martes, 13 de diciembre de 2011

HAY NIVELES...


Por: Héctor Algarín

“Quiero soluciones, si quisiera problemas… no te pagaría el sueldo”


Los negocios se modernizan actualmente… el público consumidor demanda más y mejores servicios, quien no se actualice, se verá –irremediablemente- desplazado por otros que, aunque más caros, también se encontrarán más organizados, más limpios y ordenados en sus existencias, en sus controles, donde nos ofrezcan un plus. Por ejemplo: contar con mesas donde consumir nuestros alimentos y bebidas, estos negocios comúnmente los encontramos en el esquema de Franquicias.

Todos estos locales cuentan con sistemas de aire acondicionado, están limpios y tienen baños “tipo restaurante”… ya con despachadores de papel (muchos con máquinas de aire) modernos  W.C., etc. Estos servicios son el plus, lo que nos invita a ir a una franquicia u otra.

El modelo ha proliferado en el territorio nacional, muchos de ellos, son extranjeros y otros, made in México ¡faltaba más!

¿Quiénes son los franquiciarios? ¿Quiénes los franquiciantes? Unos los conocemos porque salen en las revistas especializadas en estos tipos de negocio. Los más se pierden en el anonimato, pero los negocios siguen trabajando igual. Los que saben de estos esquemas dicen que son negocios “gana-gana” no andan inventando el hilo negro, que si le meten tacos porque el de la esquina vende muchos o que si mejor los envolvemos con este papel por ser mas económico, o mejor vendemos esta marca… o hacemos descuentos por pronto pago ¡nada! Take or leave (Perdón, me agabaché)... no tienes que cambiar nada porque el modelo es eficiente.

¡Ah que bonito negocio!... quién tuviera los recursos suficientes pa’ tener un juguetito de estos. Luego entonces, quiero deducir (con mis escasos conocimientos) que son eficientes, y redituables para quien los tiene, sea el dueño o el encargado (por nombrarlo de alguna manera) si no, no existirían.

Vemos en nuestro entorno restaurantes, farmacias, casas de cambio, empeños, ropa, escuelas, tiendas de conveniencia, cines, autoservicios, departamentales, idiomas, librerías, refaccionarias, vinaterías, agencias automotrices, de viajes, líneas aéreas y autobuses ¿mucha inversión? Bueno, pero también tenemos: tortas ahogadas, taquerías, aguas frescas, peleterías, zapaterías, dulces, telefonías, hasta para lavar carros… y así podremos nombrar a un sinfín de negocios con estos mismos esquemas.

Para este tipo de negocios, las franquicias, quiero pensar que son hechos por personas común y corrientes; muchas de ellas con estudios en mercadotecnia, administrativos, contables pero también las hay empíricas, en base a trabajo constante y durante muchos años lograron consolidarlas. ¿Será imposible buscar implementar estos esquemas en otras partes?

Aparte de vender estos negocios sus productos, también se puede pagar servicios como el agua y la luz, se compra “tiempo aire”… se paga el abono de la tienda departamental, periódicos y revistas se encuentran ahí, existen cajas de bancos para movimientos bancarios etc.

Imaginemos un lugar así donde podamos  pagar nuestros impuestos, tramites de licencias, actas de nacimiento, defunciones, agua, luz… que falta de visión, de sentido comun, el esquema preponderante en muchos ayuntamientos es efectivamente el de franquicias: “ganar-ganar”… pero solo para ellos, no dando ningún plus, ofreciendo mal servicio, baños en deplorables condiciones,  estos “ayuntamientitos bananeros” deberían de desaparecer para siempre los que se encuentran en estas condiciones, la extinción (contra natura) es necesaria.

Esto solo se logrará por la demanda de cada uno de nosotros por mejores condiciones y servicios… y por quién tenga capacidad de actualizarse y vaya con estos tiempos de cambios tecnológicos… la demagogia es historia.

Uno de los pretextos más recurrentes de todos ellos (los ayuntamientos) es la falta de recursos económicos… falso, recursos hay, pero mal aprovechados y la falta de sentido común es más que evidente que se carece de él, me refiero a quienes toman o deberían de tomar la decisión.

Digo… nomás como comentario.

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