miércoles, 8 de julio de 2009

LA AZAROSA VIDA DE DON RODOLFO RIVERA

Por: Juan Fregoso.
Don Rodolfo Rivera Gaeta, nació en el año de 1926 en Mezquital, Jalisco. Hijo del matrimonio formado por la pareja de Genaro Rivera Cabrales y la señora Juana Gaeta del Muro, quien murió joven dejando huérfano a su hijo a los seis meses de nacido. Su padre falleció en Ruiz a los 67 años cuando él contaba con 30, me tocó enterrarlo, expresa. Y cuando habla de sus progenitores asoma en sus ojos claros una agua cristalina, que se niega a salir, pues sin duda para él es doloroso recordar esos duros momentos que tuvo que pasar, pero recobrando su entereza suelta irónicamente que su padre se casó tres veces por la iglesia.Por azares del destino junto con su padre abandonó su tierra natal y se aposentaron durante un tiempo en Ruiz Nayarit, de donde luego partirían a Tuxpan y en 1938 a la edad de 12 de años llegó a esta ciudad de Acaponeta, para entonces don Genaro Rivera ya había fallecido, comenta el entrevistado.Don Rodo relata que desde los diez años comenzó a trabajar en el campo, su primera actividad consistió en abrir y cerrar una barrica con la cual regaba un plantío de tabaco. Así fue creciendo, viendo pasar el tiempo, y entonces decidió dedicarse al campo de lleno, sembraba por su cuenta, me prestaban las tierras. Cuando cumplí los 18 años solicité unas tierras que no me quisieron dar porque no era del PRI, sino del Partido Popular Socialista, entonces me dio coraje y me vine para acá y hasta dejé a la mujer allá, señala.Cuenta que en aquel tiempo se vio envuelto por la efervescencia política provocada por el General Henríquez Guzmán, el pueblo andaba muy emocionado porque íbamos a ganar, porque yo he sido exigente de la verdad pero resulta que nos engañaron. Luego cuando cumplí 20 años y me di cuenta que por ese lado no sacaba nada ingresé al PRI en donde aún milito. Reitera que a finales de 1938 llegó Acaponeta, y aquí en esta la plaza era el mercado; posteriormente unos señores de apellido Corona edificaron el actual mercado que se ubica actualmente en el primer cuadro de la ciudad, el centro comercial adoptó el nombre de “General Ramón Corona”, como un reconocimiento a su fundador, recuerda.La vida de don Rodo, como es conocido por todo el pueblo, estuvo llena de vicisitudes, pues narra que lo mismo trabajó como campesino que como comerciante, hasta que llegó el tiempo de casarme y me casé, tengo 53 años de casado con mi señora, Cirila Sepúlveda Zepeda, con quien procreó ocho hijos, cinco mujeres y tres hombres, que logró formar a base de esfuerzo, sobre todo con su trabajo de comerciante. Explica que tiene tres hermanos, dos de ellos viven en El Tamarindo y uno vive aquí y se dedica al campo, nosotros le tiramos por el comercio y aquí estamos, viviendo, comiendo y robando aire a la gente, dice en tono gracioso.Relata que desde 1953 decidió dedicarse formalmente al comercio, comenzó su actividad comercial con una carretita pero al ir creciendo el comercio instaló una carpa donde vende de todo, su pequeña miscelánea que está situada en la esquina norte de la plaza “Miguel Hidalgo”, aun contra la voluntad del entonces presidente municipal, Andrés Tejeda, quien no quería ni un puesto aquí en la plaza, él compró el Mercado Corona y se lo estuvo pagado a Ramón Corona, afirma.Pese a todo, a los avatares de su vida para Rodolfo Rivera esta no ha sido dura, porque el hombre que trabaja logra salir adelante; yo no me quejo de la vida, pobremente y lo que he podido hacer lo he hecho, formar una familia unida. En su larga existencia don Rodo asegura que nunca ha tenido un momento amargo, vaya ni siquiera la muerte de sus seres queridos le afectó porque allá está el de arriba que es el que reparte el queso, ese sabe cuándo y uno tiene que aguantar, porque si nos vamos a poner pesimistas o llorones, pues no sirve de nada.Detalló que el secreto para llegar a los 83 años que tiene radica en la madurez de la pobreza, saber sobrellevarla, porque el que se rinde pierde, porque al capital de sebo ni el agua le entra, don Rodo se refiere con esto a la crisis que estamos viviendo, porque a la gente pobre qué le hace la crisis, no siente nada porque nunca ha tenido nada, ese el significado del dicho. Y concluye; conque saquemos para comer ya es vida, no tengas ambición de lo que no puedas tener, porque hay gente que trabaja y trabaja queriendo comprar un avión y eso no es posible, mejor quítate esa idea de la cabeza y vive como Dios te lo permita.

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