Por: Juan Manuel Estarrón
Otro de
tantos males de nuestro tiempo es la escasa motivación deportiva derivada de
muchos factores a los que también –como sociedad y gobierno- hemos sido omisos;
como el tema da para muchas páginas nos enfocaremos con toda la brevedad
posible tocando los rasgos más importantes, pero más que otra cosa hurgando en
las causas que motivan esta desmotivación esencial en el ser humano.
De unos años a la fecha se viene observado
una tendencia entre niños y jóvenes de ambos sexos hacia el sedentarismo propio
de la vida urbana que empieza con la televisión y llega hasta nuestros días con
los sofisticados equipos electrónicos de entretenimiento con música, juegos y
mensajería.
Hoy en día nuestros jovencitos no conocen
el aburrimiento que antes los obligaba a salir a patear una pelota aunque fuera
de hilachos o andar por los alrededores apedreando algo, la pandilla jugaba y
se divertía con las cosas más simples con una convivencia más sana.
Ahora sin salir de casa, del televisor le
brincan al nintendo y cuando éste agota su entusiasmo se “cuelgan” del Internet
a chatear con una lista larga de contactos y ahí, despachándose bolsas de fritangas,
les amanece y oscurece aplastando sus tubérculos contra cualquier mueble que
para el caso es igual porque en su ensimismamiento bien pueden sentarse en la
penca de un nopal y ni cosquillas sienten.
Pero ya antes habían acudido a clases y a
la hora del recreo el nene se atiborró de comida chatarra porque otra vez no
almorzó en casa en lugar de agarrar un balón igual a él de inflado para echarse
una “cascarita” ¿Con quién? Con nadie, sus cuates están entrados en lo mismo
porque tampoco almorzaron y de esta forma hasta con las relaciones
interpersonales estamos acabando.
Es que desde las cúpulas del poder están
fomentándose políticas consumistas dañinas para la población, especialmente
entre el estudiantado; la SEP a cargo de Alonso Lujambio primero ordena crear
los Consejos Escolares de Participación Social a modo y después les abre las
escuelas a las industrias de comida chatarra para enfermar a escolapios con
receta en mano; es decir, amparados en la ley.
Por su lado el Dr. José Ángel Córdova
Villalobos, Secretario de Salud, fue quien extendió la nueva receta a los
viejos lobos quienes hacen raciones más pequeñas pero igual de caras dizque
para reducir los impactos sobre la obesidad y el sobrepeso; sin embargo, quién
impide que los gorditos y gorditas compren las raciones que quieran a través de
otros amiguitos.
Ya sabemos entonces quiénes son los ganones
en esta feria de intercambio de concesiones y licitaciones y que en lugar de
velar por la salud de los escolares están más alertas sobre sus bolsillos y sus
gustos a base de saborizantes, edulcorantes y conservadores, todo artificial
con riesgo de cánceres aparte de las lonjas y pellas por grasas saturadas.
El problema ahora con los niños y jóvenes
excedidos de peso es que en no pocos casos ocupan u ocuparán trabajadoras
sociales quienes dediquen tiempo a terapias para espantar los complejos que les
impiden desarrollar algunas actividades porque les avergüenza hacer casi todo,
ya que la obesidad y sobrepeso también son problemas de salud mental.
Aparte de los complejos que los limitan
hacer vida social, también les dificulta a los obesos hacer deporte como apoyo
a sus dietas; es lamentable pues que todos estos factores se combinen para
incidir en la autoestima en edades tempranas y de rebote afecte la motivación
por las actividades lúdicas y deportivas.
Tenemos un país –todavía infortunadamente-
limitado en infraestructura deportiva debido al bajo presupuesto destinado a
este rubro que debiera tener la misma importancia que educación y salud porque
sin deporte no hay salud y sin ésta la educación camina con dificultades.
No basta con sacarse de la manga un
programa sexenal casi emergente para “poner en activación física” a millones de
mexicanos por unos cuantos minutos a la semana o al mes, a veces ni eso; lo que
ocupa urgentemente México son programas de educación física y deportiva que
sean masivos para poder revertir los índices de obesidad que nos colocan en un
deshonroso primer lugar.
Impulsar los deportes masivamente para
revertir también los índices de alcoholismo y drogadicción entre niños y
jóvenes que al paso del tiempo los convierte –en un buen porcentaje- en
criminales o escorias humanas; los países democráticos y socialistas son el
mejor ejemplo por sus grandes logros en medallas y también porque en ellos no
anidan la vagancia, mal vivencia ni la delincuencia; todo el estudiantado está
en las aulas, en campos deportivos o haciendo actividades artísticas o lúdicas.
Cuba, un país pequeño, pobre debido al bloqueo
económico decretado por Estados unidos y sin grandes recursos naturales, ha
dado lecciones de heroísmo a todo el mundo con su Revolución: cientos o miles
de maestros, médicos y entrenadores físicos cubanos están en muchos países de
Latinoamérica, Asia y África apoyando en desastres naturales o sirviendo en
programas gubernamentales como ayuda internacionalista; eso habla de sus
adelantos técnicos que adquirieron en sus universidades y como estudiantes de
intercambio.
México es un tigre dormido por sus
domadores que les aterra la sola idea de que despierte algún día, porque así es
más cómodo su manejo y saqueo aunque gasten millonadas dizque curando enfermos
–que no debieran estarlo- y enterrando miles de muertos por esta guerra inútil
y sangrienta, que no debieran estarlo tampoco.
Pero acaba de declarar el Secretario de
Salud que el gobierno eliminará la obesidad en seis años. ¡Órale!
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