miércoles, 15 de febrero de 2012

LOS RECUERDOS DE GUSTAVO RAMÓN...LOS ÓRGANOS

Órgano del Templo de Santiago Apóstol de Ixtlán del Río, Nay. 


Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo

En la reciente visita que hizo la Junta Vecinal de Acaponeta A.C. a la ciudad de Ixtlán del Río al sur de la entidad, entre los edificios que recorrimos con la certera explicación del cronista local Don Pablo Torres, está el del Templo Parroquial de Santiago Apóstol. Ahí noté que en el coro había un extraordinario órgano de tubos y de inmediato se lo hice notar al Dr. Gustavo Ramón Quintero Alduenda, que de estos temas sabe un puño y dos montones.

Ahí me comentó sorprendido el amigo Gustavo que era un elemento extraordinario y que no tenía idea que en Ixtlán hubiera un instrumento musical de esa naturaleza, sin duda, de los pocos que deben de existir en Nayarit. Me explica que los tubos son elementos que producen el sonido y que el tono de estos está directamente relacionado con la altura y la forma del tubo; el conjunto de diferentes tamaños tienen un sistema de vibración y de les denomina "juego"
Dr. Gustavo Ramón Quintero Alduenda.
También llegaron a su mente los recuerdos de los órganos que tuvo nuestra ciudad de Acaponeta y me comenta que, hasta donde él sabe el primero fue uno de "fuelle", y que estos ingenios musicales son instrumentos aerófonos con teclado y que los de fuelle tenían un pedalero en la parte inferior, con la que le imprimían el aire necesario para hacerlo sonar. Dice Gustavo que su mamá, la recordada pianista Yolanda Alduenda de Quintero, le contó que ese órgano lo adquirió para el Templo de Nuestra Señora de la Asunción el Sr. Cura Leandro Rocha.
Con la modernidad que arribó a Acaponeta llegó también la visita del candidato oficial a la Presidencia de la República, el desafortunado Gustavo Díaz Ordaz, y un grupo de ciudadanas y gente de la iglesia, encabezados por Doña Yola, le solicitaron un nuevo órgano, pues el otro ya mostraba serio deterioro; con tan buena suerte que al tiempo llegó un órgano eléctrico que funcionaba con bulbos, como los de las televisores de la época y que, rememora Gustavo Ramón, cotidianamente lo revisaba, le daba mantenimiento o reparaba --en aquel entonces joven-- Jorge Arturo Algarín, hijo de Doña Margarita González y Don José Algarín, quienes llevaban excelente amistad con el Cura José de Jesús Valencia Quintero, oriundo de la Hierbabuena, Jalisco y que era la máxima autoridad eclesiástica de la región. 
Maestra Yolanda Alduenda de Quintero.
Hoy, desgraciadamente ambos órganos están inutilizados y ven pasar el tiempo en el coro del Templo de la Asunción y los únicos órganos que se escuchan, son los de los hermanos Quintero Alduenda, Josefina y Martín, quienes llevan sus instrumentos eléctricos a las ceremonias religiosas.
Otra anécdota que recuerda el Dr. Quintero Alduenda, es la del órgano que las adineradas hermanas Carmen y Mercedes López donaron al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, a petición del propio Monseñor Valencia Quintero, cosa que hicieron con gusto, con la única condición de que no se supiera que habían sido ellas las altruistas personas que hicieron la donación, pues temían que los malandrines de la época se enteraran y ellas pudieran sufrir un secuestro. Estamos hablando del año de 1971. Ese órgano, por cierto, llegó primero a la casa de Yolanda Alduenda y Gustavo, un muchacho joven e imberbe que estudiaba en la Sala Chopin en la Ciudad de México y se alojaba en casa de la recordada Josefina Espinosa por la colonia Del Valle, tuvo la oportunidad de practicar su pedaleo, ante los ojos humedecidos de orgullo de la Maestra Yolanda y del propio señor cura.
Son estos algunos de los detalles que van llenando la rica historia regional de Acaponeta, esperando que hayan disfrutado estas vivencias y recordado a personas tan entusiastas y participativas del ayer.

2 comentarios:

Héctor Algarín dijo...

Con una pequeña acotación…era Luis Arturo Algarín González, hermano de mi padre y una aportación más a este interesante relato, con el tiempo llegaron a ser compadres el Sr. Cura José de Jesús Valencia y José Algarín López, mi abuelo.

Anónimo dijo...

Desde luego, el bautizado era hijo del sr. cura.