sábado, 29 de octubre de 2011

UNA ACAPONETENSE EN EUROPA: DÍA DE MUERTOS EN GIRONA

Los españoles manifiestan su aprobación al anuncio de ETA que en comunicado de prensa notificó el cese de la violencia y la entrega de las armas; solicitó a los gobiernos de España y Francia la oportunidad de comenzar un diálogo directo en aras de la paz. Sobre esto, diversos analistas en radio y TV manifiestan sus puntos de vista…que si es genuino este cese de violencia…que si es una pantalla para esconder la verdadera agenda de este grupo armado con inquietudes francamente anti-democráticas, etc., pero entre que se aclaran los intereses (si es que algo así se puede) personas que han vivido la violencia tan de cerca avizoran este comunicado como el inicio de nuevos tiempos para España en el que la violencia deje de ser protagonista.


Esto me permite reflexionar en el estado de cosas similares en nuestro país México, desde muchos caminos se intenta la paz y el cese de la violencia, declaraciones como las del ex-presidente Fox en foros americanos sobre la posibilidad de pactar con el narcotráfico para evitar más muertes, son opciones que se discuten con encono, pero de lo que me interesa hablar es de los daños directos y colaterales que dejan las olas de violencia en el mundo.
Las muertes violentas son daños directos y la modificación del tejido social cambios colaterales, sobre estos dos vértices los mexicanos tenemos algo que nuestro folclor nos ha heredado la posibilidad de ver a la muerte como un elemento de vida. La forma en la que se recuerdan los muertos es una tradición que en otras culturas no sólo resulta extraña sino chocante. Por ejemplo, comentar la forma en la que desde épocas ancestrales se realiza la construcción de altares de muertos con los objetos más apreciados por el difunto, o los concurso de calavera: epitafios satíricos dedicados a los vivos, son elementos que impactan al extranjero que no conoce esta tradición, se manifiestan desconcertados de esta celebración y fiesta.
Con motivo de difundir esta tradición cultural he convocado a una reunión en mi casa aquí en Girona, en el que una compañera de Mexicali y yo construiremos un altar de muertos dedicado a las victimas colaterales del narcotráfico, estamos pensando en la persona que se encontró en el momento y el espacio menos indicado, sin ni siquiera haberse planteado minutos antes que su vida terminaría con una bala perdida.  
La idea es mostrar físicamente una aproximación a un culto mexicanísimo como el día de muertos a los extranjeros y a los mexicanos provocar una reflexión profunda al estilo Teresa Margolles (plástica mexicana odiada-amada por su trabajo) que con independencia de que guste o no el arte de este personaje, una cosa que me parece indiscutible es la voracidad con la que intenta reivindicar la memoria de lo que ella llama “restos” de adolescentes y personas víctimas de la violencia en Cd. Juárez. Para Teresa Margolles un “cuerpo sin vida” alcanza la categoría de “muerto” o “difunto” con una conciencia histórica en la mente de otro, es decir del recuerdo que el otro profesa a la persona fallecida, ahora esto es de lo que carecen algunas víctimas en Cd. Juárez ya que no alcanzan la categoría de “muertos” porque nadie los reconoce, entonces se convierten en restos de lo que fueron y sus cuerpos son dejados en fosas comunes.
 Por eso, creo que celebrar esta tradición es parte de la difusión y preservación de nuestra cultura, pero más importante será, creo yo, que aprendamos que esta coyuntura de violencia que se vive en todo el globo debe ser una invitación a la vida en el sentido crítico de la palabra.
Con esto me sumo al clamor de todos aquellos que piden que la paz sea algo más que un discurso en voces populistas.

Los abrazo con afecto.
Rocío López
Comentarios, quejas, sugerencias e improperios a: shio.lopez777@gmail.com

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