Por Anuar Abud.
Recientemente escuche en un nutrido grupo de personas diversas tesis acerca de cómo fue que empezó la debacle del primer edil al frente del Ayuntamiento, las personas iniciaron su coloquio motivadas por los resultados de una encuesta, que aún no termina, que presenta el portal http://www.acaponeta.com/ en donde el 76% de los encuestados califica el desempeño del alcalde como Regular(13%), Decepcionante(23%) y Corrupto(40%), estos resultados incentivaron que en la tertulia se expusieran sendas aseveraciones acerca de cómo fue que empezó a fracasar el presidente municipal en su encargo. La mayoría estuvo de acuerdo en que no fue por dividir al cabildo, que no fue por pasearse en el DF y los EEUU dejando al pueblo sin dinero, que no fue por el excesivo protagonismo de la primera dama, que no fue por ponderar el culto a su persona por encima de los intereses del pueblo haciendo fiestas para apoyar al candidato del PRD, que no fue por su falta de oficio político ni por su acentuada sumisión a los caprichos del Síndico, tampoco fue la negligencia con la que causó la escasez de agua potable, no fue por sus continuos despilfarros del erario en bienes suntuarios ni por su excesivo gasto en prensa, tampoco fue por la inquina que sembró en Sayulilla para dividir a sus habitantes, no fue tampoco por impedir que se realicen auditorias en el COPLADEMUN o en la Tesorería, tampoco por permitir que se estafara a la gente pobre prometiéndoles subsidios y préstamos millonarios a cambio de “cuotas” de $12,000 pesos, no fue por mentirles a los locataros del mercado, ni fue siquiera por intentar meter al bote a Toño Saizar. Fue, a decir de los presentes, que todo empezó cuando después de prometer un cambio y de comprometerse a incorporar a su equipo de trabajo a personas nuevas, con meritos académicos, de trayectoria honesta y ajenas al ambiente corrupto de la grilla, simplemente no cumplió e hizo exactamente lo contrario: deshacerse de los buenos elementos y rodearse de malos elementos. En lugar de ponderar la experiencia o el grado profesional, acomodó a sus amigos, parientes y a los que le ayudaron a tronar la matraca en la campaña, malhechores como asesores políticos, dipsómanos en los temas jurídicos y de gobierno, cleptómanos y tramposos en cuestiones de auditoría y contraloría, estafadores y timadores en asuntos de desarrollo y planeación social, charlatanes en áreas de información por si fuera poco, no se logra una licenciatura si se suman los grados académicos de dos terceras partes de su gabinete. Entonces, la conclusión de los dilectos parroquianos fue que sólo se es grande, cuando te rodeas de personas más grandes que tú, aquí pasó todo lo contrario. Buena platica, ¿Usted qué opina?
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