquiera hubo alguien del Ayuntamiento que les ayudara-- una corona de flores. No se hizo, como se acostumbra hacer, una sesión solemne de cabildo, tal como hicieron con los últimos cinco presidentes municipales que por diversas causas se adelantaron en el camino: Manuel Zamorano, Salvador Toledo, Miguel Aguiar, Antonio Sáizar y Santos Díaz, cuando presentes la mayoría de los regidores, hicieron de manera sucinta el protocolo de una sesión de estas y hasta pasaron lista de presente, mencionando el nombre del homenajeado en turno. Ya ni hacer mención de que hubiera alguien elaborado una semblanza de Don Roberto o un panegírico en su honor, eso es demasiado. Acá ni siquiera estuvieron la mayoría de los regidores, es muy probable que ni les hayan invitado o avisado, solo vimos a Hildeliza Mejía, Miguel Cantabrana, el síndico Héctor Bañuelos, Jesús Hernández y un tímido Felipe Rodríguez, que prefirió esconderse entre la gente. La mayoría de los regidores perredistas brillaron por su ausencia, lo que propició algunos comentarios mordeces de que aquello tenía tintes políticos. La verdad nos negamos a creer eso, así como algunas voces que culpaban al gobierno de Saulo Lora Aguilar, de tal desaguisado. Sinceramente pensamos que fue solo la incapacidad del grupo de colaboradores del presidente para sacar adelante algo tan sencillo de organizar. Estamos seguro que el Presidente no puede estar cubriendo todos los detalles de su gobierno, para eso están los funcionarios de primer, segundo y tercer nivel. Son cientos los empleados del Ayuntamiento, sindicalizados y de confianza. A nadie se le ocurrió que algo había que hacer algo, primero para honrar con dignidad al fallecido y segundo para no hacer quedar mal al Jefe Saulo Lora. Señores de la Presidencia Municipal, ayuden a su presidente, en los detalles está la diferencia.
EL (LA) RIVAL MÁS DÉBIL
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Por* Enrique HERNÁNDEZ QUINTERO*
Si a los políticos (dentro y fuera de MORENA) le dieran la oportunidad de
escoger al adversario más cómodo para la gub...
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