CONTINUAMOS CON LA SEGUNDA PARTE DE ESTE INTERESANTE ARTÍCULO SOBRE EL EXITOSO NEGOCIO DEL NARCOTRÁFICO EN MÉXICO, MISMO QUE SE PUBLICÓ EN LA REVISTA "EXPANSIÓN", CON INFORMACIÓN DE ALBERTO NÁJAR Y LA AUTORÍA DE ANA ARANA
¿Cómo es el negocio de la droga? Sus estrategias de competencia, su sistema
de proveeduría, la innovación, el financiamiento y la operación, es decir, su
plan de negocio, es difícil de conocer hasta para las autoridades. Buena parte
de lo que hoy se sabe es gracias a la contabilidad forense con la cual
reconstruyen el negocio cuando éste ya fue desarmado por la misma organización
que lo creó para evitar la huella que pueda delatarlos. Para un ciudadano, el
negocio es aún menos evidente, aunque todos los días convivan con ellos.
El año pasado, por ejemplo, los habitantes de una colonia de Zapopan,
Jalisco, se vieron invadidos por decenas de camionetas tipo Van. Los vecinos
estaban muy molestos por el tráfico que generaron más de 500 viajes motorizados
a esa zona; pero les enfadaba más el ardor que sentían en la nariz originado
por el olor que emanaba el edificio de dos plantas donde las camionetas
descargaron distintos objetos.
Luego de una denuncia ciudadana, los bomberos descubrieron que en el lugar
había 6,000 tambos de solventes y químicos usados en la producción de pinturas
y perfumería. Según oficiales del Ejército y de la Drug Enforcement
Administration (DEA), al combinar dichas sustancias se obtiene una alternativa
a la efedrina, que sirve para producir anfetaminas. Este caso muestra su
innovación y capacidad de reacción. Un mes antes de este hallazgo, México
prohibió la importación de efedrina como un paso más en su lucha contra el
narco. Hay otros ejemplos de innovación como la marihuana mexicana ‘sin
semilla’, muy resistente a los herbicidas que el gobierno usa en sus
operaciones de erradicación de plantíos.
Pero el precio que paga el país por esta actividad es muy alto. Según
Francisco Thoumi, un académico colombiano que ha estudiado este fenómeno, la
economía ilegal es una expresión de capitalismo crudo y primitivo, que
contradice el espíritu de cambio. “Esta industria debilita la legitimación de
los derechos de la propiedad, desinfla el crecimiento de la economía formal,
dificulta la obtención de impuestos, demanda más gasto público y legitima la
violencia como la mejor arma predatoria de negocios”, escribió en su libro Economía política y las drogas
ilegales en Colombia.
Los costos ocultos
La diferencia principal entre el narco y un negocio legal son sus inmensos
costos sociales, económicos e individuales –con más de 30,000 asesinatos tan
sólo en este sexenio.
El crimen organizado tiene un severo costo dentro de la productividad de la
economía y en la capacidad del país para atraer y retener inversiones, según
Juan Pardinas, consultor del Instituto Mexicano para la Competividad (IMCO),
aunque “el impacto no se puede medir con variables cuantificables para saber de
manera rigurosa cuántas inversiones extranjeras no fueron efectuadas por la
inseguridad”, explica.
Hay aproximaciones posibles. El Foro Económico Mundial utiliza indicadores
de crimen organizado para elaborar su informe de competitividad, una referencia
para los planes de inversión de las compañías multinacionales.
México ocupa los lugares 124, 125 y 127 entre 134 países en “aspectos
institucionales y costos para los negocios del crimen y la violencia”, “crimen
organizado” y “confiabilidad en los cuerpos policiales”. En el indicador final,
México queda situado en el lugar 60. El peso del crimen a la hora de tomar
decisiones estratégicas es cada día más evidente.
A esto se añade su efecto sobre la corrupción en gobiernos y autoridades
locales, el desplazamiento de otras actividades legales, su efecto sobre la
libertad de prensa (como el asesinato del reportero de La Opinión Milenio, de
Durango, Eliseo Barrón) o la conversión de los cárteles dedicados al
narcotráfico en organizaciones criminales multisectoriales, que realizan lo
mismo secuestros que extorsiones o asesinatos, lo que deteriora aún más la
competitividad regional.
Es notable la huida de empresarios y profesionales que se van de México
para librarse de este entorno, como es el caso de Alejandro Junco, presidente
del grupo periodístico Reforma, así como otros empresarios en todo el país.
Algunas industrias, como la del turismo, han calculado cómo les impacta el
negocio del crimen organizado. De acuerdo con Gastón Azcárraga, presidente de
la cadena de hoteles de Grupo Posadas y de Mexicana, la crisis de seguridad disminuyó 10% el número de reservas
en el sector.(Continuará)
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